IV

1K 94 26
                                    

La desgracia no solo me llegó a mí.

La desgracia no solo me llegó a mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SHAILA.

— ¡Ey! — Alguien me dió una delicada sacudida. Solté un quejido. El suelo estaba frío, pequeñas cosas crujían debajo de mi y me daban leves pinchadas en todo el cuerpo.

—¡Chica pimienta, despierta! — otra vez esa voz.

Abrí los ojos con suma lentitud. Lo primero que capte fue una enorme silueta oscura casi sobre mi. No me inmuté. Era el chico misterioso que había visto cuando tuve el pequeño accidente.

Tal vez, si no fuera reconocido ese pálido rostro, habría gritado como sínica, lanzado puños como boxeadora y patadas como karateca por doquier.

— ¿Que haces aquí, o que hacías aquí durmiendo? — me preguntó en un tono seco. Se enderezó adquiriendo una postura amenazadora, cruzándose de brazos. Ocasionando que los rayos del sol que se colaban por las hojas de los árboles, me encandilaran por completo cuando la repentina luz chocó directamente a mi cara.

En un movimiento de protección me cubrí los ojos con el antebrazo y me quedé tirada boca arriba sin pronunciar nada. ¿Le debía explicaciones? ¡Por supuesto que no!

Fue entonces que caí en picada en el presente. Había vuelto a la realidad, una que se transformó en una tortuosa pesadilla.

Ya ni si quisiera me había importado el haber dormido en medio del bosque. Sobre grandes y pequeña ramas, o sobre la tierra. Era algo insignificante. Lo único que me importaba y que era mi principal prioridad, era mi familia.

— Oye, si no sales ahora mismo de mi bosque por las buenas, entonces será por las malas — de nuevo habló el chico misterio, pero esta vez de forma amenazante.

Me quité el antebrazo de mis ojos y lo miré tipo; ¡¿Como dices que dijiste?!

— ¿Tu bosque?.

— Si — respondió tanjante.

Me trate de incorporar con lentitud. Mi cuerpo dolía terriblemente, me dolía cada extremidad, cada músculo, cada hueso si era físicamente posible. La verdad es que estaba destrozada tanto física como emocionalmente.

Al estar de pié, mientras me sacudía la ropa cubierta tierra, hojas y ramas, miré mi alrededor con los ojos entrecerrados y los labios fruncidos. Luego miré al chico misterioso, su cara era todo un dilema indescifrable.

— Enserio...¿Todo esto es tuyo?

— De mi abuelo — se encogió de hombros hundiendo las manos en los bolsillos de su sueter. Ladeó su cabeza y me miró con una expresión aburrida —. Aunque es como mío. Ah, y sal de aquí ¡ya! y no vuelvas. Jamás. No quiero volver a repetirlo. 

SINIESTRO © ✔ [ #1 - Darkness ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora