Epílogo

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Jennie Kim

Mire la lápida que estaba frente mió, la lápida que había frecuentado los últimos doce meses, el último año.

Respiré profundamente intentando reprimir las ganas que tenía de llorar en ese momento.

Ya un año desde que había muerto, un año que fue una gran tortura para mí, su recuerdo todavía dolía y me seguiría doliendo mucho tiempo más. Pero ahora cada que la recordaba si quiera podía sonreír y llorar al mismo tiempo.

Sonreía al recordar su linda voz, por recordar lo suaves que eran sus labios y lo bonito que era estar a su lado, por recordar cómo me hacía sentir.

La madre de lisa y yo habíamos mantenido todavía una amistad, nos frecuentabamos mucho y yo siempre desde la partida de ella le había dejado en claro que tenía todo mi apoyo por cualquier cosa que necesitara. Aunque ella me había dicho que no era necesario insisti mucho para que tuviera la confianza de hablar conmigo.

Siempre que conversabamos respecto a lisa terminabamos llorando ambas, y aunque me dijera después de unos minutos que se encontraba mejor yo sabía que no era cierto. Ella se sentiría seguramente mil veces peor que yo, era su hija.

Venía aquí a la lapida  de lisa porque tenía que seguir adelante como ella había dicho minutos antes de irse, como yo le había prometido. Porque pensaba que está sería la última vez que vendría a verla en unos meses.

Porque tenía que dejar de venir casi todos los días a llorarle a sus cenizas, a su cuerpo hecho nada, porque eso era lo que quedaba de ella, nada.

Dejé la carta que le había hecho encima de su lapida.

En esa carta había escrito todos mis sentimientos, la forma en la que me había sentido los últimos meses, la forma en que me dolía recordarla.

— Se que probablemente está carta en unos meses más se haya convertido en nada, quizá cuando llueva se convierta en una hoja inundada de agua y sin poder ser legible. Pero eso es lo que espero, espero que con esta carta pueda intentar dejarte atrás — acaricié por encima el sobre de la carta que yacia encima de su lapida — En verdad esperó que con haberme desahogado de esta forma y haberme sincerado dejé de doler tanto como lo hace en este momento.

Lo único que esperaba era poder recordarla, recordarla pero sin lágrimas en mi rostro, esperaba poder recordarla como lo que fué, quería recordarla con una inmensa sonrisa en mi rostro y poder decir que ella había sido lo mejor de mi vida sin soltar un solo sollozo.

— Hoy es el aniversario de tu muerte y no puedo asimilarlo, todavía no creo que no sigas en mi vida.

Suspire profundamente por décima vez en lo que llevaba aquí.

— Espero que el siguiente año de tu aniversario no me duela tanto como está vez, espero sanar pronto de tu partida.

No estaba segura de si podría sanar con solo un año más, pero debía cumplir lo que le prometí a lisa, tenía que dejar de amarla en algún momento y seguir adelante. Intentar amar a alguien más en lo que me restaba de vida.

— El departamento se siente muy vacío sin tí ahí, todavía puedo sentir tu aroma en las sábanas en las que dormíamos juntas, tu ropa sigue ahí, hay veces en las que siento que despertaré al día siguiente contigo a mi lado, que solo es una pesadilla pero al despertar cada día sin ti en el me doy cuenta de que esto es la realidad, de que esto en verdad sucede. Tu en verdad te fuiste de mi lado y jamás volverás.

Miré a los alrededores del cementerio, mire todas y cada una de las lápidas que se encontraban ahí. No pude evitar preguntarme cómo habrán muerto los cuerpos de personas que estaban enterrados, como estarían sus familiares en este momento. Muchos seguramente estarían sufriendo como yo lo hacía.

— Hace unos meses comencé cursos de astronomía, algo que a ti te hubiera gustado estudiar y que no tuviste oportunidad de hacerlo — al instante sonreí recordando las veces que juntas habíamos mirado el cielo, las veces que habíamos disfrutado ver el atardecer y el día en que nos besamos — La verdad me gustan las clases y cada que voy a una no puedo evitar pensar en tí, quizá me estoy torturando más al hacerlo, no lo sé, pero yo solo quería hacer algo que estaba segura de que a ti te hubiese gustado hacer, algo que anhelabas con hacer, quería cumplirlo yo por ti.

Sus recuerdos me desgarraban el alma por completo.

Sentí una pequeña gota caer en mi brazo y al instante mire al cielo. El día estaba nublado, y sabía que en cualquier momento del día iba a comenzar a llover así que había traído un paraguas. Lo abrí y lo sostuve entre mis manos.

— Hubo una vez en la fuí a la carretera que tanto te gusta para ir a mirar el atardecer y cada que lo hago lloro demasiado, lo hago porque recuerdo nuestro primer beso ahí, el primer momento en el que me di cuenta de que quería estar contigo siempre, recuerdo cuando me dijiste que era el amor de tu vida, tengo muchos recuerdos que me destrozan pero aún así sigo aquí, luchando día con día.

Entonces sucedió lo inevitable, comencé a llorar. Lágrimas gruesas rondando por mi mejilla, temblaba ante el frío y por lo débil que me sentía.

De repente la lluvia comenzó a ser más fuerte, al ser esta mucho más fuerte comenzó a hacer  que la carta que había dejado en la lápida de lalisa comenzara a mojarse. Era lo que quería, que en algún momento esa carta se mojase y se destruyera, si sucedía eso sabría que nuestra historia había terminado.

Parecía que el destino me quería decir que debía seguir adelante, que debía dejar atrás mi que tuve con lisa y seguir con mi vida. Recordarla estaba bien, pero no estaba bien aferrarme a alguien que había dejado de existir en este mundo. El destino me quería decir que nuestra historia había terminado.

— He de admitir que desde que te fuiste no he dejado de imaginarte gritándole a todos los que estén contigo mi nombre, seguramente cuando muera ya todos me conocerán allá donde tú estás ahora mismo.

Mire una vez más el cielo, pero más específicamente mire fijamente una de las tantas nubes que se encontraba en el, y recordé entonces una de las últimas palabras que lisa había mencionado antes de morir.

— Ojalá estés cumpliendo la promesa que me hiciste aquel día — nuevamente me agaché y mire fijamente la carta mientras que seguía hablando — ojalá estes en una de esas nubes de allá arriba mirandome y cuidandome como prometiste, estoy completamente segura de que eres un bello angel.

Esas estaban siendo mis últimas palabras para ella, era lo último que diría en este lugar, era la última vez en un año en el que vendría a aquí y sería duro al principio, pero estaba completamente decidida a lograrlo.

Estaba decidida a poder seguir con mi vida sin lisa en ella…o más bien intentando hacerlo.

Era nuestro final.

La carta hecha pedazos por lo mojada que se encontraba me lo hacía entender, esa carta en la que iban todos mis sentimientos hacia lalisa en unos cuantos momentos más estaría hecha nada.

Quizá lo nuestro fue tan repentino porque no nos quedaba mucho tiempo.

Quizá nos enamoramos tan fácil porque no teníamos tiempo de que nuestra historia fuera larga.

Quizá por eso pasaron las cosas de la forma en que lo hicieron

Quizá por eso la conocí en ese momento, pero seguire subestimando siempre que yo llegué tarde a su vida.

— En lo que me resta de vida, nunca te olvidaré lalisa manoban, esa es mi promesa para ti.

— En lo que me resta de vida, nunca te olvidaré lalisa manoban, esa es mi promesa para ti

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