𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆.

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Capítulo 17.

Matteo.

—Luna yo... te quiero, mucho. Non sai quanto amore ti ho preso in questo breve tempo... uhmm... perdón, yo... —me quedé sin habla, las palabras se me fueron. Aprieto mis labios. No puede ser posible que no tenga las palabras correctas para este día. Gruño y tallo mis ojos frustrado.

Solo sé tú, Matteo. ¡Dale! no puede ser tan difícil... No, en realidad sí es muy difícil, cazzo.

Miro fijamente mi reflejo en el espejo. Sí, tuve que requerir a mirarme a mí mismo para ver mis expresiones y qué tan idiota puedo parecer. Ruedo mis ojos y me giro tomando mi mochila, no sin antes echarle un vistazo al reloj a un costado de la televisión. Quince para las nueve. Vaya.

El tiempo sin duda se pasa rápido.

Hoy entraba tarde a la universidad gracias a que había un... uh, no se cómo llamarle. ¿Evento? un baile no sería la definición correcta, simplemente sé que ahora mismo hay chicos y chicas en la universidad decorando y poniendo varios tipos de puestos, de comida, juegos, fotografías y todo lo que se les pueda ocurrir. ¿Sería una especie de feria? ni idea, jamás había visto algo como esto y cuando me lo dijeron solo me confundí mucho.

Al menos será divertido, o eso es lo que me comentó Marcos, un compañero de administración.

Suspiro y revuelvo mi cabello para después salir y cerrar la puerta de mi habitación. La casa estaba muy silenciosa sin Luna y sus padres. Los señores Valente se habían marchado a lo que parece ser una junta y Luna se fue a la universidad a la hora en la que normalmente entramos.

Eso fue porque ella sería una de las organizadoras de dicho evento. Me lo comentó Nina ayer por la noche.

Y sí, pasaron dos días desde que, bueno, me rogó por acostarme con ella. Joder hasta me resulta incomodo pensarlo. Y no pasó nada, una vez más fui evitado por Luna Valente, terca, orgullosa y testaruda.

El domingo, osea ayer, se fue a la casa de Nina a quedarse todo el día, por lo que hoy tampoco la vi. Y bueno, el sábado fue el peor día. Literalmente estuvo encerrada en su habitación y si nos encontrábamos no me miraba ni siquiera de reojo. Si no fuera porque Marcos me sacó de la mansión me la hubiera pasado encerrado de igual forma en mi pieza. Y digo que fue el peor día porque el imbecil me llevó a una cita doble.

Gruñí de solo recordarlo. ¡No me lo mencionó! mucho menos me dijo a dónde me llevaría en camino allá. Solo se mantuvo en silencio y con una estúpida sonrisa de oreja a oreja mientras me pedía que me calmara. Y cuando llegamos al restaurante, me quedé confundido, incluso llegué a pensar que Marcos le tiraba al otro bando, pero caminamos hacia dos chicas, una de cabello de colores y la otra pelinegra, me quedé quieto y solo pensé en matarlo. Sin embargo, el muy imbécil se sentó con rapidez al lado de la chica de cabello de colores y sonrió de manera muy exagerada.

Solo me dijo "Diviértete Balsano" y se pasó la noche con esa chica mientras que la pelinegra intentaba sacarme una conversación. Conversación a la que respondía con monosílabos y sonrisas falsas. No era culpa de Sandy que yo me comportara como un idiota, pero simplemente no podía hablarle sabiendo que Luna estaba mal conmigo y que, bueno, tenía novia...

Sí, un poco tarde para pensar en eso. Bufé.

Le sonreí un poco a Tino, quien amablemente se ofreció para llevarme.

—¿Qué tal, Matteo? —me saludó con esa alegría común en él. Encogí mis hombros son borrar mi pequeña sonrisa y entré al coche.

Él encendió el auto y después de unos segundos lo puso en marcha.

El chico de intercambio; lutteoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum