Capítulo 3

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Si había algo que a Richie lo caracterizaba, era la poca vergüenza que tenía para morbosear a una persona que le llamaba la atención. En ese momento, la víctima era Eddie, y el blanco: su trasero. El pequeño se encontraba de espaldas a él a unos metros de distancia, conversando con su mejor amigo y niñera, como le llamaba el bocazas.

Richie reparó en la silueta de Eddie y se preguntó por qué su cuerpo era así. Muy pocas veces veías a un chico con las caderas ligeramente más anchas y la cintura estrecha. Podía asemejar aquella figura al de una mujer de baja estatura, solo si te detenías a observarlo minuciosamente. Su trasero era algo respingón y cuando te acercabas notabas que cualquier espacio de piel expuesta era lampiña. Como pensó, era algo por completo inusual.

Pero jodidamente caliente.

La frustración sexual del azabache estaba por los cielos y su oportunidad para acostarse con alguien estaba más abajo que el mismo infierno. Obviamente su humor extraño, la poca simpatía con los demás y su usual tendencia a decir lo que pensaba aún en momentos inoportunos tenía mucho que ver, pero no era algo que aceptaba a los cuatro vientos. Él era sincero y gracioso, que los demás se jodan si no les gustaba.

Su actitud altanera y sin vergüenza alejaba a las chicas bonitas y estresaba a los hombres, pero si lo llegaba a pensar bien, podría ser una buena herramienta para atraer a Eddie. El pequeño era todo lo contrario a su personalidad, siempre pensaba antes de hablar y era cuidadoso con lo que hacía. En ese momento estaba totalmente convencido por aquel dicho de que los polos opuestos se atraen .

Eddie no había reparado en la presencia de Richie detrás suyo, pero en el momento en que se movió unos centímetros y Bill tuvo acceso a la vista detrás del pequeño, este se percató de la mirada intensa que el azabache le dedicaba a Kaspbrak.

-Eddie, no es por alarmarte pero...- El castaño lo observó atento, esperando que continúe con lo que iba a decir. -El chico extraño te está mirando. Está detrás tuyo.- El más bajó abrió los ojos espantado. Richie no le caía bien y mucho menos soportaba su actitud. Pero parecía muy empeñado en molestarlo y no sabía como manejar esa situación.

-¿En serio? ¿Muy cerca o...? ¡¿Viene para acá?!- Bill negó ante la palabras atropelladas de su amigo y trató de disimular lo más que pudo para que Richie no notara que hablaban de él.

-Está sentado en el borde de una jardinera.- Eddie comenzó a ponerse nervioso y miró a Bill con ojos de perrito, casi rogando por ayuda.

-Debemos irnos. Si volteo a verlo por accidente vendrá a molestarnos y no nos desharemos de él, nunca.- Bill asintió de acuerdo con sus palabras y lo abrazó por los hombros.

-Te dejaré en la habitación sano y salvo y me iré a mi próxima clase. Tenemos veinte minutos ¿Ya no tienes clases, verdad?- Eddie negó y ambos emprendieron camino al edificio de sus habitaciones. Afortunadamente la de Eddie y Bill estaban una junto a otra.

Caminaron con la certeza de que Richie se había quedado atrás y no se detuvieron hasta que pararon en la puerta de Eddie. Este último suspiró aliviado.

-Muchas gracias, Bill. Ese chico en verdad me estresa.- Su cuerpo se estremeció levemente, como confirmando sus palabras. Eso hizo soltar una risita a su mejor amigo.

-A veces tiendes a exagerar un poco las cosas.- Se burló el más alto ganándose una mirada molesta.

-Yo nunca exagero, Bill. Solo digo la verdad.- El nombrado hizo un ademán restándole importancia a sus palabras y miró su reloj, sus ojos se abrieron exageradamente y comenzó a alejarse.

-¡Llegaré tarde por tu paranoia, Kaspbrak!- Fue lo último que dijo antes de perderse al final del pasillo.

-¿Paran...? ¡Yo no soy paranoico!- Se quejó sin poder reclamarle realmente a su amigo por tratarlo de esa manera. -Soy realista tonto. Ese chico de verdad tiene un problema.- Susurró y se dedicó a buscar las llaves de la habitación en su mochila para después abrir la puerta y adentrarse al lugar, asegurando esta bien cuando la cerró.

Las habitaciones de los alumnos eran del tamaño exacto para que todo lo absolutamente necesario para un estudiante quepa ahí. Y como propio de Eddie, todas sus cosas estaban pulcras y ordenadas. Nada fuera de su lugar.

El castaño una vez dentro dejó su mochila a un lado y se cambió de ropa por su pijama, que a decir verdad no era una pijama. Solo consistía en una cómoda camisa dos tallas más grande que él y... eso. El pequeño Eddie adoraba andar en ropa interior (que por cierto era de mujer debido a su condición) y camisas tallas cincuenta.

El pequeño abrió el mini refrigerador que había en la habitación y tomó una botella de agua. Con esta en mano se dirigió a recoger su mochila y sus demás cuadernos y tomó asiento en el suelo frente a la pequeña mesa de centro, para comenzar con sus tareas. No eran muchas pero prefería hacerlas temprano y disfrutar lo que quedaba del día acurrucado en su cama.

No pasaron más de cinco minutos desde que empezó a leer su cuaderno, cuando toques en la puerta lo sobresaltaron y llamaron su atención. El castaño arrugó el entrecejo confundido. Nadie aparte de Bill era su amigo, así que era extraño que golpearan la puerta, y no podía ser Denbrough porque tenía clases, así que ¿quién era exactamente?

Olvidándose por completo que tenía solo ropa interior debajo y creyendo que seguía con la que vestía para ir a clases, se levantó y se acercó a la puerta, abriéndola distraídamente.

Era Richie Tozier. Aquel maleducado chico se había atrevido a seguirlo para averiguar donde estaba su habitación. Estaba recostado en la pared del pasillo con un cigarro en la mano y una sonrisa en el rostro.

Pero eso no fue todo, aquella imagen frente a Richie acabó con la poca cordura que su inconsciente cerebro almacenaba en algún recóndito lugar de su cabeza, y su instinto no hizo más que actuar. Antes de que un exaltado y nervioso Eddie cierre la puerta con fuerza, el molesto bocazas alcanzó a poner un pie evitando quedarse afuera.

-¡Qué haces aquí! ¡Vete!- Le gritó Kaspbrak sin saber que demonios hacer. Estaba a una puerta de distancia de que Richie descubra de una u otra manera su afección, y eso no podía permitirlo.

-Oh vamos, pequeño Eddie. Solo vengo a charlar.- Bastó con un empujón de caderas del azabache para abrir la puerta por completo y adentrarse al lugar. Eddie no tuvo más remedio que alejarse y tratar de taparse su ropa interior con la camisa. Por desgracia, Richie dedujo sus intenciones solo con observarlo. -¿Eddie Kaspbrak tiene un oculto fetiche con la ropa interior femenina? Creo que es momento de negociar, Eds.

[CANCELLED] Am I Pregnant?! » Reddie [IT AU] •M-PREG•Where stories live. Discover now