Capítulo cuarenta y cuatro

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NARRADOR POV

Jimin y Yoongi no tuvieron sexo aquella noche. Cuando el menor se despertó, simplemente cenaron de manera normal e incluso el mayor intentaba animar a su novio, haciendo alguna tontera y consiguiendolo luego de varios intentos. Una vez que terminaron, Min insistió en que vaya a acostarse, que él solo se encargaría de todo y Jimin solo obedeció.

Ambos descansaron de manera perfecta en la enorme cama del mayor, oyendo a lo lejos las bocinas en la avenida cerca del lugar y apenas pudiéndose ver el uno al otro debido a la escasa luz proveniente de la calle.

Yoongi besaba los labios de Jimin a una velocidad muy lenta y de una forma suave, incluso un tanto húmeda. Acariciaban sus cinturas y pechos, y de los labios del menor salían pequeños gemidos que se ahogaban en los labios de Min. Decidieron parar cuando todo estaba volviendose más fogozo de lo deseado y optaron por dormir en cucharita, siendo Jimin la pequeña. Rieron unos segundos cuando la erección del mayor toco su trasero pero ninguno de los insistió en hacer nada, quedándose dormidos unos minutos después y demostrando que en aquella relación el sexo no era lo primordial.

Yoongi estaba de espaldas, justo al borde de la cama cuando Jimin despertó y notó que el estaba tan abierto como una estrella de mar, ocupando más de la mitad del espacio en aquel colchón. Sonrió adormilado y se acercó a su novio para abrazarlo y atraerlo a él, evitando así una futura caída.

Apenas eran las siete de la mañana de aquel domingo, por lo que decidió arroparlo mejor y volver a dormir al menos unas horas más.

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-¿Yoongi? -fue lo primero que dijo Jimin cuando volvió a despertar y no vio a la anatomía del mayor a su lado.

La puerta se abrió segundos despues, revelando a un Min Yoongi casi recien despierto y Jimin se ruborizó al notar que no tenía sus prendas superiores, quedando embobado por los escasos pero presentes abdominales, biceps y pectorales del mayor. Jimin extendió sus brazos, rogando que se acercara a él para poder contemplarlo mejor luego de sentarse en la cama.

Yoongi sonrió debido a los cabellos locos de Jimin y no se negó a ir con él. Se sentó sobre sus pantorillas a su lado y el pequeño prácticamente se abalanzó sobre él, rozando su rostro con su torso y dejando unos cuantos besos en él, volviendo loco a Min.

Una vez ambos estuvieron lo suficientemente despavilados, notaron que ya no era hora de desayunar, sino de almorzar. Yoongi fue el primero en comenzar a vestirse y luego lo siguió Jimin. Cuando ya estuvieron listos, juntos decidieron ir al supermercado que estaba a unas cuantas calles del departamento del mayor.

Iban de la mano, tranquilos ya que sabían que nadie iba a decirles ni una palabra y aún más ya que nadie sabía la edad de ambos. Y aunque Jimin tuviera apenas diecisiete años, él podría llegar a aparentar de muchos más; al menos unos veintitrés.

Tomaron un carrito una vez que llegaron y Yoongi cumplió el capricho del menor para llevarlo él solo. Tal vez Jimin estuvo apunto de chocar con varios refrigeradores o derribar algún que otro objeto de las góndolas, pero era sumamente divertido para su novio los gestos y el esfuerzo que este hacía por controlar bien aquella cosa con ruedas.

Uno quitaba las cosas del carrito mientras otro colocaba la mercadería en las bolsas. No eran muchas; cuatro para ser exactos, dos para cada uno. Obviamente Yoongi debía llevar las más pesadas pero no era una molestía.

Al llegar a casa, Jimin propuso que él ordenaría todo en el cuarto de Yoongi mientras él cocinaba. Le pareció buena idea y algo justa por lo que el pequeño salió disparado al cuarto para comenzar a ordenar, empezando por la enorme cama y siguiendo con algunas prendas arrojadas en el suelo.

N U E S T R O  S E C R E T O // y o o n m i nWhere stories live. Discover now