Parte 16

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"El dios de la noche, el dios del engaño, aquel oponente eterno de Quetzalcóatl, aquel joven y hermoso por siempre, aquel invisible, aquel omnipresente... El gran Tezcatlipoca"



Había leído una historia de un hombre.

Un hombre nacido de la pareja creadora, el cual representaba el camino nocturno, la noche, el Tezcatlipoca negro, aquella contraparte del blanco "Quetzalcóatl", aquel que procura las bellezas naturales, el guerrero del norte. Aquel que decidió perder y cortar su pierna para distraer a una gran bestia y poder vencer. Aquel que no le tenía miedo a la guerra o temor a equivocarse.

Era un hombre listo, era un hombre que utilizaba su belleza a su favor. Aquel que le enseño a Huitzilopochtli el arte de la guerra y estrategia, aquel que estaba listo a todo, aquel que siempre se rio en la cara de la gran serpiente.

"Eres tan volátil, eres tan estúpido, que no te das cuenta, que tu moral y reglas te impiden vencerme Quetzalcóatl, te dejas llevar por tus sentimientos, y digo, eso está bien, eres el gran dios de la sabiduría, pero, estas tan apegado a tus propias reglas, que no ves aquello que te provoca dolor. Harás que nuestra descendencia sea tan volátil como tú."

Un gran hombre, un hombre que era difícil de vencer, más cuando él siempre es el que empieza el juego. Aquel que engañó a Quetzalcóatl, aquel que tiene el camino de los muertos siempre libre, aquel que pone a prueba a los guerreros en el Mictlán. Aquel que tiene a la muerte de su lado, aquel que tiene a la vida en su mano.

Cuando leí de él, me pareció un dios con el que nunca quisiera meterme, o enfrentarme. Porque es un dios del cual no puedes esperar nada, siempre cambia todo a su favor, es un dios de engaño, un dios estratega, un dios que no le teme ni a la muerte, ni a la vida. ¿Cómo podría no tenerle miedo a alguien así?

¿Cómo?

Los humanos lo veneraban y siempre era el antagonista en las historias, siempre desafiando a Quetzalcóatl, siempre teniendo a Mictlantecuhtli de su lado, siempre sonriendo entre la obscuridad eterna.

¿Cómo?

¿Cómo es que ahora estoy frente a él?

Lo miro, y él solo parece interesado en acariciar a mi gata. Su piel obscura y perfecta había desaparecido, adoptó un cuerpo más humano, como él mío. Ahora solo veía una piel morena perfecta como la de México, ojos rojos intensos, cabello negro como la noche y largo que llegaba hasta sus rodillas, con tatuajes en los brazos y pecho, con una perforación en el labio, una suave, donde había un anillo que parecía tener vida dentro, ya que se movía como constelaciones, pero, al final, solo lo hacían más atractivo, las historias no mentían, la juventud eterna en él, aquel guardián de la fuente de vida, ahora, solo acariciaba el suave lomo de mi gata mientras usaba mi bata de dormir. ¿Por qué está usando mi bata de dormir?

– Es una hermosa criatura. – dijo cargando a mi dulce gata, acariciándole las patas. No sé por qué diablos Potya está dejándose. – tan delicada y hermosa, tan inteligente y feroz, me gusta.

– Suéltala.

. No. – respondió mirándome. – Tienes la sangre de México corriendo por tus venas, así que has estado absorbiendo vitalidad de él. Juro que México y Quetzalcóatl son igual de volátiles, por eso me va a tocar protegerte, porque soy el único que ve las cosas como son.

– ¿Qué? – dije confundido. – ¡Suelta a mi gata!

– A esto me refiero, quieres saber que estoy planeando, pero primero te preocupa tu mascota, primero siempre es lo que amas antes de ver el verdadero problema. Eres como esa maldita serpiente.

LAZOSWhere stories live. Discover now