65.

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Capítulo 65.

La tarde a caído y hace mucho frío. Niall me guía hasta nuestra tienda y nos metemos rápidamente. Sus labios están casi morados, su piel es tan blanca que son mucho más notorios.
En silencio lo veo sacarse el short con dificultad mientras yo hago exactamente lo mismo con la parte de abajo de mi bikini.

-Mierda, esto está demasiado adherido a mi cuerpo. —Se queja mientras intenta bajar su ropa mojada.

Me río mientras mis dientes castañean debido al frío que nos rodea.

-Debes hacerlo con calma. —Digo mientras él me observa.

Intento ignorar sus ojos sobre mi cuerpo mientras termino de deslizar el bikini por mis muslos. Él suelta un suspiro mientras se acerca.

-Date la vuelta. —Me pide y le hago caso inmediatamente.

Él desata las tiras de la parte superior y me lo quita. Desnuda delante de él, rodea mi cintura con sus brazos. Su pecho se adhiere a mi espalda mientras busca mi cuello.

-¿Que haces? —Susurro con una tonta sonrisa en los labios mientras le doy un mejor acceso.

-Entrando en calor. —Susurra y desliza su lengua por mi piel. —Necesitamos esto, no quiero morir de hipotermia.

Sonrío.

-¿Moriremos si no hacemos esto? —Susurro siguiéndole el juego.

-Oh sí, nena. —Murmura empujando su pelvis hacia adelante. Su miembro se frota contra mi trasero a través de su bóxer mojado.

-Tendrás que quitártelo. —Digo y él sonríe contra la base de mi cuello.

-No te muevas. —Me pide.

Sin darme la vuelta lo escucho maldecir mientras intenta bajarlo. Cuando lo consigue segundos después vuelve abrazar mi cintura y frotarse contra mi descaradamente. Su erección está dura, muy dura y me hace gemir.

-Me gusta. —Susurro, dejándome llevar por las miles de sensaciones que me hace sentir.

-Acuéstate en la cama, boca abajo. —Susurra, su voz es baja y sensual.

-Sí.

Afuera puedo escuchar las risas de los demás mientras voy hasta el colchón inflable y me acuesto sobre las mantas. Girando mi rostro veo a Niall caminar hasta su bolso, del interior lo veo sacar un preservativo.
Cuando vuelve, se mete entre mis piernas.

-Separa las piernas, cariño. —Me pide y lo hago.

Mi corazón está demasiado acelerado mientras espero sus movimientos. Mi primer pensamiento es que él me penetrara, pero cuando su lengua es la que que se desliza por mi vagina suelto un gemido ahogado.

-Niall... —Gimo sosteniendo el edredón.

Él no responde, continúa su invasión, estimulando mi clítoris mientras mis piernas se separan aún más, dándole un mejor acceso. Mis caderas lentamente comienzan a moverse,  a empujar contra su boca, a empujar contra su lengua que me hace ver las estrellas en cuestión de segundos.
Mis piernas tiemblan y las paredes internas de mi femineidad se contraen deliciosamente mientras me dejo ir. Con mi rostro hundido en las almohadas gimo y jadeo mientras lo siento incorporarse y deslizar su miembro por mi resbaladiza hendidura.

-Tus gemidos son música para mis oídos. —Me dice mientras se hunde, lentamente hasta el fondo.

Él también suelta un gemido mientras me sostiene de las caderas. En cuatro sobre la cama, tenemos sexo.
El frío ya es cosa del pasado, mi cuerpo arde intensamente mientras empujo mis caderas hacia atrás y él hacia adelante, creando un ritmo constante.
Con mi mejilla pegada al colchón dejo que él me tome, que por varios minutos me embista con fuerza.
Cada estocada me hace sentir llena y como si fuera a romperme. Jamás me lo había echo así, nunca había sido tan malditamente salvaje.
Quizá...quizás es porque está celoso. Mierda.

-¿Te gusta esto? —Susurra recostándose sobre mi cuerpo, apoyando todo su peso en sus codos para no aplastar mi pequeño cuerpo.

-Sí. —Respondo. —Quiero darme la vuelta.

Él se ríe.

-No todavía. —Susurra y besa mi hombro.

Sus caderas vuelven a tomar el ritmo. Sin decir una palabra hundo mi rostro en el colchón y siento cada penetración profunda. Sus caderas hacen círculos, y siento que el segundo orgasmo invadirá mi cuerpo en cuestión de segundos, pero él al notar como mis piernas tiemblan en respuesta, se detiene.

No me deja acabar.

-Niall. —Me quejo.

-¿Qué pasa? —Susurra cerca de mi oído. —¿No te gusta?

-Sí, es solo que... —Mierda. Él sonríe contra la base de mi cuello.

-Está bien, date la vuelta. —Susurra deslizando su miembro fuera.

Me giro rápidamente quedando frente a él. Acercándose me besa los labios mientras guía su miembro a mi empapada vagina. Se hunde dentro de mi sin dejar de mirarme, sin dejar de observar cada expresión en mi rostro. Mis labios están separados mientras respiro superficialmente y él toma mi labio inferior entre sus dientes y lo chupa.
Tanto sus caderas como las mías comienzan a moverse, esta vez más suave, lento y sensual. Dibujo círculos al rededor de su miembro mientras él me observa.

-Eres tan jodidamente exquisita. —Susurra entre jadeos.

No le respondo. No puedo aunque quisiera, estoy perdiéndome en él mientras mis manos acarician su espalda y su cintura. Lo que era sexo salvaje se ha convertido en otra cosa, porque incluso la forma suave en que su miembro se desliza dentro de mí me hace entender que sus sentimientos hacia mi son tan fuertes como los míos.
Niall me gusta tanto, lo quiero y lo amo tanto. Él es todo para mi, me siento completamente enamorada de este hombre que está mirándome de una manera tan única y especial.

-Envuelve tus piernas en mi cintura. —Susurra con delicadeza y obedezco.

Al momento de hacerlo, sus caderas comienzan a moverse más rápido. Somos un lío en nuestra tienda, jadeando e intentando no ser tan ruidosos. Pero Joder, que difícil es no subir la voz y gemir escandalosamente cuando él me hace el amor tan deliciosamente.
Sin poder evitarlo, araño su espalda, no dolorosamente pero si para que queden mis uñas marcadas en su piel.

El fuego crece en mi interior y mis piernas tiemblan. Los primeros espasmos de placer inundan todo mi ser y sé que en cuestión de segundos tendré al fin mi orgasmo.
Niall gime en mi oído. Joder, su gemido también es música para mis oídos.

Escuchar a un hombre gemir es todo lo que está bien en esta vida, y sobre todo cuando esos gemidos son de Niall.

-Nena. —Jadeo empujando con fuerza, tanta fuerza que me hace venir.

Con el rostro hundido en su cuello gimo sintiendo como las paredes internas de mi vagina se contraen al rededor de su miembro, mientras él alcanza el clímax.
Somos una mezcla de cuerpos calientes y sudorosos.

Y me gusta, joder cuanto me gusta.

𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐀 𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora