Parte 15

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Durante la guerra, lo vi alzarse en todo su esplendor.

Extendiendo sus alas en el cielo, disparando y matando a todos en la guerra, me maravillé con ese soldado con alas, me maravillé tanto de verlo brillar que acabé enredándome en él. Acabé rendido a sus pies, yo, la gran unión soviética, rendido a los pies de un tercermundista que me sonreía con amabilidad. Suspiré ante tal ironía de la vida, ¿Qué tiene él que hace temblar mis rodillas así? Supongo que tenia mucho, porque, acabé perdiendo la cabeza por él, acabé muriendo por añorar su recuerdo, y acabé destruyendo a mi hijo en el proceso cuando morí por segunda vez.

Pero ahora, no es solo obscuridad rodeándome. Ahora frente a mi hay un perro enorme, o un lobo, o un demonio, no se que diablos sea. Mirándome con hermosos colores que brillan en su piel obscura. ¿Q – quién eres?

– Al fin llegaste, comenzaran a llegar todos ustedes. Te llevaré. – dijo, aquel animal, hablando mi idioma, para después, sujetarme con su hocico, y llevarme con él.

– ¡Suéltame maldita bestia! – grité desesperado, tratando de zafarme del agarre, pero fue inútil, el perro enorme comenzó a correr, y yo solo podía ver obscuridad tras obscuridad, mientras poco a poco veía extrañas criaturas de colores vivos y de neón seguir a este enorme perro. – ¡¿Dónde carajos estoy!?

Fui arrojado violentamente contra unas puertas que se abrieron tirándome en un hermoso y paradisiaco lugar. ¿Dónde carajos estoy? Solo veía el lugar mas hermoso que he visto en mi existencia. ¿Qué es esto? ¿Qué diablos es esto? Miré a mi alrededor, hasta que vi a alguien, alguien que me miraba con una sonrisa, alguien que se parece a mi México, pero en una versión enorme y mas masculina.

– Eres URSS, ¿no? – dijo, aquel hombre con poca ropa y taparrabo. – A mi hijo le gustan los rusos, ¿Eh? Bueno, siempre tuvimos un gusto por los extranjeros.

– ...

Solo podía mirarlo, ¿Quién diablos es este sujeto? ¿Por qué soy tan pequeño a lado de él? Soy la gran unión soviética y apenas le llego al jodido hombro.

– Soy Azteca, un placer. – dijo, sujetando mi abrigo haciendo que me levantara. – Nada mal, eres atractivo. – lamió sus labios. – Seguro tu carne debe saber exquisita en un pozole, sangre de guerrero, sangre de líder, lo mejor para comer.

– ... ¿Azteca? – arqueé una ceja, recordando la voz de mi dulce México en la guerra. "Mi padre Azteca era rompe madres, seguro él vencería en la guerra." – ... Eres el padre de México. Pero... España te asesinó.

– Oh, si, lo recuerdo. – sonrió apareciendo una especie de contenedor con algo dentro. – ¿Pulque?

– ¿Eh?

– URSS bienvenido al Mictlán, ¿México te lo mencionó alguna vez?

– ¿Es real? – por supuesto que lo había mencionado, pero solo pensaba que era una de las estúpidas creencias de mi México. ¿Qué diablos? ¿Es real?

– Si, no te acostumbres mucho, no durarás mucho tiempo aquí, ninguno de ustedes. – respondió ese hombre bebiendo ese líquido. – Mierda, delicioso. Como decía, no durarán mucho aquí, todos ustedes se irán. Pero, podemos divertirnos hasta que ese momento llegue.

– ¿Qué?

– Sabes, no ha habido nadie interesante desde hace tiempo. – sonrió mostrando esos puntiagudos dientes. – Me voy a divertir contigo.

No se porque era tan fuerte, solo sentía sus manos en mí, observando mis reacciones, observándome luchar contra él, todo para que al final, arrancara mi camiseta dejando mi torso desnudo.

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