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    Tyler llevaba ocho meses de embarazo y seguía felizmente en casa de sus padres quienes intentaban complacer los caprichos de su nieto y su hijo aceptando sus decisiones de cambio de carrera. Los hermanos menores de Tyler estaban felices de ser tíos y eso era lo que importaba. Que todos eran felices.

    Entonces porque sentía que todo estaba mal. Se sentía abrumado e inútil. Una noche lo decidió y era que no dependería de sus padres, lo había dicho antes y lo volvería a decir, fue su error por descuidarse y se haría responsable de sus acciones.

Si la vida fuera tan fácil.

    Un golpe de realidad golpeó al castaño una noche de octubre, 27 de octubre para ser específicos cuando a las tres de la mañana un fuerte dolor lo despertó y un grito agudo alertó a todos los de la casa. La primera persona en entrar fue su madre quien atendió rápido al castaño al ver el charco de sangre en la cama. Sin chistar llamo una ambulancia pero después de ver a su hijo decidió que su hijo no podía esperar. Con ayuda de chris lo subieron al carro y manejaron al hospital más cercano.

-No puede nacer aún, aún no, falta un mes pequeño aun no salgas porfavor- Tyler le hablaba intentando calmarse y distraerse de los dolores.

-Hijo no te preocupes le falta un mes no le falta nada para estar bien desarrollado estará bien- su madre intentaba calmarlo pero era inútil.

-Es menos peligroso que un niño nazca a los siete meses que a los ocho madre mi hijo va a morir- un ataque de pánico lo estaba afectando y nadie podía hacer nada para calmarlo.

    Finalmente llegaron al hospital, gritos de ayuda fue lo último que escuchó Tyler pues perdió consciencia cuando lo subían a una camilla.

    Una cesaría de emergencia había ocurrido y le habría dejado una horrible marca pero eso era ahora lo de menos. Después de cuatro horas el castaño había despertado y de su boca salían las mismas palabras. -Mi bebé, donde esta mi bebé- sus ojos apenas se abrían pero cuando lo hicieron su vista se volvió a nublar pues las lágrimas que salían lo molestaban. Su madre estaba cargando al pequeño Johnny, a su pequeño hijo prematuro.

-Ten hijo- su madre le pasó al castaño al pequeño. Era una horrible pasa. Fue lo primero que pasó por su cabeza pero lo amaba. Entonces entendía a las madres puesto que ciertamente los bebés eran hermosos a su horrible manera.

    Una risa cansada salió de su boca y miro al niño que levemente comenzó a abrir los ojos. Sus hermosos ojos cafes. Sabía que sin dudarlo daría su vida por él.

    Un mes exactamente había tardado en recuperarse completamente, por más que insistieron jamás le contó a Josh, nadie sabía nada solo desapareció por un par de meses, evitaba a Josh lo mejor que podía aprovechando que el estaba en una carrera casi opuesta, solo unas clases chocaban en los semestres pasados.

    Por más que amara a su hijo tenía que estudiar para asegurarse de darle la vida que merece. Las prácticas comenzaron y odiaba no poder ver a su pequeño pero saber que se encontraba con su madre lo hacía sentir seguro.

    Odiaba aprovecharse de su madre entonces su plan de vida continuó.

    El día de su graduación fue mejor de lo que esperaba, aunque perdió unos meses se puso al corriente con tanta velocidad que lo dejó graduándose con honores. Era oficialmente un enfermero y le ofrecieron trabajo en uno de los mejores hospitales de la ciudad de Seattle. Su excusa perfecta.

    Su hijo de apenas un año se encontraba en el aeropuerto llorando al tener que apartarse de sus abuelos quienes lloraban al ver a su hijo partir y aunque les prometió llamar y visitar sabían lo difícil que esto iba a ser.

    Debía admitirlo su hijo era el mejor y es que por más ruido y turbulencia que hubo este no lloro en ningún momento solo mantenía sus ojos pegados en la ventana observando las nubes y sus diferentes figuras mientras sonreía. El vuelo fue algo largo así que ambos tuvieron una hermosa siesta y las personas de alrededor los veían con ternura.

    El trabajo que le habían ofrecido no solo le aseguraba hogar sino también una buena paga para su hijo y un lugar donde dejarlo sano y salvo dentro de las puertas del hospital.

Su vida era perfecta.
Gran error.

<<porque siempre cometo ese error>>

     Un problema fue todo lo que bastó para que hubiera recorte de personal pero como lo iban a despedir a el, un chico de 27 años soltero con un niño de ocho. Ocho años trabajando en ese hospital siendo nada más que bueno y querido. Pero estaba desgastado a su corta edad, necesitaban carne fresca que pudieran explotar y a muy a su pesar fue despedido.

     A tal malas noticias no le quedo de otra más que regresar a su hogar al no poder seguir pagando su departamento. Fue algo difícil para su pequeño hijo tener que despedirse de todo lo que conoce pero era para su bien.

Si tan solo y supiera.

     No le contó a sus padre que había vuelto hasta que se logró rentar un departamento cerca de otro hospital donde había conseguido trabajo. Con menos paga menos privilegios pero sabía que si se esforzaba podría lograr conseguirlos de nuevo. Solo tenía que ser el mejor.

-¡Johnny!- el pequeño castaño con cabello ondulado corrió con su querida abuela quien tan pronto estuvo en sus brazos lo cargo llenándolo de besos haciéndolo feliz.

     Tyler miraba la escena conmovido pues sabía lo feliz que Johnny era cuando estaba con sus abuelos y los visitaba cada navidad y ahora para su fortuna los tendría más cerca cuando se necesitara.

-Hijo- chris lo abrazó y Tyler correspondió feliz dándole un fuerte abrazo. Como había extrañado a sus padres.

    Los cuatro estaban sentados en los sofás mientras tomaban chocolate caliente.

-Me he mudado cerca del hospital principal de Ohio si quieren puedo llevarlos después- saco una llave y la dejo sobre la mesa. -Por si se necesita-

    Su padre asintió tomándola y poniéndola en su llavero siendo el él más responsable.

-Me alegra que lo puedan ver más seguido el enserio los quiere y creo que le hará bien puesto que dejo a muchos amigos allá en Seattle- acaricio el cabello de su hijo quien solo le sonrió y continuó mirando sus caricaturas mientras tomaba de su bebida.

-Tu déjalo aquí cuando sea, somos sus niñeras enserio amo a este pequeñín. Tu hermana Madison te manda saludos por cierto, dice que te extraña y que sus hijos quieren conocerte-

    El castaño sonríe mirando el piso. Tenía dos sobrinos por parte de Madison de apenas un año de edad, nacieron por navidad por lo que no los pudo visitar y por ende no los ha logrado conocer viviendo ella en Texas. Su hermano Zack quien era el segundo por un año tenía un hijo de seis que era amigo de Johnny cosa que lo hacía feliz. Finalmente estaba Jon quien bueno, era viajero y no se preocupaba por eso aún.

-También quiero conocer a mis sobrinos-

Voten por favor por que pienso que no les gustó y lloró :"(

Jøhnny [JOSHLER]Where stories live. Discover now