Capítulo 10

550 34 62
                                    

Hola! Martes de After you, lo voy dejando por aquí y escapo con una bomba de humo...

Se lo quiero dedicar a Sister Warrior aunque me va a odiar.

Disfrutad mucho y llenadme esto de comentarios jejej, hacedme muy feliz uwu.

X

Cuando el sol golpeó con fuerza su cara, insolente, provocando que entre muecas disgustadas fuese alcanzando la conciencia, despertándola de su sueño aunque no hacía ni tres horas que se había dormido, un quejido sordo escapó de sus labios reprendiendo a su yo pasada por haber olvidado cerrar la persiana.

Recuerdos a retazos de la noche anterior bailaban en su mente, despertándola para comprobar que no había sido uno más de sus sueños, producto de su anhelo por volver a sentir que volvían a un equilibrio, por volver a perderse en el deseo oscuro en la mirada de Inés, en cada uno de sus gemidos ahogados, de sus gritos entre las sábanas...

Un suspiro, largo y reparador, escapó de sus labios tras notar, sin necesidad de abrir los ojos, el peso de la jerezana entre sus brazos, con sus cuerpos enredados entre las sábanas y su piel desnuda encendiendo su tacto como pruebe irrefutable que su noche de entrega, placer y desahogo no había sido producto de su mente, había ocurrido calentando su vientre y haciendo latir un corazón que llevaba seis meses en pausa.

Poco a poco, acostumbrándose a la luz temprana, sus ojos fueron abriéndose, buscando casi con prisa el perfil sereno de Inés, sintiendo el vaivén de su pecho con cada respiración, aferrada en medio de un abrazo con su mujer completamente escondida en ese rincón seguro que representaba su pecho desnudo como sustituto de la almohada. Sin ganas de romper el momento que estaba viviendo, deseando con todas sus fuerzas parar el tiempo y quedarse para siempre congelada en aquel abrazo, cerró los ojos una vez más con una sonrisa, aspirando muy suavemente el aroma afrutado de Inés, compuesto por una mezcla de frutas salvajes y sexo, resquicios de su noche entre las sábanas que invadían el ambiente provocando que su cuerpo vibrase de pura emoción.

Sentía demasiado y no sabía cómo gestionarlo, las lágrimas bañaban sus ojos cargados de sueño, rememorando cada pequeño segundo de su noche, como Inés se había lanzado a sus labios sedienta, como habían estallado sin poder frenar, como pudo escuchar una vez más de sus labios cada gemido sordo que la llevaba al delirio o su voz susurrándole aquel apelativo cariñoso que había echado tantísimo de menos...

De pronto, abrió sus ojos una vez más al notar como Inés se removía entre sueños, murmurando suavemente, dándole a entender que no tardaría en despertar ya que fruncía el ceño y, aun dormida, intentaba apartar los rayos de sol que acariciaban su rostro llevándola a la conciencia antes de tiempo.

Sin poder apartar su mirada de ella, sonriendo abiertamente con el pecho retumbando al tener el pulso disparado y prácticamente enloquecido, posó sus labios sobre la frente de la jerezana, dejando en ellos un cálido beso que recibió un gruñido como respuesta.

-Buenos días Petita...-Le susurró, viendo como sus gruñidos se hacían cada vez más regulares, acompañados de quejidos en voz baja, mascullando débilmente sobre la maldita persiana. -¿Has dormido bien?

-Poco...- Masculló, removiéndose entre sus brazos y escondiendo la cara para escaparse de la luz insolente. –No cerramos la persiana...

-No pensamos en ello...- Le contestó, divertida ante sus palabras, empezando a dejar varios besos dispersos por su pelo y su mejilla. –Pero no es tan grave, podemos quedarnos en la cama un rato si quieres.

-No pensamos en nada Ire. –Respondió, demasiado enigmática sin salir de su escondite. –Me parece una buena idea quedarnos así un ratito más.

After youМесто, где живут истории. Откройте их для себя