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Había sido un año duro para los hermanos Pevensie y su única amiga, Kendra Roosevelt. Desde llegar a una casa desconocida dónde debían pasar el resto de los meses por seguridad hasta llegar al mágico mundo llamado Narnia. Amaban estar allí, eran reyes y sin saber cómo daban alegría a todos los narnianos allí pero aquella fantasía aquel sueño donde uno nunca desea despertar se esfumó en tan solo segundos, los intentos de regresar eran fallidos creando así preguntas de “¿Volveremos algún día?” entre otras que eran similares pero ninguna de ellas tenía una clara respuesta.
— Ed si multiplicas está fracción con estos dos números puede que llegues al resultado correcto — Dijo Kendra mirando con diversión a su mejor amigo Edmund quien parecía harto con aquellos ejercicios de matemáticas.
— Lo he intentado de todas las maneras que existen y ninguna me ha salido — Dijo Edmund bastante irritado.
Kendra soltó una pequeña risilla y tomo el cuaderno de su amigo para corregir algunas cosas y así lograr hacer esa cuenta que tanto le costaba hacer.
— Ahora lo entiendes? Más te vale que sí por que no haré ese examen por tí — Dijo Kendra causando que Edmund soltase un suspiro.
Ambos sonrieron pero aquellas sonrisas se esfumaron cuando oyeron un gran alboroto cerca, se miraron entre sí y sabían a la perfección de que se trataba y de quién.
— Peter — Murmuraron los dos.
Rápidamente tomaron sus cosas para ir hacia donde se oía el pleito. Los estudiantes ya se encontraban haciendo una ronda para ver mejor aquella pelea, Edmund empujó a todos y rápidamente fue ayudar a su hermano mayor ignorando los llamados de su mejor amiga y hermana menor.
— Lucy, Susan — Dijo Kendra al oír el silbato de unos soldados que se dirigían a separar a los muchachos que peleaban en la estación del tren.
Las tres chicas huyeron de todo el alboroto y esperaron a los dos chicos algo alejadas en una banca.
— Ahora que fue lo que pasó? — Pregunto Susan mirando de manera molesta a su hermano.
— Me empujó — Respondió Peter.
— Y por eso lo golpeaste? — Se atrevió a preguntar Kendra.
— No, dijo que me disculpara y luego te menciono a tí y a Susan — Ambas se miraron entre sí con cierta sorpresa —. Saben odio esto, odio que nos traten como niños.
— Pero somos niños — Respondió Edmund.
— No siempre lo fui — Dijo Peter refiriéndose a Narnia.
Aún que intentaran ocultarlo también se sentían de esa forma, querían volver a esa vida donde todos los respetaban y tenían tareas de adultos como salvar Narnia. Pero ahora a penas eran unos críos y nadie los tomaba en serio.
Susan con un suave golpe en el brazo a su amiga le hizo saber que se acercaba aquel chico la cual le había hablado antes del incidente de Peter, Kendra sonrió con cierta picardía causando a que Susan se sonrojara pero la fulminara con la mirada.
— Invitalo a salir — Dijo Kendra.
— Estás demente no haré eso — Dijo Susan inmediatamente.
Kendra soltó una carcajada y observó al muchacho quien se iba acercando, luego miró a su amigo y noto que harían una linda pareja. Susan era una hermosa chica y había captado la mirada de muchos muchachos en la escuela pero ella no estaba preparada para un novio solo quería concentrarse en sus estudios, en cambio Kendra estaba dispuesta al amor intento salir con algunos chicos pero fueron espantados por Peter o hasta Edmund, para ellos ninguno era merecedor del amor de su amiga hermana.
Al ver que el tren venía tomaron sus cosas pero fue demasiado extraño ver la rapidez con la que pasaba y los movimientos que se estaban sintiendo en la estación. Las personas parecían no notarlo y estar tranquilos, eso hizo que los cinco quedarán confusos y algo asustados.
— Crees que sea...— Dijo Lucy sin terminar la frase ya que algunas cosas comenzaron a romperse y su reacción fue tomar la mano de Kendra y su hermano mayor como forma de protección.
El tren no se detenía, los cinco se encontraban tomados de las manos mientras veían hacia el frente y para la sorpresa de ellos las ventanas reflejaban otro paisaje que no era las paredes de la estación. Hasta que de pronto la estación de trenes desapareció y dejó ver una hermosa isla. El sonido de las olas fue tentador para la menor de los Pevensie quien con un par de miradas a su hermana hizo que ambas comenzará a correr y detrás de ellas los otros tres que faltaban. Los cinco se encontraban jugando en el agua despreocupados de lo que sucedía pero Edmund se detuvo al ver a su alrededor llamando la atención de los demás.
— Que pasa Ed? — Pregunto Kendra.
— En dónde creen que estamos? — Pregunto Edmund sin dejar de mirar hacia el frente.
— Y dónde crees tú — Respondió Peter con cierta obviedad.
Estaban en Narnia y lo sabían a la perfección pero Edmund se dió cuenta que no era la misma Narnia de la cual conocían.
