1. ¡¿Qué quien le dio un qué a Annie?!

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Era un día despejado, como la mayor parte del verano, pero a pesar del sol abrasador, el ambiente se sentía denso, oscuro, o al menos así lo sentía Annie.

Se la llevaba la mayor parte del día o todo el día en su casa, atenta a cualquier anomalía. Se había vuelto más atenta, pues estaba consciente del enorme peligro que sus padres corrían. Cada mañana al verlos irse al trabajo, se sentía de lo más nerviosa y estresada, temiendo que los atacaran y que ella no pudiese hacer nada.

Annie le había tenido que contar a su padre de la muerte de Remus, que aunque no hayan sido demasiado unidos, seguía siendo su hermano y había llorado durante algún tiempo, pero no tanto como Annie.

También, su padre le había dado la noticia, que habia cambiado su apellido por Lupin, que era el original. No se lo había dicho antes por todos los trámites que aquello collevaba, pero habían aceptado el cambio, por lo que oficialmente eran Lupin, y Annie no pudo evitar sentirse nostálgica durante un buen tiempo.

Se preguntarán qué pasó con el juicio de Sirius, la respuesta es que había quedado absuelto, según le contó en una carta. Utilizaron Veritaserum y un pensadero con los recuerdos. Había sido muy largo el proceso y los oficiales del ministerio estaban renuentes a dejarlo en libertad, pero al final, Sirius terminó siendo un hombre libre, pero estaba demasiado triste por la muerte de Remus como para disfrutar su libertad al máximo. Annie lo entendía, ella también se llegaba a deprimir en varias ocasiones.

La castaña suspiró. Desde su ventana se podía observar la mayor parte de la calle, cosa que le agradaba, pues tenía un buen panorama para poder vigilar. Las risas de niños desde la sala la sobresaltaron un poco. Los amigos de Alex habían ido aquella tarde a pasar un rato, claro que ellos no tenían idea de los tiempos que corrían.

Se levantó dispuesta a ver qué era lo que estaban haciendo, cuando Maya entró por la ventana.

-Hola niña -saludó Annie acariciando sus plumas- ¿dónde andabas, eh? ¿De paseo con Hedwig?

La lechuza gorjeó lo que hizo reír a Annie. Harry le había escrito acerca de que Maya y Hedwig pasaban mucho tiempo volando juntas, cosa que a ambos les causaba gracia. La mayor parte del tiempo, Hedwig venía y la otra mitad, iba a la casa de Harry, o salían de paseo nocturno.

-No te vayas muy lejos, eh. -Maya ululó y se posó en su jaula a comer un poco, por lo que Annie salió de su habitación y bajó a ver qué era lo que hacían.

Se escuchaba el televisor encendido, con algún programa infantil, seguramente. Tenían juguetes desperdigados por toda la sala y hojas coloreadas.

Los tres niños estaban en el suelo, Alex y Cristian, su amigo, jugaban con los bloques y autos que tenían, y Dylan, dibujaba con las cientos de crayolas que habían.

Aquello era un gran desastre, pero Annie conseguiría una forma de persuadirlos para que limpiaran todo.

-¡Annie! -exclamó Alex levantándose de un salto, llamando la atención de sus amigos- ¿quieres jugar?

-Humm.. tal vez luego.. estaba pensando en hacer galletas..

-¡Galletas! -gritaron los tres.

-Pero, sólo si prometen rejuntar todo al final -dijo colocando sus manos en la cintura.

Los niños comenzaron a hacer sonidos de quejas que a Annie le causó gracia.

-Se quedarán sin galletas -sentenció cruzándose de brazos y yendo a la cocina.

-¡Si limpiaremos! ¡Queremos galletas!

Annie rió.

-Es un trato entonces.

Annie y el Misterio del PríncipeWhere stories live. Discover now