IX. The sky's more blue

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Malibú - Miley Cyrus

−¡Buen día, grupo! –Agustín se levanta con mucha energía. Es el primero en despertar y por eso está cambiado con sus bermudas de malla y una musculosa blanca– ¡Arriba ésta gente que hoy es un buen día para agitar la matraca! –y les arranca las sábanas a sus compañeros que refunfuñan semi-despiertos. 

−¿Desayunaste con dnergizante? –Federico se queja y mete la cabeza bajo la almohada cual ñandú. 

−Soñé algo que me la subió así que ahora solo quiero disfrutar porque para eso estamos acá.

−¿Con qué soñaste? –le pregunta Peter refregándose los ojos– no, mejor dicho con quién soñaste y qué le estabas haciendo. 

−¡Estamos de vacaciones, compañeros! ¡Hay que celebrarlo!

−¡Callate! –le grita Diego y también le tira con una ojota que Agustín esquiva. 

−No tengo tiempo para sus ganas de dormir, así que se van a levantar, vamos a desayunar y después nos vamos a ir de joda porque el día está hermoso y también porque lo di- −pero cuando corre las cortinas del balcón, cambia la cara. El cielo está gris y no deja de lloviznar– ¿Es joda? 

−No sé qué pasó, pero le doy las gracias a lo que te haya callado –Federico se levanta y queda un rato sentado mirando un punto fijo entre sus pies. 

−Está lloviendo. 

−Buenísimo, podemos seguir durmiendo –Diego gira sobre el colchón respetando su posición fetal. 

−No es gracioso –Agustín le clava la vista– estamos de vacaciones en una isla y está lloviendo. ¿Qué hacemos? No podemos ir a ningún lado. 

−Quizás después pare, Agus –Peter usa su tono pasivo y baja de la cama. 

−¿Y si no para? ¿Qué hacemos si llueve todo el día? No quiero quedarme encerrado en el hostel. Es un embole quedarnos encerrados. 

−En serio, decime qué soñaste porque ya me estás asustando. 

−Tampoco teníamos nada planeado para hoy –Federico estira los brazos cuando se para. Después se rasca un glúteo y encamina al baño– así que como primera instancia me gustaría bajar a desayunar –y se pierde detrás de la puerta corrediza. 

−Nunca se tiene nada planeado con ustedes –se queja mirando por el balcón– pero mirá que clima hijo de su madre. Mira si va a estar tan nublado y va a llover tanto. 

−¿Por qué no empezamos el día por lo principal que es tomar algo y después vamos viendo lo que surge? –propone Peter que se cambia la remera y calza las ojotas. Lo busca para traerlo hacia él desde los hombros– ahora nos fijamos como va a estar el clima durante el resto del día, pero no hay que preocuparse y hay que pensar que solo es un día de un montón de otros que vamos a poder seguir disfrutando como lo venimos haciendo hasta ahora. 

−Pero está lloviendo... −y hace un puchero cual pequeño que no consiguió ganar el primer premio. 

−Y siempre que llovió paró, compañero. ¿Venís, Diego? 

−Uhm... −responde con la boca pegada a la almohada. Agustín revolea los ojos. 

−Vamos a estar abajo –le avisa, pero solo ve que se acomoda mejor para continuar durmiendo. Peter guarda su celular en el bolsillo al mismo tiempo que golpea la puerta del baño para dar aviso a que saldrán. Agustín abre la puerta de la habitación y se reencuentra con Mariel y su puño levantado a punto de tocar. 

MI ÚLTIMA CANCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora