Capítulo 15

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Llegó la hora de la cena cuando estuve al borde de dormirme sobre mi mano encima de la mesa

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Llegó la hora de la cena cuando estuve al borde de dormirme sobre mi mano encima de la mesa.

Haber vuelto tan tarde de lo de Grant, sumado a las aburridas e interminables horas de clases y combinado con una clase de boxeo que tomé.

Estaba muerta.

Ni siquiera tuve fuerza para subir las escaleras y ducharme. Por lo tanto hacía media hora que estaba en la planta baja de la casa con la ropa que usé en el gimnasio.

Bostecé mientras observaba a mi padre llegar al comedor y a mi madre traer la comida.

Sirvió una ración a cada uno de vegetales y un pedazo de carne. Como acostumbrábamos, comimos en silencio.

—¿No sintieron ruidos ayer? No estoy seguro de haber soñado el chocar de las llaves o si en verdad alguien intentó robarnos.—Preguntó Jane.

Tragué duro. Nerviosa.

Mi corazón comenzó a palpitar a mil por segundo. Y mis ojos viajaron directamente a Cole, que lucía muy pacífico cortando su filete.

—Fue Brooklyn. Anoche se escapó para tener sexo con un chico.—Dijo el pecoso aún con la vista en la comida. Hablaba tan calmo y decía todo tan relajado que sólo ocasionaba en mí más ganas de asesinarlo con el cuchillo en mi mano.

Apreté los cubiertos a tal punto de volver mis puños de color blanco.

La señora y señor Bedling me miraron impresionados, esperando mi defensa ante dicha acusación.

—No es cierto.

—Sí lo es.

—Lia me pidió que por favor la acompañara al veterinario de urgencia, su perro necesitaba medicina porque padece de una enfermedad.—Mentí.

La desesperación invadía mi ser.

—Lia no tiene perro.—Objetó Cole, con las comisuras elevadas en una sonrisa ladeada.

Fruncí mi ceño y le dediqué una mirada de pocos amigos. Hasta quise patearlo por debajo de la mesa.

—¡Pero no fue por un chico! Tuve una urgencia.—Traté de justificarme.

—Miren su cuello.

La satisfacción en el rostro de Cole era tanta, estaba disfrutando eso.
Disfrutaba verme sufrir y saber que yo en ese momento era inferior a él.

Las palabras me sobraban para describir lo mucho que lo odiaba. Sentí demasiada aberración y cólera ante su actitud tan de mala persona.

Mi padre se acercó a mí y corrió de mala gana el mechón de pelo que cubría el hematoma de mi piel.

La respiración salía de mis pulmones de manera rápida y entrecortada. Estaba hiperventilando y la ansiedad se manifestaba en mi cuerpo.

Los recuerdos que deseaba enterrar en mi mente volvían a salir a flote de nuevo. Cole logró destapar ese frasco intocable.
Y lo único por lo que más temía, la única cosa que le tenía miedo, estaba sucediendo.

𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑 ✔Where stories live. Discover now