2. Misión de rescate

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Annie había bajado aquella mañana dispuesta a hacerse un desayuno, tenía mucha hambre y no se explicaba porqué.

La noche anterior se había quedado hasta tarde hablando con Theo y Blaise, les mostró lo que era la televisión y el walkman por el que ahora se peleaban. Ambos chicos estaban fascinandos con las cosas muggles, y le preguntaban a Annie acerca de cada cosa que veían.

Alex estaba que brincaba de felicidad, pues tenía a más personas para jugar con él, y los obligaba a jugar sus juegos o ver sus caricaturas, cosa que a Blaise y Theo los tenía fascinados, pues miraban casi sin parpadear el televisor.

Al llegar a la cocina, observó a su madre haciendo el desayuno, que olía muy bien.

-Buenos días -saludó Annie sentándose en la isla.

-Buenos días. ¿Y los chicos?

-Dormidos, supongo. Ayer estaban discutiendo por el walkman, así que mejor me fui a mi habitación.

La madre de Annie le colocó un plato con huevos, tocino y tostadas.

-¿Y Alex? -preguntó mientras comía.

-Dormido aún. Iré a despertarlo -su madre se perdió escaleras arriba dejando a Annie pensando en todo y a la vez en nada.

Alrededor de quince minutos más tarde, Blaise y Theo también bajaron a desayunar, sorprendiéndose por como se encendía la estufa y cómo sacaban la comida del refrigerador.

Al terminar, fue el turno de Annie de lavar los platos usados, por lo que los chicos se quedaron a hacerle compañía, puesto que no tenían nada más que hacer. Estaban riéndose acerca de cuando Ron había tropezado con un árbol y se cayó colina abajo, cuando Maya entró por la ventana de la cocina.

-Hola Maya -la saludó Annie secándose sus manos. Se dio cuenta de la hoja que tenía atada a su pata- ¿de quién es?

Se acercó al ave y desató la carta, frunciendo el ceño al ver que era de papel normal, no de pergamino.

-¿Quién es? -preguntó Blaise. Annie abrió la carta.

Annie.
No quería molestarte o preocuparte, pero es que tengo mucho miedo.

Hace días que he visto a las mismas personas rondar por el orfanato, mirando a todos los niños, como buscando algo. Siempre usan ropa negra y creo que vi la varita de uno, pero no estoy muy segura. Todos los días vuelven a la misma hora y se quedan durante mucho tiempo, tengo el presentimiento de que son mortífagos.

Me he estado quedando en la habitación lo más que puedo, pero aún así siento que me vigilan, es algo muy extraño. ¿Debería avisar a alguien? Maya llegó a visitarme y decidí que era buen momento para enviarte esta carta.

Issa

-Tengo que ir por ella -musitó asustada. Blaise y Theo leían la carta mientras fruncían el ceño en señal de preocupación.

-Iremos contigo -dijeron ambos levantándose de sus asientos.- Y no importa si nos dices que no.

Annie entrecerró los ojos pero asintió.

-¿No le dirás a Harry? -preguntó Blaise mientras subían las escaleras.

-Se volverá loco si le digo -dijo Annie entrando rápidamente a su habitación. Buscó entre su ropa y se colocó lo primero que encontró.

Alrededor de quince minutos después, Annie, Blaise y Theo caminaban casualmente por las calles del vecindario. Era un buen día, el clima estaba muy bien y todo se veía muy pacífico, lástima que para los del mundo mágico, no fuera así.

Annie y el Misterio del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora