Capítulo 18

7.7K 481 89
                                    

Inhalé profundamente antes de bajar las escaleras con Grant

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Inhalé profundamente antes de bajar las escaleras con Grant.

Empujé la espalda del musculoso muchacho adelante mío para que avanzara una vez que me ví preparada para afrontar la situación.
Los peldaños de la escalera se hacían eternos al bajarlos. En especial porque a medida que descendíamos podíamos apreciar la atenta mirada de todo un grupo de adolescentes observándonos.

Incluso se habían detenido de hacer sus tareas para vernos e incomodarnos al máximo.

Simon había levantado la vista de su teléfono móvil. Lia seguía sosteniendo la pala que contenía los desechos que Wingston había barrido —pero aún así tenía cara de sorpresa, incluso cuando ella nos había descubierto.— y este se había parado con la escoba en manos, analizando divertido la escena frente a sus ojos.
Dina sostenía dos jarrones de mi madre donde terminaba el último escalón. Pero esta se giró sobre sus talones con los dos frágiles objetos entre sus brazos y una sonrisa burlona en el rostro.

Y Cole, por otro lado, se apoyaba en el arco del hall con una pierna doblada contra este, mientras encendía su cigarrillo entre sus labios.
Solo que él, al contrario de todos, dio una rápida mirada y se adentró en la cocina, esfumándose como el humo que no nos dejó ver salir de sus pulmones.

—¡Oye tú, campeona! ¡A ver si nos ayudas de una vez por todas, que esta también será tu fiesta, pedazo de guarra!—Wingston no hizo más que avergonzarme el triple. Mi cara de seguro irradiaba un color rojo de la vergüenza que sentía recorrer mi cuerpo.
Era tan grande que ni siquiera fui capaz de despedir con un beso en los labios a mi invitado, sino más bien empujándolo a palmaditas para luego cerrar la puerta tras él.

—¡Los odio!—Exploté. Una risa nerviosa se escapó de mis labios, e hizo que el resto de los adolescentes también rieran.

(...)

El resto de las horas nos la pasamos escondiendo objetos de valor, limpiando y corriendo cosas en nuestra casa para que se viera más espaciosa.

El reloj marcó las siete y treinta de la tarde cuando finalizamos la decoración.
Los chicos decidieron dejarnos para ir a prepararse y cenar en sus respectivas casas, para luego venir de una vez a las doce, hora a partir de la cual estaba permitido el ingreso a la fiesta.

Cole no habló mucho durante la tarde. Menos lo hizo a la noche, cuando realmente la incomodidad se comenzó a sentir en el aire. Sólo estábamos nosotros y la tensión entre ambos era demasiado visible.

Aunque yo no le había hecho nada, no comprendía porqué actuaba de ese modo.

Tal vez escuchaba voces. Estas le quemaron su cabeza y se estaba volviendo loco.

𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 ✔Onde histórias criam vida. Descubra agora