SINIESTRO © ✔ [ #1 - Darkness ]

XXXIII

Capítulo 33
«No sé que mas miedo da, si "S" con su extraña manera de actuar, o esa cabaña»

SHAILA.

— Lann — digo de nuevo en un susurro muy bajo sin poder creer que sea él.

— Me gusta mas "S", pero, te dejaré llamarme Lann — su rostro es la auténtica imagen del engaño, esa burla y malicia que brilla en sus ojos oscuros. Bajo la cabeza. Es difícil sostenerle la mirada sin sentirme decepcionada, de nuevo traicionada y dolida.

Algo en mi cerebro hace clic apagando todos mi sensores, entrado en una especie de shock donde mis conciencia vaga en mi pensamientos dejando mi cuerpo, mi emociones en la intemperie sin saber que hacer. Ya estoy cansada, maté a mi mejor amiga, el chico del que una vez sentí una especie de cariño prohibido o amor, resultó ser la peor persona que pude conocer.

No me arrepiento de haber sentido algo por Lann, porque en su momento no lucia, no actuaba como un maniático psicópata. Él era bueno conmigo, siempre fue divertido, ocurrente y amable en esos años que estuvo en Marswell trabajando en la farmacia, donde algunas veces por semana fumábamos en la parte de atrás y me iba a casa tarde por hablar y reír tanto. Una lágrima rueda por mi mejilla ¿porque hizo esto?

— Vamos levantate — Lann me pide con dulzura. Maldito loco. Me toma por el brazo ayudándome a poner de pie, en el proceso el desprecio surca mi rostro.

Lo que más se me hace difícil aceptar, es que fingió su muerte, una la cual me dolió mucho en su momento.

Lann se agacha y recoge el arma con la que cometí el peor error de mi vida, la guarda en la cinturilla de su pantalón negro. Me abrazo a mi misma, quiero golpearlo hasta matarlo y a la vez no. Él me ve y una media sonrisa aparece en su labios, no es burlona, es una expresión dulce que tenia el chico que conocí ¿como hace para enmascarar una expresión tan bien? Con razón, Desnic era su cómplice. Ambos son similares por esa parte.

En un movimiento lento el lleva su mano al bolsillo delantero de su pantalón, sin reaccionar me preparo para lo peor — Tengo que ponerte esto — lo que saca es una capucha negra, me quedo quieta cuando me la coloca y todo es una negrura.

Me estremezco al sentir su brazo pasar por mi espalda, siento que se agacha y pasa el otro brazo por la parte trasera de mis rodillas y de un impulso me carga. No me resisto a él ¿me he rendido? No creo. Ni idea de cuanto tarda en llegar a donde sea que me haya traído, cuando me avisa susurrando a mi oído. Lo vellos de mi nunca se erizan por la calidez de su aliento en esa parte sensible. Me deja en el suelo y el frío de la tierra hace su efecto. Trato de retroceder y el ríe. Ahí esta esa risa baja, ronca y muy varonil donde no hay ni una pizca de maldad.