11. Dibujitos en la piel.

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Que Mimi encendió su teléfono a cada segundo para ver si le había llegado algún mensaje de la morena era un hecho.

Tenía un problema muy grave, ya que se acababa de despedir de ella, ni siquiera había llegado a su casa.

Ahora que no estaba entretenida por así decirlo, se dio cuenta de que se moría de sueño.

Y solo podía pensar en llegar a su casa y dormir.... y en Ana claro.

Iba bostezando por el camino, se le cerraban hasta los ojos del cansancio. El camino se le hizo más largo de lo normal. Hasta que entró por la puerta de su casa.

Olía a café y tostadas, y en ese momento se dio cuenta de él hambre que tenia también, pero no sabía que prefería si comer o dormir.

Ricky estaba en la mesa de la cocina desayunando, fue en ese momento en el que se preguntó como había acabado siendo Ricky el responsable de esa casa. Como es que su amigo estaba un domingo tan pronto despierto.

—buenos días princesa –le dijo Ricky burlón, Mimi le miró sacándole el dedo.

—y yo que te iba a dar un poco de mi desayuno si tenías hambre, pues ahora te jodes –dijo indignado dándole un muerdo a su tostada, Mimi tiro su bolso y su abrigo en el sofá, y se dirigió al chico, le dio un beso en la mejilla, le pego un muerdo a la tostada que sostenía en su mano.

—gracias –dijo Mimi con la boca llena, saliendo de la cocina, Ricky la miró y negó riendo, mientras Mimi cogía todas sus cosas, se metía en su habitación, y las dejaba prácticamente tiradas en el suelo, se cambió muy rápido metiéndose en la cama, suspiró estaba muy cansada.

Miró su móvil por última vez. Pero no había nada escrito, cerró los ojos y se durmió prácticamente al momento.

Ana llegó a casa algo después, lo único que quería era tumbarse en la cama y dormir.

En cuanto cerró la puerta de su casa detrás de ella, vio como una figura se acercaba. Mimo salía de su habitación con cara de dormido, se tiró en el suelo justo delante de Ana para que le acariciara, Ana se agachó sonriendo y acariciandole un buen rato, mientras el gato ronroneaba.

—venga vamos a dormir, que tengo sueño –le dijo al animal mientras bostezaba, Mimo se levantó y empezó a seguir a Ana por toda la casa.

Cuando Ana se metió en la cama sintió que estaba en una nube, se tapó bien con la manta, bostezando, y al segundo sintió como alguien se subía encima de ella.

El gato en cuestión, empezó a andar despacio encima de Ana, hasta tumbarse en un hueco entre las piernas de Ana, se acurrucó ahí volviendo a dormir.

Ana cerró los ojos y se durmió al instante.

—¿le hablo o no le hablo? –preguntó Ana mirando a su gato, el animal le miró y maulló, Ana sonrió y le acarició.

—¿eso que significa? –le preguntó mientras el animal se tumbaba boca arriba, y Ana se acariciaba la barriga al gato.

Escucho el timbre y se levantó del suelo, el gato le siguió, y abrió la puerta.

—¡¡Ana!! –en la cara de Ana apareció una sonrisa.

—hola amor –dijo Ana cogiendo a la niña, del suelo, y abrazándola dándole besos en la mejilla.

—buah Ana muchísimas gracias, enserio nos salvas la vida –decía Amaia en la puerta mirando a la morena y a su hija.

—no es nada, ya lo sabes –le dijo Ana, y es que se encargaba de cuidar de su sobrinita, muchas tardes ya que tanto su hermano como Amaia trabajaban, y a Ana le encantaba pasar tiempo con la pequeña.

Después de 10 años // warmi Where stories live. Discover now