Capítulo 7

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La feria se encuentra intranquila esta noche. Es final de semana, y sobre todo los jóvenes han aprovechado a ocuparla. En algún lugar de por aquí, seguramente se encuentran mis hijos con sus amigos.

Son jóvenes. Yo también lo soy . - Aunque admiro la armonía del hogar, y ya no estoy como para fiestas. - Los treinta y seis años me pesan. Pero no demasiado. Es ahora cuando vuelvo a disfrutar de mi vida. Estoy mejor . - Aunque esté deambulando sin rumbo.

Admiro la noria, los puestos de algodón de azúcar y palomitas caramelizadas. - Me hacen transportarme a tiempos mejores. - Solía venir con Christian, y no solo por los peluches que me conseguía, sino por todo. Le echo de menos, y ahora todo parece haber cambiado demasiado. Ni si quiera las fiestas son como antes, a mi parecer los músicos que vienen con la intención de dar conciertos, son peores, y sin él, las palomitas hasta están rancias. La gente ya no valora lo que tiene, ahora la moda es meterse en las peñas y hacer tuerquing .- Espero haberlo dicho bien. - Además, allá a donde miro hay parejitas comiéndose la boca, y para su edad me temo que con bastante experiencia.

Cuando era más joven, recuerdo que los besos con Christian eran a escondidas, y aunque no nos conteníamos mucho, si que me daba un poco de corte mostrarme receptiva en publico. Christian siempre lo vio como una estupidez. Tan sólo me mostró su amor sin importar lo que dijesen los demás, y por ello me siento orgullosa de todo el tiempo que me regaló, haciéndome sentirme como la mujer más dichosa del mundo.

Los fuegos artificiales están en pleno auge, y la explanada de césped se ha llenado hasta los topes, y al no ser fanática de estar entre una masa de gente que parecen no perder el tiempo, me decido por sentarme en una terraza menos abarrotada de publico con un libro entre mis manos y el móvil con sonido por si ocurre algo. Me preocupo por mis hijos, y más por Phoebe, que parece que ha olvidado responder a todas mis llamadas. Igual de pronto se ha olvidado de como se respondía a los mensajes.

Observo la mesa que tengo al lado. Una madre le hace carantoñas a su bebé, y parece tener mi edad. Cierto es que nunca he estado así de unida con Phoebe, no desde que la dichosa enfermedad me dejó prácticamente sin vida, y ahora que podría estar con ella. Ella ya no quiere pasar tiempo conmigo.

Ahogo un suspiro profundo y decido dar por terminado el refresco que he pedido. Tengo el estómago cerrado por todo lo que ha pasado con Phoebe, además, ver a esa madre con su niña, ha despertado mi instinto maternal, y como que no, porque dudo que Christian esté dispuesto. Dudo que esté dispuesto a perdonarme en el fondo, aunque nos hayamos visto y eso, pero sé que aún sigue decepcionado, y por ello seguirá con la vida que tiene ahora. No conozco a su mujer ni a la hija que comparte con ella, y creo que es lo mejor. De no ser por el maldito cancer, yo estaría en su lugar, y posiblemente ni Phoebe me odiaría, ni hubiese tenido dos hijos. Yo siempre soñé con tener familia numerosa, y Christian estaba de acuerdo. Era perfecto en todo. Antes de que mi vida se fuese a tomar por culo, con perdón por la expresión.

- Vaya, hace una noche preciosa, ¿no? - Un joven me saca de mis pensamientos. - Si estás sola, yo puedo acompañarte a tomar una copa.
Trato de ser comprensiva con el crio, y simplemente hago como que no le he escuchado. - Es una lástima que una preciosidad como tú, esté tan sola, ¿ cuántos años tienes?

Pobre chaval. Seguramente le saco unos diez años. Mi físico confunde, y siempre he parecido mucho más joven de lo que soy, supongo que por esto me entran chavales que posiblemente tengan la edad de mi hijo.

- Una dama que se precia, nunca revela su edad, pero tengo un hijo que tendrá más o menos tu edad. - Al instante siento ser tan dura, pero es que los hombres, en general, pueden llegar a ser muy persistentes.

- Eso me pone, me gustan las mujeres mayores, así más experiencia, ¿y a ti como te gustan?

- Me gusta mi marido, y le estoy esperando para irnos a casa. - Me invento la mejor excusa que se me pasa por la cabeza. Ojalá fuese cierto.

MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora