Capítulo 5

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Bueno, ganó la encuesta y aquí está... espero que lo disfrutéis. Se lo quiero dedicar a TelitaLaCosa_  Porque le prometí triplete pero no va a poder ser... No estoy en condiciones mentales para escribir más y no quiero forzarme uwu, espero que me perdone y me siga queriendo mucho.

Sin más, disfrutadlo y llenadme esto de comentarios para hacerme muy feliz.

V

Con la mirada perdida en un punto inexacto de la cafetería del congreso, removía casi por inercia su cola cao, suspirando pausadamente y calmando sus latidos, cada uno de sus sentidos ya que su aliento cortado y el pulso acelerado eran los claros indicios de una de sus tormentas.

Con los ojos cerrados y el repiqueteo de la cucharilla contra la cerámica de aquella taza, fue centrando cada uno de sus pensamientos en que por fin era viernes, que en unas horas recogería a Mar y a los gemelos en la escuela y pasarían juntos un nuevo fin de semana, alejando así de su mente la reunión que acababa de tener con la ejecutiva de su partido, la misma a la que también había acudido Abascal removiendo su estómago y despertando una vez más sus tormentas.

No entendía de ninguna manera como Albert se había acabado convirtiendo en ese ser rastrero que se vendía al mejor postor por subir sus influencias, pactando con la ultraderecha y aceptando entre sus filas al recién incorporado Abascal, fuera de prisión mucho antes de haber cumplido su condena, amparado por el buen comportamiento, provocando que Inés abriese una vez más la puerta de todos sus tormentos, volviendo a sus pesadillas, a su ansiedad que no le daba tregua... Volvía a estar una vez más en aquel zulo oscuro sin saber cómo escapar y, por si fuese poco, aquella situación desesperada había desembocado en la fractura prácticamente irreversible de su matrimonio ya que Irene, demasiado abstraída y enfrascada en hacer que el país se mantuviese en el estado de bienestar que la había llevado a una nueva legislatura pesaba demasiado sobre sus hombros.

No podía juzgarla, nunca lo haría pues ella mejor que nadie la entendía... Pero su situación casi desesperada la había empujado a marcharse para no volver, a redactar junto a sus abogados aquellos papeles del divorcio donde se regulaba la custodia de los pequeños de forma equitativa, donde poder encontrar un equilibrio que les devolviese la estabilidad, por el bien de su mente desquiciada y de sus hijos ya que estos no merecían sufrir por aquella situación insostenible.

Con un pequeño suspiro ahogado, detuvo la cucharilla mirando fijamente la leche chocolateada y los grumos de la misma, sonriendo suavemente al pensar en su pequeña Mar, la luz de sus ojos y su vida, la misma que adoraba aquella bebida tanto como ella, pensando qué nuevo plan podían llevar a cabo juntas el fin de semana con el único propósito de ver sus ojos brillando llenos de vida y alegría desmedida.

Abstraída del mundo, llevó la taza a sus labios, bebiendo un pequeño sorbo sonriendo suavemente al notar como Pablo se sentaba a su lado, removiendo sus cabellos con cariño.

-¿Día duro Ratona?- Le dijo tiernamente, mientras hacía una señal al camarero pidiendo un café. –Tienes muy mala carita.

-Normalito, como siempre...- Respondió, entre suspiros, bebiendo pequeños sorbitos de su cola cao. –Con ganas de matar a Albert pero eso no es nuevo.

-Bueno ya es viernes...- Dijo él, agradeciendo en silencio su café y removiéndolo tras echarle un poco de azúcar. –Hoy vienen los niños, podemos poner una película y encargar pizzas... Mar se pondrá feliz con lo mucho que le gusta el queso.

Iba a responder con alguna muletilla graciosa entre ambos, cuando notó como alguien se dejaba caer en el asiento de su lado, interrumpiéndolos abruptamente, dibujando el hastío en sus rasgos al reconocer a Sanchez, con esa sonrisa arrogante que tanta pereza le provocaba.

After youWhere stories live. Discover now