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Jungkook



Estaba por terminar de editar un vídeo para un cliente. Me gustaba que mis trabajos estuviesen bien hechos, así que, yo me asegurada de re-editar y de revisar una segunda vez cada planificación en la que mi empresa trabajaba.

Mantenerme involucrado y trabajar, hacía que olvidara los problemas de mi vida, inexistentes hasta que cierto castaño se apareció.

— Listo. —dije una vez estuve más que satisfecho con el resultado, tronando mis dedos antes de guardar el vídeo en un disco externo, para luego enviarlo por correo. Me puse de pie, dándome cuenta por primera vez que me había saltado la hora del almuerzo, por unas buenas tres horas.

Perdía por completo la noción del tiempo cuando trabajaba.

— A comer —me dije a mí mismo, dirigiéndome al refrigerador, buscando por sobras que pudiese usar para cocinar, ya que mi reserva de ramyeon se había agotado la noche anterior. Tenía que recordarme a mí mismo pasar por la tienda para comprar más la próxima vez que estuviese en la ciudad.

Encontré un envase con vegetales salteados y otro con arroz de hace dos noches y los tomé, sacando también un par de salchichas de pollo y un huevo. — Arroz frito será. Dejé todo en la encimera, poniendo el sartén sobre el fuego mientras cortaba en rodajas pequeñas las salchichas y dejaba en un pequeño bowl el huevo recién batido.

Yo no era precisamente fenomenal en la cocina, pero sabía lo suficiente para no morir de hambre cuando no tenía ramyeon y para tener una dieta medianamente balanceada y decente. Me gustaba el arroz frito, porque parecía una comida elaborada cuando realmente era un platillo muy fácil de preparar, ya que conllevaba muy poco esfuerzo.

— ¡Huele bien! —exclamé, luego le añadí un poco de pimienta y sal al arroz en la sartén, terminando de saltearlo antes de apagar el fuego—. Muy bien. Listo.

Me moví para buscar un plato cuando el timbre me sobresaltó.

¿Quién podría ser? Sabía que Seokjin-hyung se había ido todo el fin de semana a visitar a sus padres en otra ciudad y aparte de él, nadie más se aparecía en mi casa sin avisar.

¿Acaso sería algo que ordené por internet? Aunque lo dudaba porque ellos no entregaban los fines de semana.

Caminé hacia el pequeño intercomunicador junto a la puerta y presioné el botón que encendía la cámara de la entrada, entrecerrando los ojos para poder ver en la pequeña pantalla cuando no encontré a nadie.

¿Eh? ¿Sería una broma?

Presioné en su lugar el botón que activaba el micrófono. — ¿Hola? — Y me alejé de golpe cuando el rostro serio y los ojos fijos de Taehyung me saludaron... él estaba mirando fijamente a la cámara y de alguna forma se sentía como si estuviese mirando directo hacia mi alma.

¿Qué estaba haciendo él aquí? y lo más importante, ¿cómo sabía dónde vivía?

Me acerqué de nuevo al pequeño aparato, inseguro y presioné el botón que abría la puerta de la entrada. — Sube, por favor.

Me quedé de pie ahí inseguro sobre qué hacer a continuación. ¿Qué debería decir? ¿Simplemente saludar casualmente? ¿Pretender que no es la gran cosa que este aquí? No es como que estar a solas en tu casa con la persona que es tu alma gemela y que también sucede que fue tu amante en otra vida, fuese motivo suficiente para ponerse nervioso y actuar ridículo... no, para nada... en el absoluto... hehe.

El timbre casi me hizo saltar... de nuevo. Y me obligué a mí mismo a mantener la compostura, así que, tomé la manija y contuve una gran bocanada de aire. — Hola. —le dije con una sonrisa enorme, por supuesto, ensayada tan pronto abrí la puerta.

Taehyung se veía serio, mucho más serio de lo usual, pero podía notar el nerviosismo que salía de él. — Hola... eh —Taehyung observó mi atuendo y miró lejos casi de inmediato, sus mejillas coloreándose, antes de hablar—: uh...

¿Uh? Me miré a mí mismo entonces y noté que estaba usando un par de shorts holgados y un delantal blanco con pequeñas zanahorias en él... sólo eso... y nada más.

Oh vaya. Mierda.

Estiré mi mano hacia el perchero junto a la puerta y tomé el primer suéter en el que puse mis dedos, deslizándolo por mi cabeza y metiendo mis manos en las mangas haciendo un desastre de mi cabello en el proceso —. Lo siento por eso, estaba cocinando.

— Oh, ya veo...

— Sí...

Un silencio incomodo se instaló entre nosotros. Por alguna razón me sentía inquieto, como si quisiera hacer algo... como si necesitara... — Ven adentro.

— ¿Eh?

— Quiero decir, no te quedes ahí afuera. Pasa, adelante.

Taehyung asintió rápidamente, caminando más allá de la puerta y de mí, dejando sus zapatos junto a la entrada y tocando tentativamente con sus pies descalzos el piso de madera. Sus pies se ven delgados y... bonitos. Dios, ¿desde cuándo yo me fijaba en los pies de la gente? Me estaba volviendo cada vez más y más en un completo rarito. Cerré la puerta y quise golpear mi frente contra esta, para poner a mis pensamientos en orden o para desmayarme. Lo que sucediera primero.

Sólo... actúa normal.

Me giré y lo atrapé olfateando suavemente el aire.

Ah. La comida.

— ¿Almorzaste?

— ¿Eh? Oh... no.

Bien—. ¿Te gustaría comer?

— Oh no, no, no quiero molestar, sólo vine a traer esto. —dijo entregándome una carpeta.

La tomé sabiendo que eran cosas relacionadas a la boda y la dejé encima de una repisa a mi lado, intentando no parecer grosero, pero yo realmente no quería pensar en eso ahora—. No sería una molestia. Hice mucha comida y la compañía no me vendría mal.

— Per-

— Además —lo interrumpí—, no has comido. Vamos.

Quédate, por favor.

— Está bien, acepto. Gracias por la invitación.

Intenté no verme tan emocionado, pero una sonrisa rompió a través de mi rostro y pude verlo observarla fijamente. Yo no sabía disimular en lo absoluto.

— Vamos. —Taehyung me siguió a la cocina y le indiqué que se sentara en la mesa mientras yo traía la comida, sacando adicional un envase con kimchi y otro con vegetales dulces del refrigerador, para acompañar el arroz.

Regresando luego por dos latas de coca cola y por un poco de alga nori.

Taehyung observó todo con atención mientras me sentaba frente a él.

— Gracias por la comida. —dijimos al unisonó, empezando a comer de inmediato. Quería hacer conversación, porque no todos los días uno veía a su alma gemela a solas, porque sí, después de confirmar que Taehyung veía los mismo recuerdo que yo, no quedaron más dudas en mi mente sobre lo que éramos el uno para el otro—. ¿Cómo has estado? No te he visto desde —Ese abrazo —...hace un tiempo.

— Sí... pasó un tiempo. Todo está bien, es un poco ocupado en el trabajo, lo usual. —Me miró—. ¿Y tú?

— También he estado ocupado con el trabajo, pero es bueno que puedo trabajar desde casa y sólo ir a la oficina algunas veces a la semana.

— Oh, eso es bueno.

Suspiré silenciosamente, mientras una pregunta estaba picando en mi lengua tal vez sería un poco arriesgado preguntar, no tanto por la pregunta en sí, era más bien la respuesta lo que me inquietaba un poco.

— Taehyung-ssi.

— ¿Si?

— ¿Por qué estás aquí?

Eso lo hizo mirarme—. Vine a traer la-

Lo interrumpí negando con la cabeza suavemente—. Sabes lo que estoy preguntando. Pudiste simplemente haber dejado esa carpeta en el edificio de oficinas donde sabes que se encuentra la empresa, no tenías que haber venido.

— Quería hacerte llegar eso hoy.

— Taehyung-ssi, no es como que mi casa estuviese de camino, estoy a unos buenos 45 minutos de la ciudad. Entonces, ¿por qué?

— ¿Quieres que me vaya? —Había cierta inseguridad en sus ojos, que hizo que sintiera la urgencia de confortarlo.

— No dije eso —respondí suavemente—. Simplemente quiero saber el porqué. Sabes que puedes ser honesto conmigo... estamos en esto —lo que sea esto—, juntos.

Taehyung miró hacia su plato, jugando con la cuchara en sus dedos—. La verdad es que no lo sé.

— ¿No sabes?

— Uh huh. —Me miró tentativamente por debajo de sus pestañas—. Realmente no sé por qué vine, yo sólo sé que —las puntas de sus orejas se volvieron de un rojo ligero—... quería verte.

Oh... — Y-ya veo.

Se apresuró a continuar—: Sé cómo suena eso, pero esta cosa que tira de mí —señaló su pecho—, hacia ti, me estaba molestando y no podía apaciguarla, así que... aquí me tienes.

Aquí estás, más no te tengo—. Siendo honesto —rasqué mi mejilla, ligeramente avergonzado—, también estuve sintiéndome inquieto.

— Oh —Eso lo sorprendió y una pequeña sonrisa se formó en sus labios—. Es bueno, saber que no estoy loco y que no sólo me sucede a mí.

— Sí, es un poco inquietante, pero reconfortante al mismo tiempo.

— Lo es. —Noté como cierta tensión que había en sus hombros tan pronto entró a la casa había desaparecido. Me hacía sentir todo cálido en el pecho saber que pude brindarle algo de alivio.

— Por cierto, ¿cómo supiste mi dirección?

Yo tenía una muy buena idea de quién pudo haberle dado mi dirección sin siquiera preguntarme primero—. Bueno, me encontré con ese Hyung que es el ceo del departamento donde trabaja Eunhee —Seokjin Hyung, por supuesto—, hablamos por un rato y él me dio tú dirección cuando le pregunté dónde podría encontrarte un sábado. Lo siento, pensé que él te lo diría.

— No te preocupes, no me sorprende.

Taehyung sonrió—. Él dijo justo eso, que no te sorprendería.

No pude evitar sonreír también—. Así es él. —Negué con la cabeza al imaginarme cómo debió haber sido esa conversación entre ellos— Es todo un personaje. —Me levanté de la mese—. Lavaré los platos.

Taehyung se levantó de golpe también—. Te ayudaré.

— No hay necesidad de eso, además —miré su plato—, todavía no terminas.

Él lo miró también dándose cuenta que no había comido más de un par de bocados. Observé asombrado como en tres enormes cucharadas terminaba todo el contenido del plato. — Liftophm —intentó hablar con el interior de sus mejillas llenos de comida y se cubrió la boca, luego de masticar intentándolo de nuevo—. Listo.

Lo observé con las cejas levantadas. — Te dolerá el estómago por haber comido así de rápido.

Taehyung me siguió cargando algunos platos. — No será un problema, estoy acostumbrado a comer rápido.

— ¿Sí? —pregunté por encima de mi hombro, interesado. — ¿Por qué es eso?

— No sé si recuerdas que soy un chef, el chef en jefe de mi restaurant de hecho, así que, siempre estoy corriendo de aquí para allá garantizando que todos los platos estén perfectos, verificando que todos los comensales reciban lo que pidieron y asegurándome de que de hecho disfrutaron de sus comidas, todo eso me deja muy poco o nada de tiempo para comer.

— Ya veo... —Es un chef, por supuesto. Lo había olvidado por completo. De haberlo recordado nunca le hubiese invitado a comer mi arroz frito hecho con las sobras del refrigerador. Mierda, ¿qué habrá pensando de mi comida? Y prácticamente lo forcé a comer cuando él no quería—, lo siento.

— ¿De qué hablas? ¿Por qué te disculpas?

— Por lo que te hice comer, sé que no debió haber sido un buen rato cuando tú comes... bueno las cosas increíbles que preparas. —Me sentía profundamente avergonzado—. Lo lamento.

Dejé los platos en el lavavajillas y tomé los que él llevaba en sus brazos, pasándole unos guantes de látex y poniéndome unos yo mismo.

— Me gustó. —No respondí nada y empecé a lavar los platos silenciosamente y cuando él no tomó el plato que le tendí, me volví a mirarlo—. Te dije que me gustó. Y sí, es cierto que no estoy acostumbrado a comer arroz frito, pero realmente me gustó.

— No tienes que decir eso para hacerme sentir mejor. Use las sobras que tenía en el refrigerador, y también lo comí, así que sé que no fue tan bueno.

Taehyung negó—. Me gustó porque me hizo recordar a cuando era más joven y aunque sea difícil de creer, la comida casera es mi favorita. Sé que soy un chef y que no debería ser el caso, pero hay algo en la comida casera que hace que sepa tan bien para mí. Genuinamente pienso que no hay nada mejor, así que, no hay razón para que te disculpes. —Lo miré sorprendido ante su confesión—. Además, Jungkook-ssi —Me estremecí cuando dijo mi nombre, siempre me hacía estremecer de gusto cuando decía mi nombre. Me preguntaba si habría sido igual para mi yo de antes—, por invitarme a comer tu comida casera, estoy agradecido, así que... —inclinó ligeramente su cabeza hacia delante— Gracias

— Lo entiendo, lo entiendo eso no es necesario.

Me miró por debajo de sus pestañas con su cabeza todavía inclinada y lo que vio en mi rostro, hizo que una de las esquinas de su boca subiera en una pequeña sonrisa de lado.

Sentí que había visto esa sonrisa un millón de veces... aunque era la primera vez.

Una explosión de felicidad en mi pecho aceleró mi corazón y tragué grueso. Mi anhelo de tocarlo sintiéndose casi insoportable, casi, por lo que me forcé a volverme de vuelta hacia los platos.

— No creas que esa reverencia te hará exentarte de secar los platos.

— Hey —Soltó una bonita y profunda risa y me empujó con su hombro, enviando pequeños cosquilleos eléctricos por mi brazo y directo hacia mi corazón—. Tú yo quién se ofreció a ayudar con los platos.

Sonreí y lo miré de reojo, encontrando que sus ojos también estaban en mí—. Ya lo sé, tonto.

Regresamos nuestros ojos a los platos, reanudando nuestra tarea.

— El tonto eres tú. —murmuró y una sonrisa se quedó fija en mi rostro, mientras un cómodo silencio se asentaba a nuestro alrededor.

Lo sé, sé que el tonto aquí soy yo... por emocionarme como un niño enamorado cuando sé que tú estás comprometido y que te vas a casar con una buena chica.

Ah.

Enfócate, Jungkook-ah.

Una vez que terminamos con los platos lo envié hacia la sala de estar mientras yo terminaba de ordenar las cosas en la cocina, apresurándome porque no quería hacerlo esperar, así que cuando finalmente me desocupé y fui a su búsqueda me detuve junto a la pared cuando lo encontré observando mi departamento, comiéndose con los ojos las fotos que tenía colgadas en el salón.

Ah, es cierto... a él le gusta mi trabajo.

— ¿Qué te parecen? —pregunté, saliendo de mi escondites y deteniéndome a su lado.

— Son increíbles, no sabía que conservabas tantas de tus fotos así.

Me reí suavemente—. Gracias. No es la gran cosa realmente, sólo conservo las que tienen algún significado especial para mí.

— Lo entiendo. —dijo mirando maravillando cada una, deteniéndose en una en particular, la más reciente de mi pequeña colección—. ¿Y esa? Ese árbol de cerezo luce familiar, ¿no es ese el parque que está en-

— Sí. —respondí rápidamente. Donde te vi por primera vez, justo frente a ese árbol—. Es un árbol del parque.

— La luz que pasa entre las ramas ilumina los pétalos rosados y hace que parezca como si brillaran, además el viento sacudía las hojas y capturaste algunas volando a lo lejos... de alguna forma... me encanta. —murmuró.

Soulmate bells ↬ |kookv|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora