2. Extrañas visitas

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—Déjame ver si te entiendo— Dijo Mean pasándose una mano por el cabello echándolo hacia atrás y recargaba su espalda en el mullido respaldar del sofá— Dices que estabas paseando con tu gato, pero escapo y corrió hacia mi jardín en donde aún podría estar— El muchacho asintió levantando la mirada de su taza con chocolate precalentado.

El castaño dio una rápida observación al rostro del muchacho que se encontraba sentado frente a el en el suelo. Su piel era ligeramente más bronceada que la suya, sus labios eran delgados y bajo sus ojos se posaban unas evidentes ojeras.

<<debería dormir más>> Pensó el castaño mientras le daba un sorbo a su taza de chocolate

—Si no te molesta me gustaría poder ir a ver si puedo encontrar a mi gato en tu jardín— Susurro el muchacho pelinegro dando leves golpes con los dedos a la taza entre sus manos—Prometo no tardarme mucho.

—Bien, pero date prisa— Comento Mean en un suspiro, dejando la taza en el suelo y levantándose del sofá para indicarle el camino hacia su pequeño jardín trasero, siendo seguido por el muchacho, quien caminaba siempre mirando hacia el suelo. Cosa que no había sido desapercibida por Mean, ya que mientras caminaban por el pequeño pasillo hacia afuera el tipo había comenzado a temblar como gelatina y no despegaba su mirada del suelo.

Una vez que ambos chicos estuvieron ahí, el mas bajo solo dio una rápida vista al lugar dejando su mirada fija en una pequeña pelota amarilla que estaba cerca de la pared de ladrillo.

—No sabía que tenías hermanitos—Dijo el pelinegro con su voz nerviosa— Espero no haberlos despertado.

—No los tengo— Respondió Mean parándose a un lado del más bajo—Alguien debió golpear muy duro y la pelota cayo hacia acá— Mean camino hacia la pelota y la tomo entre sus manos, para después volver a ver al muchacho—Y bueno jamás vinieron por ella así que aquí se quedó. Puedes llevártela si quieres.

—¿Enserio? Muchas gracias— Agradeció el menor tomando la pelota mientras su mirada volvía a brillar un poco

—Bien ahora será mejor que volvamos a dormir— Agrego el castaño pasando una mano por el cuello— ¿Vives muy lejos de aquí tu...?

—Plan. Llámame Plan— Se apresuro a decir el chico— Vivo en las viejas casas a unas cuadras de aquí.

—¿Quieres que llame un taxi o a alguien que venga por ti? — Pregunto Mean, abriendo la pequeña puerta deslizable para adentrarse a la casa seguido por Plan

—No gracias. Caminare así que está bien.

—Queda un poco lejos. No crees que sería peligroso— Insistió el castaño una vez que ambos estuvieron dentro de la casa.

—No además vine...— Plan no pudo terminar porque un apagón sorprendió a ambos chicos

Plan comenzó a temblar tomando a Mean por la muñeca instintivamente al sentir un ligero apretón en sus caderas y un aliento helado chocar con su espalda. El menor cerro los ojos con fuerza dejando caer la pelota que sostenía.

Por su parte, Mean se giro a ver al chico con preocupación al sentir que oponía fuerza sobre su muñeca, casi como el chico estuviera siendo amenazado por algún acosador o asaltante.

—Espera aquí. Iré por una linterna— Comento Mean, liberándose del agarre de Plan y caminando hacia la cocina.

Una vez ahí, abrió uno de los cajones de la repisa y tomo la pequeña linterna que se encontraba guardada ahí junto a un martillo y algunos clavos. El castaño tomo la linterna y salió de la cocina encontrándose con Plan tendido sobre el suelo, al parecer inconsciente.

Mean corrió hacia el colocando su cabeza sobre una de sus piernas, y apuntando la linterna hacia su cara.

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Pov's Plan

—Espera aquí. Iré por una linterna— Dijo el chico, soltándose bruscamente de mi agarre, mientras mi mente no dejaba de pedir que no se fuera.

Cerré sus ojos con más fuerza al sentir sus pequeñas manos sujetarme de la cintura y el aliento característico de el chocar con mi espalda. Deje caer la pelota al suelo para que el la recogiera y se fuera de una vez, pero a diferencia de eso, el solo comenzó a reír ligeramente, dándome a entender que de nuevo quería jugar, pero yo solo sentía miedo y unos escalofríos recorrer mi cuerpo.

—Y... ya tengo tu pelota— Dije tratando de fingir alegría— Ahora ya puedes jugar con ella—Sus risueñas risas seguían sonando y el agarre a mi cintura tomaba más fuerza—Ya tienes lo que querías ahora vete.

—¡No! — Grito en un berrinche, para después dejar el agarre de mi cintura y tomarme del brazo—¡Nong aun quiere jugar! —En ese momento comencé a sentir un ardor quemar mi piel y como poco a poco mi cuerpo iba perdiendo fuerza.

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Abrí mis ojos lentamente, siendo un techo blanco lo primero que mis ojos logran distinguir, seguido por una leve luz entrando de la ventana. Ya estaba amaneciendo.

Me talle los ojos y mire hacia mi lado encontrándome con el rostro de aquel chico. Se encontraba sentado sobre el suelo, reposando su cabeza sobre el colchón y una de sus manos sostenía la mía, la cual estaba cubierta por un ligero vendaje. Un suspiro salió de mi sin pensarlo.

—Lo siento— Dije en un susurro, para después levantarme de la cama tratando de no hacer ruido, poniéndome los zapatos y mi abrigo. Una vez listo, abrí la puerta de la habitación lentamente.

—¿Ya te vas? — Hablo una voz ligeramente ronca. Me di vuelta rápidamente viéndolo con los ojos somnolientos pasándose una mano por el cuello.

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¡Hasta que los fantasmas nos separen!Where stories live. Discover now