Otra vez tú.

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POVS NATALIA
La tarde continuó normal. Seguimos con la partida, y les ganamos. Cuando empezó a anochecer, decidimos ponernos con la barbacoa. Miki y Joan eran los encargados de prepararla, mientras, los demás íbamos preparando la mesa. Cuando los chicos terminaron la cena, nos sentamos todos y empezamos a comerla. La cena transcurrió con varias conversaciones triviales, en las cuales también se habló del viaje a Galicia.
No era la primera vez que viajábamos todos juntos, ni mucho menos, de hecho era como una tradición, pero siempre nos emocionaba viajar juntos.
Cuando ya la noche se dió por finalizada, me ayudaron a recoger y se fueron a sus respectivas casas.
Yo me tumbé en el sofá, pero a falta de sueño, me puse a tocar un poco. Me senté en el banco del piano, con la guitarra entre mis brazos, y rasgué las cuerdas hasta que las melodías fluían solas. Se me hizo cosa así de las 05:34 am, por lo que decidí ver el amanecer, e irme a dormir.
Por la mañana siguiente, alguien llamó bastante temprano al timbre, y yo, otra vez, no esperaba visita.
Solía dormir en top y tanga, y con lo dormida que estaba, ni siquiera me di cuenta de que debería ponerme algo para quien cojones se supone que fuese. Porque, otro dato de mi, es que, a pesar de que duermo poco, las pocas horitas que lo hago lo tengo que hacer bien, y que alguien me despierte me pone de muy, pero que muy mala hostia.
Arrastrando los pies, y con los ojos medio cerrados, abrí la puerta y me encontré a la misma rubia del otro día, la amiga de la vecina repelente.
-Hola... Perdona. No quería despertarte, es que mi amiga y yo nos vamos hoy y...
-Oye, no me cuentes tu vida, dime qué quieres.- Contesté. A veces me arrepentía de esa manera que tenía yo misma de ser, pero no podía evitarlo.
-C... claro... necesito que me dejes entrar para colarme en el jardín de Julia.- Lo que me pedía me parecía bastante gracioso y extraño, pero la dejé.
Yo, con sólo acercarme a la valla, ya llegaba a ver el jardín de la vecina, pero ella no. Y tampoco podía tan facilmente pasarla por encima.
-Me parece que vas a necesitar ayuda.- Le dije acercándome.
-Por favor...
-Vale, mientras, repíteme por qué estás haciendo esto que estás haciendo.
-Pues es que hoy Julia y yo nos vamos de vacaciones, y como lleguemos tarde perderemos la reserva del apartamento. Pero ella se ha quedado dormida.
-Y entonces te estás colando para...¿despertarla?
-Así es.
-Me podrías dejar a mí también para divertirme un poco.
-Vale. Porque la verdad a mí me da miedo despertarla. Que luego la toma conmigo.
Fui a por una camiseta para cubrirme un poco y, tras ayudarla a pasar la valla, de un salto la pasé yo. Ella me guió hasta su habitación.
-Menuda pijotería.- Solté sin querer en voz alta. Ella se giró, me miró, y sonrió.
Cuando ya estábamos frente a ella, la rubia retrocedió para dejarme espacio, y yo me dirigí hacia la cocina a por dos sartenes, que empecé a aporrear en su cara.
Se levantó de un salto, y en cuanto me vió, transformó su mirada en una de ira.
Yo le di las sartenes a su amiga, y me fui corriendo por donde había venido tras soltar un simple:
-Buenos días.- Seguido de una enorme carcajada.

Juré no fallarte.💔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora