𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑻𝒓𝒆𝒄𝒆.

1.2K 105 51
                                    

Capítulo 13.

Sentí sus labios tocar los míos por tercera vez y una sonrisa no tardó en crecer en mi rostro. Lo miro con una ceja alzada cerrando mi libro y dejándolo en mi regazo.

—¿Acaso no tienes algo más que hacer? —le pregunté divertida. Él miró hacia el cielo pensativo.

—No. La verdad es que no. —sonríe. Ruedo mis ojos y niego— ¿Qué? Prefiero estar besando tus labios, así no me aburro.

—Sí, y no me quejo del todo, pero yo necesito estudiar, señor coqueto. —doy un toque a su nariz.

Hoy estábamos muy melosos y siendo sincera, me encanta estar así con él. Se pone muy romántico y tierno y esas acciones hacen que sientas esas típicas mariposas en el estómago. Muerdo mi labio inferior al ver que niega como un niño chiquito.

—Sos la persona mas aplicada que conozco, sé que serás la nota más alta de tu clase. —se inclina besando mi nariz— Además... —alargó, tomando mi libro en su mano colocándolo atrás de él— ya estudiaste demasiado. Descansá un poco, ¿sí? —acarició mi mejilla. Le sonreí tiernamente y di un pico en sus labios. Asentí sin borrar mi sonrisa.

—Está bien, te haré caso. —suspiré rendida, recostándome en su pecho. Después de todo, Matteo tenía razón. Me la había pasado estudiando.

Salí temprano de la universidad y al instante tuve que venirme a casa, lo único que hice fue mandarle un mensaje diciéndole que lo esperaría en la mansión y ya

A las dos horas llegó con una sorpresa. ¡Un ramo de rosas! ¡Yo amo las rosas! son hermosas y su olor es único. Mi reacción fue lanzarme a sus brazos aplastando un poco a las pobres flores. Ese regalo de su parte me dejó anonada y con una sensación bonita en mi corazón.

Ahora, después de casi cuatro horas, nos encontrábamos en el jardín trasero de la mansión, acostados sobre una manta morada admirando el cielo. Estaba todo muy tranquilo y relajado, muy cómodo e incluso me atrevería a decir romántico por las caricias que Matteo brindaba a mi cintura y brazo, pero eso se fue cuando el teléfono de él comenzó a vibrar y sonar.

Le estaba entrando una llamada. Me separé un poco de él para que pudiera agarrar su cel y cuando miró la pantalla, su rostro cambió y su cuerpo se tensó.

Fruncí mis cejas. Me levanté hasta quedar sentada, apoyándome en una sola mano, la otra la tenía tendida en su abdomen.

—¿Todo bien...?

Ni siquiera pude terminar de preguntarle porque se levantó súper rápido.

—Tengo que contestar, en unos minutos vuelvo. —y se fue. Ni siquiera me miró.

Parpadeé tratando de comprender lo que acababa de suceder. ¿Le habrá pasado algo a su familia? Hice una mueca y rasqué mi brazo. Miré hacia donde se había ido. No quiero parecer intensa o algo por el estilo, pero quiero preguntarle el por qué de su comportamiento.

¿Quién le habrá llamado para que se pusiera así de tenso y nervioso?

Matteo.

Mi corazón está latiendo muy deprisa. Joder. ¿Qué hubiera sido si Luna veía que era Camila quien llamó por cuarta vez en el día? ¿Sería capaz de mentirle... una vez más? Mierda, no. No quiero hacerle daño. Sé que mis comportamientos y pensamientos idiotas no ayudarán en un tiempo más, pero simplemente no sé cómo decirle que en todo este tiempo hay una novia la cual me está esperando en Italia. Dejé caer mi cabeza contra la pared importándome poco el golpe que recibí.

Tendrás que decirle en algún momento.

Sí, pero eso será luego. Ahora solo disfrutaré de ella, porque siendo sincero, me está encantando compartir mi tiempo con ella, me gusta besarla y abrazarla, la sensación es agradable que asusta. Asusta porque sé que la perderé.

El chico de intercambio; lutteoWhere stories live. Discover now