Capítulo 10

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Me paré delante de la cafetería en la cuál me vería con el muchacho que previamente había conocido en el gimnasio

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Me paré delante de la cafetería en la cuál me vería con el muchacho que previamente había conocido en el gimnasio.

Tomé una gran bocanada de aire antes de adentrarme en este.

Estaba algo nerviosa por mi apariencia, pero si lo pensaba bien, el chico me había conocido en el peor estado de todos: haciendo ejercicio y sudando como un cerdo.

Divisé un cabello castaño en una de las mesas del fondo de Brousy's. Para mi suerte la luz del Sol sólo llegaba a lugares específicos y disminuía rápidamente con el paso del tiempo.

Saludé a Grant y tomé asiento frente a él.

—Si de por sí eras sexy con guantes puestos y cara de asesina, no puedo creer lo mucho que lo eres sin ninguno de estos dos.—Halagó impresionado pero tan calmo que me transmitió confianza y seguridad.

—Diría que lo mismo, pero estaría mintiendo.—Apoyé mi mentón sobre la palma de mi mano.—Te ves condenadamente atractivo de cualquier forma.

El resto de la cita la había pasado muy bien. Reímos, nos conocimos, comimos...Hasta en un momento juré que iba a besarme.

Por supuesto no iba a oponerme si eso ocurría, pero por desgracia, la oportunidad nunca llegó.

Grant me dejó en frente de mi casa —ya que tenía auto— y esperó mientras alguno de mis familiares se dignaba a abrirme la puerta.

Sentí vergüenza al notar que nadie escuchaba mis repetitivas llamadas a través del timbre para que alguien me dejara pasar a mi propia casa. Era inútil no tener un decente par de llaves para entrar de una vez por todas y tener que evitar ese tipo de situaciones realmente humillantes para mí.

Respiré un poco aliviada cuando oí el ruido de las llaves chocar contra la madera de la gran puerta desde el interior de la casa.
Luego esta se abrió dejando a la deriva la imagen de Cole con el torso desnudo, sus pantalones de chandal que utilizaba de pijama, sin molestarse en ponerse calzado. Con el cabello alborotado. Una de sus manos se encontraba en el picaporte y con la otra sostenía su móvil; del cual no apartó la vista desde que me recibió.

Terminó de lo que parecía mandar un mensaje y guardó el dispositivo en uno de los bolsillos, su mano reposó allí.

Levantó sin preocupaciones la cabeza y su rostro que parecía relajado y cómodo pasó a ser frío y serio al observarme a mí y ver a lo lejos el automóvil con el castaño adentro.

No hizo más que sostenerme la mirada por unos segundos, para luego meterse dentro de la propiedad y desaparecer al subir los peldaños de la escalera.

𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora