Villete

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La chica sufría de una extraña imaginación o era el síndrome de tripofobia. Edward sin poder evitarlo se rasco la cara, sí; la mente era muy engañosa. Necesitaba que su compañera dejara de pensar en eso.

—tengo la primera edición de Villete de Charlotte Bronte. ¿Quieres que te lo preste? —ofreció mientras trataba de enfocar su vista hacia su compañera que había dejado de imaginar. Escuchar la palabra "Villete" había funcionado porque recordó el libro que no pudo comprar cuando lo vio en una librería en Port Ángeles.

— ¿lo tienes?

—claro. —aseguró con una de sus sonrisas que descolocaría a cualquiera.

—dices que es primera edición, ¿no tienes una edición más reciente? —preguntó con cierto interés y una emoción disfrazada a estoica pero el latido de su corazón se aceleraba.

Edward tuvo un látigo de querer complacerla y así lo hizo. Era estúpido lo que estaba sintiendo, y el mismo lo sabía. Desde que vio a Bella Swan estaba sintiendo esas ganas de protegerla y ahora que tan solo tiene cuarenta minutos de entablar una conversación con Lowood, quería complacerla y hacerla feliz. Tuvo que apretar las manos para evitar respirar y quebrarse para ser el depredador que era.

"que tenga una edición nueva, que tenga una edición nueva"

Sonrió al escuchar las suplicas internas de su compañera.

—También tengo una reciente, una de mis hermanas lo compró hace unos meses —mintió, ninguno de sus hermanos les gustaba ese tipo de lectura, y si lo hacían no conservaban los libros, solo los que les haya llamado la atención. Quien tenía ese libro era su madre Esme—. ¿Por qué quieres uno más reciente? —preguntó interesado, ya que la mayoría de las personas le gustaban las cosas que eran de primera mano. Edward leyó la mente de Shirley... y se quedó sorprendido por lo que vio.

—no me gustaría perder un libro caro y de primera edición, tengo una hermanita que a veces toma las cosas y las destruye. No puedes culpar al niño si él no sabe el valor del objeto.

Edrad asintió. Pero más se interesó en la chica. Era cierto que algunos de los libros que tiene Shirley, los rompió su hermana, pero los otros era culpa de su padrastro que se desquitaba con golpearla y romperle los libros que ella atesoraba o leía a escondidas. Sintió ganas de gruñir pero se tranquilizó volteó hacia atrás y vio a Bella viéndolo.

Bella Swan era un misterio para él.

—por cierto, ¿sabes francés? —fue la pregunta de Lowood.

Edward dejó de observar a Bella para poner atención a su compañera. Lowood quería que tradujeran partes del libro que no entendía.

—Poco... —era mentira, el sabía hablarlo fluido.

— ¿puedes decirme que dice aquí?

-"C'est la gouvernante?" —Leyó— dice que si es la ama de llaves —respondió. Vio como Shirley anotaba en la parte de arriba que decía.

Edward sintió un calor cálido al sentir que Shirley estaba más cerca de lo que el creyó capaz. Aquella chica no sentía miedo de él. Al contrario en su mente estaba más que agradecida por traducirle las demás frases que ella no entiende.

Shirley alzó la vista para verlo, "Ángel" en vez de "inhumano". No podía negar el hecho que se sintió más atracción por la chica al ser aceptado tal y como era. Shirley no le dio una sonrisa solo una mirada cálida. Y volvió a preguntarle que decía en la siguiente página.

Vio que en la siguiente página, tenía manchas de sangre secas y Shirley revivió un recuerdo.

La lectura era su ruta de escape cuando era golpeada. Edward disimuladamente vio de reojo a Shirley, y notó todas las magulladuras debajo de capas de pintura y ropa. ¿Por qué no se había dado cuenta?

— ¿Cuándo me darás el libro? —preguntó ella rompiendo sus pensamientos y para que evitara que la siguiera observando.

—Mañana —confirmó, vio como la chica estaba feliz, ya se imaginaba leyendo el libro cerca del rio observando a su "hermana" jugar. Shirley le dio una sonrisa. Algo lo hizo estremecerse al ver esa sonrisa sincera que ella le dio. Edward deseó hacerla reír más seguido y ver esos ojos cálidos llenos de anhelo.

—gracias. ¿Te importa si leo un poco...? —preguntó mientras veía su libro para ponerse a leer. Edward quería seguir hablando con ella, incluso seguir traduciéndole, pero decidió que no le importaba enfocar su poder en ella y leer todo lo que ella podía brindarle.

—no. Adelante.

Así paso más de treinta minutos donde Shirley leía mentalmente y repetía frases que ella le gustaba, era un sentimiento cálido que lo hacía querer quedarse así. Observándola leer y el leer esa mente de ella. Su burbuja fue rota por el profesor Banner.

Al final de la clase Edward acompañó a Shirley a su próxima clase. Edward se dio cuenta que la mayoría de los estudiantes se los quedaban viendo.

Shirley (Edward Cullen x oc)Where stories live. Discover now