6. No esta tan mal.

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— jo Marti, perdón –escuchó Mimi, se levantó de la cama, justo vio al recepcionista irse y a dos chicas en la puerta, Mimi las miró extrañada.

—¡ay hola! –dijo una de las dos, era rubia, bastante bajita.

—¿hola? –dijo Mimi algo extrañada, las otras dos chicas se miraron.

—yo soy Aitana –dijo la morena de flequillo, acercándose a Mimi, la rubia le siguió de cerca.

—yo Nerea –le dijo Mimi les dedicó una pequeña sonrisa, parecían majas.

—te tenemos que enseñar todo el internado –dijo Aitana, le hizo un movimiento con la cabeza, y Mimi empezó a seguir a las dos chicas que iban andando pegadas, se dio cuenta de que sus manos se iban rozando, sin llegar a entrelazarse.

—¿y que te ha traído hasta aquí? Si no te importa decírnoslo claro –dijo Nerea, Mimi se puso nerviosa.

—emm... bueno.... –decía nerviosa, Aitana la miró con una pequeña sonrisa.

—Nere déjala, no hace falta que nos lo digas.... no nos has dicho tu nombre por cierto –dijo la de flequillo.

—soy Miriam, pero por favor, llamarme Mimi –dijo la rubia con una pequeña sonrisa, las chicas le enseñaron todo el internado, los jardines de fuera, las primeras plantas, que eran en las que estaban las clases, el gimnasio, todo como un colegio normal y después las áreas comunes, por así llamarlas, salas con ordenadores, biblioteca, el comedor, las últimas plantas, con muchos pasillos y habitaciones.

Acabaron otra vez en la habitación, Mimi se sentó en la que era su cama, suspiró, miró a su pulsera y después a su móvil, tenía la esperanza de ver algún mensaje de Ana ahí, pero eso no pasó.

—¡ey! ¿Que pasa? –preguntó Aitana sentándose al lado de Mimi, Nerea las vio y se sentó al otro lado.

—esto no está tan mal como parece no te preocupes –le dijo Nerea sonriendo.

—bueno.... –susurro Aitana la rubia miró a la de flequillo, como si la quisiera matar.

—a ver vale el uniforme es horrible, y hay que tener cuidado con las monjas –dijo Nerea riendo.

—pero no está tan mal –dijo Aitana.

—¿cuanto lleváis aquí? ¿Por que estáis aquí? –preguntó Mimi, las dos chicas se miraron.

—yo por demasiados suspensos –dijo Aitana riendo.

—yo por que mis padres me odian, y me querían perder de vista –dijo Nerea tranquilamente, Mimi le miró extrañada.

—a ver, que se divorciaron, y me metieron aquí, tendría unos 11 años. –respondió la rubia, todavía riendo, Mimi sonrió un poco.

—la pobre hasta que no llegue yo a los 12 se aburría muchísimo –contestó Aitana, mirando a la rubia.

Mimi se pasó parte de la mañana ordenando sus cosas, con la ayuda de las dos chicas.
Hablaron bastante, la verdad le habían caído muy bien.

Las dos chicas le ofrecieron salir, por el internado claro, pero Mimi se negó, aparte quería estar sola un rato.

Buscar a Ana en su móvil era imposible, ya lo había probado y no encontraba nada. Suspiró, se sentó en el alféizar de la ventana mirando los jardines.

—te echo de menos Anita, te prometo que nunca me olvidare de ti. Te prometo que volveré a buscarte. –dijo Mimi, hablando para si misma, y mirando por la ventana, entonces sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas.

Después de 10 años // warmi Where stories live. Discover now