Capítulo 2

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Las clases del día lunes tomaron a Eddie desprevenido y terminó exhausto al final del período. Muy exhausto. Así que encontrarse con el maleducado del día de la fiesta mientras se dirigía a buscar algo de comer al enorme bar de la universidad dejó sus ánimos por el suelo, a decir verdad, un poco más abajo, el Inframundo era un aproximado. El chico no lo había visto, así que agachó la cabeza y decidió apresurarse en hacer su pedido antes de que el otro se de cuenta que él estaba ahí.

Lamentablemente, no lo logró. Ni siquiera duró diez segundos y el azabache ya había reparado en su presencia. Caminó hasta él y se plantó a su lado fingiendo que iba a comprar, pero se volteó a verlo con las intenciones de molestarlo.

-¿Vienes a comprar anticonceptivos?- Eddie lo miró con una sonrisa fingida en la cara, y en el fondo se le cruzó el pensamiento de que aquellas palabras no eran del todo imposibles si se trataba de él. De todos modos le molestó que aquel desconocido fuera tan atrevido con él, y más si no lo conocía. Al de gafas le pareció gracioso la expresión del chico. Aquel pequeño parecía bastante explosivo cuando se metían con él.

-No lo sé ¿tú vienes a comprar antibióticos para la gonorrea?- El pelinegro rió con gusto. El pequeño si tenía humor risáceo, y en esos tiempos era difícil encontrar a alguien así. Probablemente si seguía molestándolo llegaría a conocer a profundidad su humor.

-En realidad los compré hace un rato. Recién hoy me dieron la receta médica.- El castaño lo miró asqueado y se alejó unos centímetros, preocupado de que sea verdad y llegara a contagiárselo de alguna forma. En realidad no era posible pero nunca se sabe cuando se trata de ese tipo de cosas.

-¿Qué te hace creer que quiero hablar contigo? No me agradan las personas maleducadas y por si no te lo han dicho, tú eres una.- Eddie pagó el pedido, le agradeció a la persona y se retiró con la bandeja en las manos, dispuesto a dejar atrás a aquel burlón azabache y su horrible humor. Sin embargo, cuando tomó asiento y colocó la bandeja en una de las mesas del lugar, el molesto chico también se sentó justo a su lado. El castaño sintió que invadía su espacio personal pero no supo como echarlo sin llegar a ser maleducado.

Los modales siempre iban ante todo.

-Gracias por invitarme a acompañarte. Eres muy amable.- Eddie restregó sus ojos castaños, cansado. La fatiga lo estaba embargando de a poco, sentía sus párpados pesados y sus fuerzas para reclamarle y echarlo de ahí ya eran inexistentes. Así que optó por comenzar a ignorarlo. Era la mejor alternativa.

No lo tomó en cuenta y comenzó a comer.

-¿Sabes que no te había visto por aquí? Probablemente alguna vez te habré pisado y no lo noté.- En su interior Eddie se sintió ofendido. ¡Él tenía una estatura promedio! Que las demás personas a su alrededor se crean edificios en expansión era diferente, él era común, exceptuando algunas cosas de su cuerpo.

Pero no respondió, tal vez si seguía ignorándolo eventualmente se cansaría y se marcharía. Bebió de su refresco y siguió comiendo en silencio.

-No estoy diciendo que eres enano, no. No es mi intención ofenderte de esa manera. Eres más como un elfo, así todo adorable.- Eddie no soportó y lo miró molesto, queriendo hacerle saber que no quería escucharlo, sin embargo, no abrió la boca para reprocharle.

A pesar de ello, la paciencia se le estaba acabando, y no sabía cuánto aguantaría callado.

-Oh ya sé. Probablemente no te reconocí porque habré creído que eras una chica.- Se volteó a verle de pie a cabeza con la intención de molestarlo y le sonrió burlón. -Estoy seguro que es eso.- Y a decir verdad aquellas palabras no eran del todo mentira. Debido a la condición médica que tenía, su cuerpo tenía una apariencia más delicada, estilizada, nada extravagante, pero que llegabas a notar si lo mirabas con atención. Aparentemente aquel joven no había perdido el tiempo.

-¿Puedes callarte? Por favor- Habló finalmente soltando la cuchara y lo miró a sus ojos oscuros fijamente. -Me duele la cabeza y solo haces que el malestar aumente.

-Conozco una buena inyección para eso.- Eddie arrugó el entrecejo ante las palabras del más alto, sin entender lo que quiso decir. Repitió varias veces las palabras en su cabeza, y finalmente le halló el sentido, o mejor dicho, el doble sentido. Sus mejillas se tornaron rojizas y no supo que decir. Abrió la boca varias veces intentando encontrar un insulto, pero su cerebro parecía incapaz de pensar. Se sentía cohibido con aquel chico que parecía no tener vergüenza alguna por decir lo que pensaba.

-Parece que se te comieron la lengua. Y no fui yo.

-Oh por favor ¿Puedes callarte... cómo sea que te llames? No te soporto.- Tomó despacio de su refresco, con el ceño fruncido y luego lo dejó a un lado. Comenzaba a enojarse.

-Mi nombre es Richie Tozier, pero tú puedes decirme daddy.- Eso fue suficiente para terminar con la poca paciencia del castaño. Se levantó molesto y agarró su mochila para alejarse de allí.

-¡No me sigas!- Gritó cuando notó que Richie se levantó con esas intenciones, sin embargo el bocazas no le hizo caso. Comportarse no era una palabra que él conociera.

-No te sigo. De pronto me dieron ganas de ir a mi habitación y es en esa dirección.- Señaló hacia adelante. Eddie sintió que sus nervios pronto colapsarían y su ojo comenzaría a temblar.

-¡Bien! ¡Entonces tomaré otro camino!- Desvió su caminata y soltó un suspiro de exasperación cuando aquel maleducado llegó a su lado, con intenciones de no dejarlo en paz.

-¡Creí que era el único que conocía este atajo!- Eddie detuvo su marcha y se cruzó de brazos con el entrecejo fruncido, estaba a punto de entrar de desesperación y gritar.

-¡¿Qué quieres, eh?! ¡Déjame en paz!- Richie se plantó frente a él e imitó su pose, exceptuando el entrecejo fruncido, él se encontraba con una sonrisa burlona en el rostro y disfrutando de la situación.

-Solo cogerte...- Eddie lo miró espantado y Richie soltó una carcajada. -...de la mano para que no te pierdas y llevarte a tu habitación. No hay que arriesgarnos a que termines por ahí... violado. Nunca se sabe ¿Y si terminas embarazado?- Richie pronunció aquellas palabras sin saber que tan ciertas podían llegar a ser.

-Puedo solo, gracias.- La incomodidad se acentuó en el pecho del castaño al pensar en esa posibilidad. Con él, todo aquello era posible, pero luego lo descartó. Recordó la conversación con uno de los últimos doctores que lo atendió.

"Tu ovario está lo suficientemente maduro para producir óvulos, pero estos son muy débiles y lo más probable es que si llegan a fecundarse tengas abortos espontáneos. Es mejor que para evitar complicaciones con tu salud te cuides si decides mantener relaciones sexuales."

Eddie recuerda haberse enfadado e indignado a su corta edad por las palabras de aquel hombre que asumió que por tener un aparato reproductor femenino lo hacía homosexual. Tiempo después se dió cuenta que su enojo fue en vano y solo surgió de sus complejos por aquella afección. Intentar reprimir sus verdaderos gustos no había sido bueno para su bienestar emocional así que terminó aceptándolo.

Bill apareció en el momento justo, interrumpiendo las palabras de Richie.

-¿Interrumpo?- Preguntó su mejor amigo y Eddie vió su oportunidad para escapar en la llegada de Denbrough.

-¡No! Ya me iba. Vamos.- Tomó a su amigo del brazo y tiró de él.

-Pero...

-Solo camina.- Le susurró y ambos terminaron de alejarse del lugar y del bocazas.

Richie se quedó de pie en el lugar con una sonrisa en la boca. Sacó una cajetilla un poco aplastada de su bolsillo, tomó un cigarro de esta y lo llevó a su boca para luego encenderlo. Aspiró, mantuvo el humo unos segundos en sus pulmones disfrutando la sensación y luego lo expulsó. Observó el vicio un momento y nuevamente sonrió.

-No está tan mal.- Dijo, refieriéndose esta vez únicamente a Eddie. El chiquillo lo intrigaba, y mucho.

[CANCELLED] Am I Pregnant?! » Reddie [IT AU] •M-PREG•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora