Introducción

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Seattle, 25 de marzo de 2010

Existe el amor a primera vista.
En el caso de Christian y Ana, fue mucho más que amor. Su enlace rozaba la obsesión y el desenfreno. Algo único e indestructible que se fue incrementando con el tiempo.
Christian, sabía perfectamente que nunca llegaría a amar a otra, igual que a su pequeña Ana. Pero la situación se complicó.

- ¿Me vas a dejar? - Susurró Christian con el gesto de alguién a punto de perder lo que más quiere.

- Si, ya no es lo mismo. - Respondió Ana, sin poder mirarle a los ojos. Cogiendo a Phoebe en brazos, que apenas tenía cinco años.

- Me niego, ¿cómo que ya no es lo mismo?, será por tu parte, porque yo cada noche te busco, eres tú la que no quiere...- No podía ni hablar. Nunca pensó que pasaria algo así.

- Quiero que nos separemos, y hagas tu vida. Puedes ser feliz sin mí. - Intentó ser fría, tratando de seguir escondiendo el verdadero motivo por el que le estaba dejando.

- ¿Qué puedo ser feliz sin tí? - Quiso tocarla, pero se frenó en el acto al observar la respuesta de Ana.
Le estaba rechazando de verdad. Ya no quería ningun tipo de acercamiento.

- Si, te mereces algo mejor. - Siguió usando un tono frío, convirtiendose por un monento en una gran experta de la mentira. Tanto fue así, que Christian hasta empezó a creerselo.
Entonces la desesperación se agarró a su corazón, y casi suplicó que todo volviera a ser como antes. Pero Ana ya no era esa joven receptiva que pasaba cada noche en sus brazos. Había cambiado. Habian cambiado muchas cosas.

- Que sepas que no seré feliz, sólo dime que no me quieres, mirame a los ojos, dime que no quieres ni verme, y me iré para siempre. - Sus palabras desgarrarón su corazón. El pulso estaba mas acelerado que nunca, y deseó con todas sus fuerzas que Ana no fuera capaz de hacerle algo así.

- Ya no te quiero, lo siento. - Mantuvó su mirada todo el tiempo que pudo. Pero después la apartó, negandose a ceder. Solo la bastó recordar que a partir de ese momento Christian no sería feliz con ella, tras enterarse de una tragica noticia.
Una noticia que mantendría oculta...

Christian, llegó a creer en sus palabras, y se marchó esa misma noche, sin saber que más podia hacer. Ella no le quería, así que todo dejó de tener sentido.
Pasó un tiempo hasta que Christian pudo dejarla ir del todo. Al principio se negaba en rotundo, la buscaba en su trabajo, volvía a casa repetidas veces, intentaba que Ana fuera la misma de hace unos años. Pero nunca cedió.
Y tras mucho tiempo de insistencia, asumió su papel y se alejó de ella, llegando hasta a odiarla por momentos, pero sin dejar de amarla.
Su vida continuó a pesar de todo, conoció a otra mujer, y se mudó con ella a su casa. Ahora su familia era otra. Ya no era Ana su pareja, si no Leila, y tambien formaba parte de su vida, su hija Dulcie, adorable, y muy apegada a él.
El secreto de Ana enseguida se hizo visible. Al final su madre tuvo que dejar su vida para ayudarla.
Resultó tener Leucemia, y en momentos rozó la inconsciencia absoluta, mientras tenía que estar al cargo de sus hijos, Ted y Phoebe, a quién Christian renunció y dejó de ver.
Ted tenía ocho años, y siempre culpó a su padre por irse, sobre todo al tener que vivir en primera persona la enfermedad de su madre. Su hermana en cambio fue criada por Carla y Raymond, sus abuelos. Jamás se enteró, entonces era muy pequeña. Demasiado como para llegar a entender la situación.
Pasarón los años, y siguieron sin verse. Ana superó su enfermedad milagrosamente, y poco a poco se fue recuperando. Aúnque nunca más volvió a ser la misma.
Habia perdido a su amor, y ahora estaba con otra mujer. Tenía otra familia, habia renunciado a ella...
Ella tan sólo miró por su felicidad. La habian pintado peor la situación. No quería que Christian sufriera por ella, quién nunca se enteró de nada.
Y tras años muy duros, al fin se estabilizó. Phoebe cumplió los trece años, y había encontrado a su padre por internet. Quería verle despues de haber estado ocho años sin él...

- Bueno hermanita, ¿y qué te has pedido para tu cumpleaños? - Respondió Ted, feliz porque la situación llevaba un tiempo tranquila.

- Oye, he encontrado a papá. - Se atrevió a mencionar Phoebe, aún sabiendo que para su madre no era fácil escucharla al hablar de él.

- ¿Y qué?, no tenemos nada que ver con ese gilipollas. - Ted agarró a su madre por el hombro, intentado que estuviese tranquila despues del tema de conversación que habia sacado su hermana de pronto.
Ted no quería a su padre. Le recordaba, eso era verdad. Hace años le había querido, había sido su gran ejemplo, pero al no volver a verle, la rabia le puso una venda en los ojos, y ahora no quería ni que se lo mencionasen.

- Ese gilipollas es nuestro padre, he contactado con él, y me iré unos dias para que estemos juntos. Deseo conocer a mi hermana...- Ted la interrumpió, y aún asi tuvo la suficiente paciencia como para mostrar su lado pacificico

- Yo soy tu único hermano. Él no es nadie para nosotros. Esos son sólo su famila, no la nuestra, ¿desde cuándo Phoebe?, ¿hace cuánto que hablas con él? - Preguntó con rabia aún intentando que su madre estuviese tranquila.
Ted había sido testigo de todo. Sabía que su madre aún lloraba por él.

- Hace unos meses, y me ha invitado a irme con él unos días. Espero que no intenteis detenerme, ya soy mayor...- Ted volvió a interrumpir ya no tan tranquilo como antes.

- No, no eres mayor, si no una cria estupida, ¡y no tienes ni puta idea! - Gritó, tan furioso que tuvo que abandonar la estancia para ahorrarse el mal trago de confesar palabras mayores.

- ¿Y tú qué dices Mamá? - Preguntó Phoebe, intentando que su madre saliese del estado de shock.

- Es buena idea, es tu padre, puedes irte si eso es lo que quieres. - Respondió Ana, sorprendida después de aquello.

- Sé que te duele, pero es mi padre, y que tú no le hayas sabido mantener a nuestro lado, no significa que yo no pueda estar con él  - Dijo, y abandonó la estancia.

Phoebe nunca supo lo que sufrió su madre. Para ella fue todo culpa suya, y su padre la victima.
Asi que hizo las maletas, y se mudó a la gran mansión Grey, donde lentamente empezó a alejarse de su madre...

MamáWhere stories live. Discover now