11. El collar maldito

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-... ¡y entonces se produjo otro destello y volví a aterrizar en la cama! -concluyó Ron sonriendo mientras se servía unas salchichas.

Hermione los miraba con el ceño fruncido.

-¿Te quedaste hasta la madrugada leyendo un libro? Wow -dijo Annie alzando las cejas sorprendida.

-Gracias, amor -dijo Harry entrecerrando los ojos.

-¿No sería ese hechizo, por casualidad, otro de los de ese libro de pociones? -le preguntó Hermione.

-Siempre piensas lo peor, ¿eh? -respondió él, ceñudo.

-¿Lo era?

-Bueno... Sí, lo era, ¿y qué?

-¿Estás diciéndome que decidiste probar un conjuro desconocido que encontraste escrito a mano y ver qué pasaba?

-¿Por qué importa tanto que estuviera escrito a mano? -replicó Harry, sin contestar al resto de la pregunta.

-Porque seguramente no está aprobado por el Ministerio de Magia -contestó Hermione-. Y también -añadió mientras sus amigos ponían los ojos en blanco- porque estoy empezando a pensar que ese príncipe no era de fiar.

-¡Fue una broma! -dijo Ron mientras ponía boca abajo una botella de ketchup encima de su plato de salchichas-. ¡Sólo nos divertíamos un poco, Hermione!

-¿Colgar a la gente del tobillo es divertido? -comentó ella-. ¿Quién invierte tiempo y energía en realizar hechizos como ése?

-Fred y George -contestó Ron encogiéndose de hombros-. Es propio de ellos. Y de...

-Mi padre -dijo Harry. Annie lo miró.

-¿Cómo dices? -preguntaron Ron y Hermione a la vez.

-Mi padre usaba ese hechizo. Me lo contó Sirius. -Esto último no era verdad; Annie sabía que Harry los habia visto en el pensadero de Snape.

-Quizá tu padre lo utilizó, Harry -dijo Hermione-, pero no es el único. Hemos visto a un montón de gente emplearlo, por si no te acuerdas. Colgar a la gente en el aire... Hacerlos flotar dormidos, indefensos...

-Harry nunca haría nada así, Hermione -dijo Annie cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

-A ti no te gusta el príncipe, Hermione -añadió Ron apuntándola con una salchicha-, porque Harry es mejor que tú en Pociones.

-¡No es por eso! -se defendió ella con las mejillas encendidas-. Lo que pasa es que considero muy irresponsable realizar hechizos cuando ni siquiera sabes para qué sirven. ¡Y deja de hablar del «príncipe» como si fuera un título, seguro que sólo es un apodo absurdo! Además, no me parece que fuera una persona muy agradable.

-No sé de dónde sacas eso -replicó Harry acaloradamente-. Si hubiera sido un mortífago en ciernes no habría ido por ahí alardeando de ser mestizo, ¿no te parece?

Annie sólo los miraba de uno a otro.

-Todos los mortífagos no pueden ser sangre limpia, no quedan suficientes magos de sangre limpia -se empecinó Hermione-. Supongo que la mayoría de ellos son sangre mestiza que se hacen pasar por sangre limpia. Sólo odian a los hijos de muggles, pero a ustedes dos los aceptarían sin problemas.

-¡A mí jamás me dejarían ser mortífago! -saltó Ron, indignado, y un trozo de salchicha se le desprendió del tenedor que blandía y fue a parar a la cabeza de Ernie Macmillan-. ¡Toda mi familia se compone de traidores a la sangre! ¡Para los mortífagos, eso es tan grave como ser hijo de muggles!

Annie y el Misterio del PríncipeWhere stories live. Discover now