Adelante

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El regreso a clases era obligatorio, la psicóloga le dijo a Charlie que ella tenía que aceptar la perdida y seguir adelante. Shirley pensó que la psicóloga estaba mal, ya que ella nunca sabrá como se siente perder a un hijo. Isabella se encontraba en la sala esperándola con una cara casi imperturbable, si no fuera por el nerviosismo que demostraban sus ojos ella hubiera caído.

—vamos, se nos hace tarde...

Shirley quería decirle que se callara, que de hecho ella ni quería salir de la casa, pero Charlie había hablado con ella. Desde que ella se mudó en la casa de Charlie, se la pasó la mayor parte encerrada y solo salía cuando necesitaba un poco de agua. El apetito se había ido, las ganas de querer vivir era inverosímil para ella. Ella sentía que si hacia algo era como traicionara a su hija. Ella se sentía cansada, agotada y por si fuera poco sola.

Shirley se subió a la camioneta y se recostó en el asiento, cerró los ojos y visualizó que este día era como otro. Lástima que cuando abrió los ojos vio la escuela donde asistía su pequeña. La opresión regresó y las ganas de llorar también.

Cuando llegó a la escuela, Shirley apresuradamente bajó de la camioneta y se fue hacia donde estaba su casillero. De reojo vio como todos empezaban a murmurar y la veían de reojo.

Las clases empezaron y ella se sentó al final de cada clase, no quería ser el centro de atención y tampoco ver la cara de lástima que los demás le daban. En la hora de receso Isabella se acercó a ella para llevarla hacia donde ella se sentaba, pero Shirley se negó.

—haz como si no me conocieras... no quiero tu lastima. —le cortó el balbuceo que bella tenía sobre hacerla sentirla bien.

Nadie la podía hacer sentir bien, nadie.

Shirley tomo la silla y se sentó en el mismo lugar, al ver que no tenía ningún libro y ni nada para hacer algo se sintió indefensa al ver como todos la observaban. Todos ellos eran unos monstros ante sus ojos y ella solo era un insecto que trataba de esconderse.

Metió sus manos en la bolsa de su sudadera y sintió como había un objeto. Era unos lentes ella sin dudarlo se los puso mientras veía como Emmett Cullen pasaba y le dejaba un libro.

Jane Eyre.

No pudo evitar empezar a sollozar, lagrimas pesadas bajaban de su cara y quedaban plasmadas en las páginas del libro. Con sacrificio logró calmarse, no quería que nadie se diera cuenta de su pequeño desliz.

Shirley se encontraba en la clase de biología, ella se sentó al ultimó lugar. No le importó que su compañero se quejara por haberle arrebatado su lugar.

—estarás con el chico cullen. —fue la explicación que le dio a su compañera.

Ella se reclinó y acostó su cabeza con la mesa y se dispuso a sumergirse en la lectura.

—hola Shirley. —Dijo una voz reconocida— he tratado de pedirle permiso al jefe Swan para poder verte.

Shirley dejó de leer su libro y se dio cuenta que la clase ya había empezado y el profesor estaba explicando algo sobre el ciclo de Krebs o algo así.

Shirley vio a su alrededor, Isabella estaba dándole miradas algo raras... ella no podía definir cuál era el significado de aquellas miradas. Vio que la mayoría estaban tranquilos de que ellas y Edward se hayan cambiado de lugar, excepto Isabella que se mostraba un poco ¿celosa?

— ¿para qué quieres verme? —preguntó con la voz ronca.

—para saber cómo sigues... desde que me prohibiste que te visitara en el hospital, no he sabido casi nada de ti.

Shirley (Edward Cullen x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora