𝑷𝒓𝒐́𝒍𝒐𝒈𝒐;

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Capítulo 0.

—Valente, seré directo. —el señor con poco cabello inhaló sosteniendo un bolígrafo para después mirarla fijamente— Cuidarás a un chico que viene de intercambio. —soltó, nervioso de como pueda reaccionar la alumna de ojos verdes frente a él.

Sin embargo, la mujer frente a él sonrió tomándolo por sorpresa. ¿Qué?. Pensó que se enojaría y le gritaría en francés pero todo lo contrario, sonrió y asintió emocionada.

La profesora de Literatura, a un costado del director, la miró con su ceño fruncido. En cambio, el profesor de Deportes sonrió. Sabía que Luna no reaccionaría de mala manera, y si lo hubiese hecho, estaría con toda la razón pues, ¿Como es que en la cuarta semana de clases el director te saque de tu aula para decirte que cuidaras de un chico nuevo y desconocido para ti, y probablemente, para toda la universidad?.

—¡Que padre! —exclamó sin perder su sonrisa— Tengo muchas dudas respecto a lo que acaba de decirme, señor Director, espero que no le moleste que le haga preguntas.

Siempre tan educada.

El señor de cincuenta años sonrió, y se recargó en su silla de cuero giratoria.

—Cuando termine de hablarle un poco más sobre cómo están las cosas le daré una hoja donde viene lo que más importa sobre el alumno, eso, por si se le llega a olvidar algo de lo que aquí mencionamos. —la mira y niega— Aunque no lo creo, usted es una de las excelentes alumnas con mejor memoria según maestros y profesores. —Luna sonrió orgullosa al escuchar aquello, y asintió levemente. Era muy cierto lo que él decía— Sin embargo, todo puede pasar, ¿no? —La ojiverde asintió— De acuerdo, mire Valente. La persona a la que usted cuidará es un chico, no es de ninguna parte de México, es europeo, específicamente de Italia, así que, por ende, no comprende muy bien el español y mucho menos conoce nuestra cultura mexicana. Él está aquí porque al igual que usted, es uno de los mejores alumnos de la mejor escuela italiana. Prácticamente el joven se ganó ese intercambio y esta universidad tiene la suerte de tenerlo a él y a un compañero más.

Luna en toda la plática había prestado toda su atención y estaba con la boca abierta. ¡Era increíble! Se encargaría de un chico nerd italiano. ¡Italiano!. Un país que ella anhela con conocer y aprender muchas cosas de el, su idioma, cultura, ¡sus leyendas!, y por supuesto mucho más. Ella había leído por ahí que los italianos se conocen por ser románticos, ¿será cierto?, bueno, eso ya lo investigaría personalmente.

Pero faltaba algo. La castaña frunció su entrecejo.

—¿Y cómo es que se llama? —preguntó, ladeando su cabeza curiosa.

El director frunció su ceño y murmuró unas palabras que no escuchó. Se inclinó hacia adelante y comenzó a buscar entre los papeles que tenía en su escritorio.

Luna arqueó una ceja. ¿No sabe como se llama?. Negó con una sonrisa divertida y cruzó sus piernas esperando a que la mayor autoridad de la universidad se dignara a responder su pregunta.

—Uhmm, ya casi... Por aquí lo dejé... ¿Dónde est... ¡Ajá! Listo, ya lo encontré. —el hombre regordete saltó de su silla haciendo reír levemente a la joven. Leyó rápidamente algunas cosas que Luna no entendía por su rápida lectura— y... ¡Bingo! El joven proveniente de Italia tiene por nombre Matteo Balsano Abba y tiene veinte años, los cumplió justamente hace dos días. —terminó su respuesta a la pregunta de la joven y se sentó ya más calmado— Tenga. —Le entregó la hoja que él había mencionado al comienzo y Luna la aceptó encantada. La miró unos segundos para después doblarla y guardarla en el bolsillo de su chaqueta— Matteo viene el otro Lunes, lo digo para que se vaya preparando. ¡Ah! Y casi lo olvido. Esto tiene su recompensa. —sonríe.

El chico de intercambio; lutteoWhere stories live. Discover now