3. Con una mirada.

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—yo también te quiero –dijo Ana, Mimi la miró, no se refería a eso, ella la quería como algo más, Ana solo como una amiga. O eso pensaba la rubia.

—me tengo que ir Mimi, solo quería verte, y asegurarme de que estuvieras bien.– dijo Ana.

—quédate... quédate un rato ¿no? si es muy pronto –preguntó Mimi, la morena le miró.

—no no no es tarde ¿que hora es? –preguntó Ana levantándose de la cama.

—son las.... 8 –dijo Mimi mirando su móvil Ana abrió los ojos.

—me voy.

—pero... ¿no quieres quedarte a cenar? –Mimi quería que Ana se quedara, no quería quedarse sola, con sus padres, pero sola.

—no, no te preocupes enserio. –miró a Ana y suspiró.

—¿seguro? —preguntó la rubia.

—seguro –la morena le miró, y claro que por esa mirada, ese puchero que le ponía se iría con ella al fin del mundo, pero de verdad no podía quedarse.

Ana suspiró, le dio un beso en la mejilla a Mimi, abrazándola.

—estoy contigo... –le susurro, le dedico una pequeña sonrisa y salió de la habitación de su amiga, Mimi suspiró y se volvió a tumbar en la cama.

Ana volvió a su casa, tenía una idea en la cabeza, desde hace un tiempo, pero ahora la veía muy clara.

—Con una mirada tú te quedaste, quedaste en mi corazón... –tarareaba Ana mientras apuntaba la letra en una hoja en blanco, que en muy poco se llenó de palabras, frases y tachones. Pero le sorprendió lo poco que tardo en conseguir una buena letra, la melodía ya la tenía.

Se movía de un lado a otro por su habitación. Estaba muy nerviosa.

Había quedado con Mimi, en que vendría a su casa, que estaba vacía, porque le tenía que decir algo muy importante.

Se toqueteaba todo el rato el pelo rizado, y jugaba con las mangas de su camiseta blanca con rayas negras, se colocaba bien los pantalones negros, todo el rato andando de un lado a otro.

Escucho el timbre y bajo prácticamente corriendo, se paró delante de la puerta se miró al espejo, seguía sin entender por qué estaba tan nerviosa, si Mimi ya la había visto de todas las formas posibles, pero ahora quería estar guapa. Porque para ella era muy importante lo que le iba a decir.

Abrió la puerta, y vio a la rubia de ojos verdes ahí parada, mirándole con una sonrisa, ella se la devolvió.

—hola Ana banana –le dijo Mimi pasando dentro, sin invitación, y dándole un beso en la mejilla a su amiga.

—hola Mimi –dijo Ana y siguió a la rubia que ya había ido hacia las escaleras para llegar a su habitación.

—estás guapísima Ana –le dijo Mimi, Ana se sonrojó un poco mirando para abajo, le gustaba que Mimi le dijera eso, sobretodo cuando había estado tan preocupada por su imagen.

—gracias, te quería enseñar una cosa.... que mejor te enseño ya porque si no luego me va a costar más. –dijo Ana muerta de nervios y salió de su habitación hacia la de su hermano, mientras Mimi reía, aunque estaba nerviosa.

Ana volvió con una guitarra en la mano, Mimi la miró sorprendida. Ya que su amiga casi nunca tocaba la guitarra, aunque se le daba muy bien.

—he.... compuesto una canción.... y quería que la escucharas, para ver si te gusta –dijo Ana, Mimi sonrió, se sentó con las piernas como los indios, y apoyó sus dos codos en estas reposando su cabeza sobre sus manos, observando a Ana, que se había sentado en la cama a su lado, con la guitarra encima.

Después de 10 años // warmi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora