5. El principio del fin.

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Ana entró en casa, con una sonrisa, estaba feliz por haber estado con Mimi, después de unos minutos embobada pensando en la maravillosa tarde con la rubia, se dio la vuelta para subir a su habitación, cuando se encontró a sus padres muy serios, saliendo del salón y mirándola y a Alfred nervioso sin pasar de la puerta.

La sonrisa se le borró al instante.

—¿que pasa? ¿Vosotros no ibais a volver súper tarde? –preguntó Ana la verdad estaba tranquila ya que no sabia ni se esperaba lo que se le venía encima, un tiempo de silencio, en el que sus padres h Ana solo se miraban.

En ese momento le vibró el móvil, encendiéndose, ya que le había llegado un mensaje.

—lo saben –ponía ahí, se lo había mandado Mimi, le iba a contestar "¿qué?" Cuando se dio cuenta y se puso pálida completamente se quedó helada.

—a tu cuarto ahora mismo, y que no se te ocurra salir de ahí para nada, ahora subiremos. –dijo su padre, lo había visto enfadado, pero nunca tan serio, nunca había tenido tanto miedo, se dirigió hacia las escaleras para subir a su habitación, cuando le agarraron el móvil y se lo quitaron, Ana no rechistó y siguió subiendo las escaleras, no sabía cómo sus piernas respondían, ya que ella mentalmente estaba paralizada.

Llegó a su habitación y se sentó en la cama, se sentía muy rara, como mareada, como si fuese un sueño y no supiese que pasaba a su alrededor, eran muchas cosas.

Miraba al suelo de su habitación, no reaccionaba, era como si se hubiese olvidado de todo.

Empezó a oír pasos que subían las escaleras, los notó bastante enfadados, y empezó a sentir un mal estar, se sentía muy mal, y tenía miedo, solo quería volver a esa tarde y quedarse a vivir allí siempre.

Su puerta se abrió de golpe, pudo ver a Alfred detrás de sus padres, vio como el moreno movía sus labios sin que ninguna palabra saliera de su boca, pero Ana leyó en sus labios un "lo siento".

Ahora si que tenía miedo, su padre empezó a gritarle, pero ella no entendía nada, era como que estuviera ausente, como si estuviera viendo esa escena desde fuera, oía gritos que no sabían que decía, veía a sus padres muy enfadados y a Alfred al fondo muy preocupado, ahí fue cuando se dio cuenta de que estaba llorando.

Sus ojos se empañaron, debido a la cantidad de lágrimas, seguía oyendo gritos, pero no entendía nada de lo que le decían, era muy raro, solo quería que parara.

Y ahí fue cuando se llevó su primera torta, fue en la mejilla, sintió el golpe, y después el dolor y el escozor, ella seguía llorando ahora más fuerte aún.

—¡¡que me contestes!! –decía su padre gritando y Ana solo podía decir una cosa.

—¿a que? –le dijo la niña de 14 años, con un hilito de voz, al menos la torta que le había dado en la cara le sirvió para "despertar" por así decirlo, y fue cuando se llevó la segunda en la otra mejilla.

Empezó a oír insultos que no sabía ni que existían, empezó a oír de todo, de sus dos padres, y lo único que hacía ella era llorar y sentirse cada vez peor.

—olvídate de volver a ver a Mimi en tu vida Ana –le grito su padre y salieron de la habitación dando un portazo, Ana ahí despertó de verdad.

Lloraba desconsoladamente y se sentía muy mal, lo único que quería era que alguien le diera un abrazo y le dijera que todo iba a salir bien, lo único que quería era estar con Mimi.

No sabía que había hecho mal, se sentía horrible.

Se tumbó en la cama, escondiendo la cara en la almohada, la empapó en cuestión de segundos.

Después de 10 años // warmi Where stories live. Discover now