➺Capítulo uno: El chico misterioso.

7.1K 851 436
                                    

Disclaimer:

Bungō Stray Dogs (文豪ストレイドッグス )
Escrito por Kafka Asagiri e ilustrada por Sango Harukawa.

Géneros:

|Drama | Slash | Hurt/Comfort | Fluff| Comedia |

Parejas:
Dazai Osamu/Chuuya Nahakara.



***

Una multitud de personas se dirige hacia una sola dirección, bajan por las escaleras hasta adentrarse al subterráneo, sus voces, risas, murmullos y pisadas se mezclan con el sonido de los rieles del tren que acaba de pasar, Chuuya se ve envuelto por miles de personas, algunas chocan contra él y lo empujan por lo que debe sostener con fuerza su portafolio para evitar que se le resbale de las manos. De igual forma logra empujar a otros para avanzar.

Empiezan a dispersarse, Chuuya pasa la tarjeta por el detector que le da acceso al metro, en pocos minutos se encuentra detrás de la línea de seguridad, esperando la llegada del tren.

Un bostezo se le escapa y mira el reloj en su muñeca percatandose de que va a tiempo.

La palabra tiempo es muy trivial.

El tiempo no tiene dimensión porque se desvanece. El alma es la verdadera medida del tiempo; el pasado es el recuerdo, el futuro lo que se espera.
El tiempo es algo que nadie le presta atención pero es sumamente valioso.
Chuuya pensaría igual de no ser porque el tiempo es todo lo que sus ojos logran observar desde que tiene memoria.

Hay una mujer con una niña a su extremo, la pequeña luce emocionada y tira del brazo de su madre para preguntarle algo mientras señala una máquina expendedora de dulces, junto a ellas un anciano que lee el periódico en silencio, usa lentes y parece muy concentrado en su lectura, a su derecha se hallan dos chicas, a juzgar por su vestimenta y lo jóvenes que lucen lo más probable es que sean estudiantes de secundaria.

Pero los enigmáticos ojos de Chuuya no apartan su atención del reloj que seguía moviendo sus manecillas.

Año, mes, día, hora, minuto y segundo.

Es el orden de los números situados sobre ellos. Pero esto no es algo que todos consigan ver, aparentemente nadie se ha percatado de la existencia de ese reloj de vida. Todos continúan su rutina diaria pero eso es mejor que saber cuando vas a morir.

El tren acaba llegando, entonces se apresura en adentrarse a éste, tomando asiento junto a la ventana y apoya la sien sobre el cristal mientras el tren retoma su avance aunque antes de eso, voltea al interior del vagón luego de notar algo extraño.

Chuuya continúa observando y analizando a los pasajeros hasta encontrarse con un joven que miraba a través del cristal a pesar de no haber nada interesante. Con algo de temor, los ojos de Chuuya se deslizan hacia el reloj situado sobre su cabeza para encontrarse con lo peor. Ese chico esta a punto de morir, los números del reloj pronto llegaran a cero, puede que le queden unos veinte minutos como máximo.

El corazón de Chuuya se estruja y aparta la mirada, sabe que no puede hacer nada para detenerlo. Ya lo ha intentado antes solo para comprobar que nada vence a la muerte.

Curiosamente su mirada logra encontrarse con la de ese chico, uno que parece no tener intenciones de disimular en absoluto, pues le esta sonriendo mientras se inclina y apoya los codos en el regazo, ante eso Chuuya frunce el ceño, apartando la mirada como si estuviera ofendido, el chico ni se inmuta, sigue sonriendo con los ojos cerrados. Chuuya vuelve a verlo y alza una ceja, el chico se encoge de hombros. Es como si dos desconocidos tuvieran una conversación con simples gestos.

Incluso ha olvidado que sólo le quedan veinte minutos de vida.

Solo por curiosidad vuelve a observar el reloj pero para su sorpresa los números han aumentado ridículamente.

—¡¿Qué?!—Ese grito se le escapa y rápidamente se cubre la boca con ambas manos pero ya es tarde, todos lo están observando.

Por fortuna el tren anuncia la hora de llegada y se detiene en el último segundo, todos se ponen de pie, Chuuya es el primero en levantarse y trata de encontrar al chico pero por más que lo intenta, no lo consigue. Pese a esto, sale de la estación a toda prisa y sigue buscándolo afuera del tren, entre toda esa gente consigue reconocer una melena castaña, la misma que pertenece a ese chico, Chuuya empieza a empujar a las personas y abrirse camino hasta él.

Cuando logra salir de la multitud lo ha perdido de vista, continúa corriendo mientras trata de no chocar con nadie, aunque es empujado por otro transeúnte hacia un hombre que sostenía un vaso de café, todo el contenido se vertió sobre Chuuya, aun asi tuvo que disculparse por lo sucedido, mientras eso ocurría volvió a reconocer al chico del tren, caminando a pocos metros de ahí. Por instinto sus piernas se movieron en dirección a él, dejando atrás a ese hombre, no puede perderlo de vista.

Detrás de él escucha refunuñar a ese hombre, volteó a ver solo por un segundo y cuando regresó su vista al frente, ese chico estaba frente a él, no pudo detenerse y chocó contra éste, rompiéndole la nariz.

Time / SoukokuWhere stories live. Discover now