FINAL

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"Lo gracioso de ser un dios, es desear ser mortal cuando pruebas el amor..."




México

Mexiko

メキシコ

Mexique

Мексика

"Deja de huir, solo abre los ojos, acepta el sacrificio que tendrás que hacer..."

¿Por qué siento ganas de llorar? ¿Por qué siento que esto es una despedida?

– No es una despedida, es una renuncia a mis sentimientos por ti... – dijo el mexicano a la nada comenzando a abrir los ojos.

Arriba de él, solo veía un cielo nocturno mágico, uno con galaxias infinitas. Sintió su cuerpo húmedo, sintió su ropa empapada, ¿Dónde estaba? Apenas se movió, vio que sostenía una hermosa flor en sus manos, y después se vio a si mismo flotando en aguas azules fluorescentes que no llevaban a ningún lado.

¿Hace cuánto había dormido?

Tenía que recordar.

Cerró los ojos obligándose a recordar, y solo vio suaves imágenes, de él derritiéndose con el ruso frente a una chimenea, de gozar el placer y el dolor, de verse a sí mismo uniendo almas con él, y después dejarlo. También recordó el dolor que traía el contrato de Judas, la pena de Chile, la miseria de España, la ira de Perú, todo golpeaba su cabeza. Hasta que no pudo más y abrió los ojos de nuevo.

– Hice lo que tenía que hacer, sin mí en la ecuación ellos podrían vivir. Si abandonaba mi sueño de ser potencia, un sueño tan mortal, ellos seguirían con su vida, todo sería como antes, UL no existiría, y Rusia... Rusia. – el mexicano frunció el ceño acercando la flor a su pecho. – Rusia tal vez, caminaría por la nieve, y sentiría a alguien rozar su mano mientras recorre el paisaje invernal. Rusia tal vez tendría copos en su cabello y voltearía a ver a esa persona, una que nunca lo abandonaría. Una...

No se dio cuenta de las lágrimas que caían y se volvían una con el rio. Le dolía el solo pensar ver al ruso amando a alguien más, le destruía el alma solo imaginarlo.

– México, cuando amas algo, no lo abandonas. Has llenado este rio seco solo con tus lágrimas, flotamos a una ruta sin camino, flotamos en la nada, dime, ¿No estas cansado de flotar? Lloras y lloras llenando este lugar, te lastimas, te odias, pero, sigues flotando sin hacer más. Yo ya estoy cansado, ¿Tú no?

– ¿Uh? – El mexicano volteó un poco su rostro y lo vio.

A un lado suyo había un hombre de piel roja, igualmente flotando en las aguas sin rumbo fijo, con ojos rosados mirándole, era un hombre fuerte, enorme y atractivo, un hombre andrógino, con rasgos suavemente finos, pero igual masculinos, y con la mirada más gentil que había visto en su vida. El hombre estiró su mano, para tomar dicha flor que el mexicano protegía con recelo, y apreciarla.

– Que belleza, ¿Es acaso esta flor la representante de tu amor? La cuidas con tanto afán que tengo celos. Me gustaría que alguien me cuidara como si fuera lo más preciado de su existencia. – el hombre sonrió, abrazando dicha flor, viendo como esta crecía y retoñaba más. – Ah, todo crece mejor con amor...

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