°Capitulo 8°

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"Los ojos no saben guardar secretos"

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¡Una pista de hielo!

¡Louis lo llevo a una pista de Hielo!

Eso sí que no se lo esperaba.

Estaba emocionado, demasiado para su gusto. Jamás había estado en una, siempre quiso aprender a patinar. La única vez que lo intento no salió como esperaba.

- ¿Te gusta? - le pregunto el castaño al ver lo conmocionado que estaba.

- ¡Me encanta! – chillo.

- Me alegra – le sonrió – Compre un par de patines para ti, espero que te queden – le hizo una seña a uno de los guardias que venían con ellos, un beta. Inmediatamente este se le acercó y le tendió un par de patines, eran color verdes en tono espuma de mar con decoraciones en color blanco. Louis los tomo y de igual manera se los tendió, mirándole a los ojos.

- Louis – lo llamo, tomo aire – no se patinar – confeso, desvió la mirada avergonzado y con las mejillas rojas – y me da miedo – agrego.

- Eso no es un problema Harry – le sonrió, ese omega a sus ojos siempre se veía tierno – Yo te enseñare.

- ¿Y si me caigo? ¿Y si otra vez me rompo la pierna? Hare el ridículo Louis – negó.

- ¿Otra vez? – Cuestiono el alfa.

- Cuando era pequeño mis padres me llevaron a una, cuando creí que ya podía patinar sin su ayuda lo intente, y me caí, me rompí una pierna. – relato, el color rojo no abandonaba sus mejillas.

- No te dejare caer.

- ¡Voy a hacer el ridículo! – chillo.

- No hay nadie aquí aparte de ti y de mi – le dijo, y era verdad.

Al parecer el alfa había reservado todo el establecimiento para ellos, no le costó mucho, después de todo era el príncipe. La razón era que no le gustaba que vieran al omega, sobre todo si se trataba de una alfa, era normal, estaban recién enlazados. Además, no los habían dejado de acosar los periodistas ¿Un omega hombre? ¿El nuevo príncipe? ¿Omega? Esos eran algunos de los títulos que encabezaban los periódicos, tal parece que ellos eran la sensación pues había recibido miles de mensajes de personas preguntando si realmente ahora tenía un omega. Muchos de estos eran de algunas omegas.

El no había querido que acosaran al pobre omega, así que con un par de guardias logro que nadie se acercase al vehiculó donde iban. Nadie, absolutamente nadie molestaría a su omega.

-Quiero que se vayan – señalo a los betas, el castaño los miro y asintió, estos obedecieron y se retiraron.

- Listo – le tendió los patines y el omega los tomo – Ven, te ayudare a ponértelos – le tendió la mano, el rizado la tomo sin dudarlo, entrelazaron sus dedos y comenzaron a caminar hacia las gradas.

Una vez que Harry se quitó sus botas café y se metió ambos patines Louis le ayudo a amarrar las agujetas para después colocarse los suyos, azules con rayas negras.

-¿Listo? – le ofreció su mano.

- Listo – tomo su mano.

Caminaron con las manos entre lazadas hasta la pista, antes de entrar a ella el alfa tomo su mano izquierda con su mano izquierda y coloco la mano derecha en la espalda baja del omega.

*****

-¡Estoy patinando! ¡Estoy patinando! – gritaba el omega emocionado mientras se deslizaba por el hielo. Llevaba horas intentándolo, pero al fin lo había logrado. Con la ayuda del alfa, claro.

Estaba feliz, pero también estaba un poco cansado, además de que su estómago comenzaba a gruñir. Solamente había desayunado y ni siquiera había desayunado bien porque su omega le había dicho que se arreglasen para la cita con el alfa. Se probó cientos de prendas hasta que se convenció por una camisa blanca y unos jeans negros. Después tuvo un dilema entre sus botas cafés o sus botas doradas y se demoró maquillando los moretones que aun tenia.

-Lo haces bien – alago el alfa.

-Me enseño el mejor – lo alago de regreso.

-Parece que el alumno va a superar al maestro.

-lo dudo – rio.

-Podemos comparar un helado aquí ¿Quieres uno?

- Claro – ni siquiera lo dudo.

Patinaron hasta salir de la pista para después quitarse los patines.

-Ven sígueme – pidió el alfa y el omega obedeció – me gusta venir aquí no solo por la pista de patinaje, sino también por los helados, son deliciosos, están en estado líquido para que puedas hacer tu propio helado y ya después los congelan con nitrógeno, Haz una buena elección – le guiño un ojo y a su vez llegaban a una barra, detrás de estaban algunos betas que atendían el establecimiento.

- Buenas tardes ¿Qué va a pedir? – le pregunto uno de los betas en cuanto lo vio.

- Dos helados ¿De qué sabor lo quieres Harry?

Al final Louis compro dos helados de chocolate con base de chocolate, crema, prezzels y M&M.

-Espero que te guste – dijo entregándole uno de los conos.

-Esta delicioso – dijo después de haberlo probado.

-Por algo es mi heladería favorita – y era verdad, el alfa solía asistir al establecimiento muy a menudo, a veces iba acompañado de sus amigos o de sus padres y hermanas, era costumbre tener una salida familiar una vez al mes.

Terminaron de comer en silencio, ya era tarde, debían regresar. Así que pensó que ya debía darle su primer regalo de cortejo.

-Espérame aquí – le pidió y se levantó, el omega lo vio desaparecer por la puerta que daba a la pista en silencio, se dispuso a observar el establecimiento. Se quedó sentado en la mesa donde estaba, observando el lugar. Era agradable, las paredes estaban pintadas en color rosa y blanco. Las mesas eran redondas con círculos blancos y rosas, las sillas eran de plástico en color blanco. Además de la barra que era completamente rosa, detrás de esta estaban algunos betas que habían observado a la pareja hasta que el alfa les gruño. Después de eso ni siquiera los habían volteado a ver. También tenían monitores donde podías escoger el sabor y algunas decoraciones.

El fuerte olor de su alfa entro por la puerta exigiendo su atención. El alfa sonreía mientras se acercaba a él con las manos en la espalda escondiendo algo. Fue hasta que llego donde el omega estaba que revelo lo que traía detrás.

Una caja de tamaño mediana forrada con papel decorativo y un gran moño dorado en la tapa.

-Toma – se lo extendió – es tu primer regalo de cortejo – dijo y el omega se levantó de la silla para tomarlo.

-Pensé que mi regalo era la pista – dijo.

-Oh ¿Quieres que te compre la pista? – le pregunto y empezó a lamentarse por darle el obsequio equivocado.

-No – negó – quiero decir, creí que era venir a la aquí.

-Para nada – negó el alfa – ábrelo – pidió.

No lo dudo ni un segundo y comenzó a desenvolver el obsequió, sus ojos brillaron con sorpresa y tomo cuidadosamente el obsequio dentro.

Era consciente que lo mas común en un cortejo era regalar rosas, el estaba esperando un rosa o una flor. Y si, el alfa le había dado una rosa.

Una rosa dorada.

Mejor dicho, una rosa de oro. Oro puro.

-Gracias – le agradeció con las mejillas rojas - Pero ni deberías gastar mucho en mi.

- Nada es mucho para ti.





















Besos xx.

¿Omega? Where stories live. Discover now