Capitulo 3

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Jennie Kim

Hoy es el día en el que iré al hospital donde trabaja mi hermano y eso me hace sentir emociones incomprensibles. Aunque bueno, lo único que entendía de ellas era que no eran bellos sentimientos. 

Me causaba temor el simple hecho de pensar en pisar un hospital después de años de no hacerlo. Si, podría parecer absurdo, pero cuando enfermo tengo un médico que viene hasta casa donde me hace un debido chequeo y diagnostico. Siempre era lo mismo, pues yo no era capaz de siquiera pensar en un hospital, suficiente tenía ya con el hecho de tener que ver a un medico.

Y todo ese pavor por una sola persona...

Mi mamá.

Mi bella y linda mamá que había muerto hacia varios años atrás. Dejándome así un vacío en mi vida por haberla perdido cuando era tan pequeña.

Comencé a derramar unas cuantas lagrimas que caían por mis mejillas hasta perderse en alguna parte.

Me quedaba tanto por vivir a su lado pero la vida me la arrebató muy pronto. Cosas que hasta día de hoy dolía como nunca. Porque yo en verdad había necesitado una mamá.

Limpié las lágrimas de mi rostro con cuidado, no deseaba tener los ojos hinchados y que estos pudiera delatar que anteriormente había estado llorando.

Encendí mi auto y rápidamente avancé entre las calles. Mientras que conducia, mi mente estaba algo perdida analizando lo que me esperaba, intentando prepararme para ello, prepararme para lo que vería; Gente enferma, y luchando por su vida cada día, recordándome a cuando mi madre también lo hizo en algún momento y el como yo fui expectante de ello.

Algún día tenía la esperanza de que no recordaría a mi mamá con lágrimas en los ojos, que algún día aquello sanaría y que podría recordarla sonriendo. Por todo lo linda y lo bueno que me dejo en mi vida. Los pocos años que la conocí quedarían siempre en mi recuerdo.

Al llegar al hospital dejé mi auto en el estacionamiento del mismo, algo cerca de la entrada del edificio. Antes de salir de mi vehículo, he soltado un suspiro.

No dejes que esto te gane, me dije a mi misma.

Fue cosa de entrar para que el peculiar aroma que los hospitales desprendían se hiciera de mis fosas nasales. Ese aroma...que atraía amargos recuerdos.

Miré a mis alrededores mirando con atención el lugar. Una pequeña recepción donde había dos enfermeras y otros dos al otro lado, charlando, y luego, por los lados izquierdos y derechos, había sillas donde se encontraban personas sentada usando sus celulares y otras tantas que lloraban desconsoladamente. Quizá habían perdido a alguien.

Un nudo se formó en mi garganta al darme cuenta de eso, y por un momento quise irme debido al pánico que eso me causaba, sin embargo, escuché a alguien llamarme y posar su mano sobre mi brazo y solo eso logró tranquilizarme.

— Hey ¿Estás bien? — Me preguntó Dawn—. Soy consciente de que puede ser difícil asi que puedes contarme si te sientes mal o...

— No sucede nada—dije tratando fingir estar bien—. Estoy perfecta, Dawn.

— Bien, ahora ven y sigueme —El sujetó mi brazo mientras me guiaba por un pasillo que daba hasta el elevador—, te llevaré a dónde están los niños.

— De acuerdo.

Entramos al elevador y el presiona uno de los botones. Siento como el pequeño espacio se eleva hasta que sus puertas se abren, dejando ver consigo otro pasillo similar al de la recepción.

— ¿Es aquí?

El asiente con la cabeza mientras salimos del elevador. El lugar, como había dicho anteriormente, era casi igual al otro. Nada distintivo. Aunque bueno, dudo que en un hospital se esmeren demasiado en poner una buena decoración teniendo en cuenta que lo importante es el servicio que te ofrecen.

𝚃𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛é [𝙹𝚎𝚗𝚕𝚒𝚜𝚊] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora