Capítulo 5.

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Los chicos se encontraban sentados en el reto bar cercano al Studio. — Maxi tiene razón. — Habló Francesca con resignación
— ¿Por qué lo decís?
—  Porque Vilu nunca nos va a perdonar, León.
— Yo creo que exageran, no fue para tanto… ¿no? — Ludmila miró a sus amigos en busca de apoyo.
Broduey se encogió de hombros — Tal vez no para nosotros pero para ella sí, es más sensible.
— Para mí solo actúan así para no sentirse mal por estar juntos. — La declaración de Natalia dejó a todos perplejos, aquello era duro de pensar, nunca se habían planteado que todo podría ser un show.
Andrés comenzó a negar. — No puede ser que sea el único que lo vea.
— ¿De qué hablas? — Camila lo miró con confusión.
— Hablo de lo que pasa, cómo no se dan cuenta.
— Claro que nos damos cuenta, nos traicionaron. — León sonó más dolido de lo que había esperado, prefería estar enojado o molesto y así ocultar cuanto lo lastimaba todo lo que estaba ocurriendo, que ella estuviera con otro y que fuese su amigo.
— Claro que no, eso no es verdad. Dios, es tan simple y no lo ven. — Lo frustraba que sus amigos no se dieran cuenta de algo que era tan obvio para él.
— Andrés, relájate y dinos qué es lo que no vemos. — Francesca habló con suavidad.

Seguía en sus brazos, no se separaron en ningún momento, él la dirigió en silencio hasta la salida, no se sentía correcto soltarla, penaba que en el momento que lo hiciera ella caería y no dejaría que nada le sucediera.
Una vez estuvieron fuera habló — Vilu... ¿Qué… qué dijeron? — No hacía falta que respondiera, su rostro le había dado la respuesta mucho antes de preguntar pero una parte de él quería creer que no era verdad.
Se alejó lentamente. — Nada que no supiera. — Hizo una breve pausa. — Lo que tengo, y qué aún no saben qué es, está avanzando… rápido.
— Pero… ellos… ellos te van a curar ¿no? Tienen que hacerlo — Se podía sentir su desesperación, se negaba a creer que no podrían ayudarla.
Negó — No lo entiendes Maxi, ellos ni siquiera saben con exactitud de qué se trata y para cuando lo averigüen podría… podría no servir para nada. — Una lágrima comenzó a escaparse pero la apartó con rapidez.
Maxi la atrajo a sus brazos. — No pienses eso, ellos lo van a lograr, tú lo lograrás.
— Me gustaría caminar un rato si no te molesta. — Dijo mientras se separaba de su amigo.
— Te acompaño — Antes de que Violetta pudiera objetar, él volvió a hablar. — Prometí estar siempre.
— Nunca me voy a cansar de decirte lo increíble que eres, gracias.

— Que ellos no nos mienten.
— ¿Cómo que no lo hacen? Siempre andan muy juntitos y parece no importarles nada de lo que sucedió, Violetta ni siquiera nos dirige la palabra.
— Lo sé Naty, yo al comienzo también lo veía  de esa forma pero después de pensarlo me di cuenta de que estamos equivocados, es imposible que sean novios.
— ¿Y por qué es imposible? — Ludmila le dirigió una mirada incrédula.
— Simple, porque todos sabemos que ella está enamorada de León — Dijo con obviedad y señaló a su amigo pero León no pronunció palabra, quería creer en lo que su amigo decía pero los hechos decían lo contrario.
— Eso es verdad, ella misma nos lo dijo a Fran y a mí. Entonces, si no son novios ¿por qué no nos hablan y están todo el tiempo juntos?
— ¿Será que no nos hablan porque, básicamente, los acusamos de ser malos amigos y dejamos que Vilu se fuera llorando? — Sus amigos no contestaron, sabían que aquella solo era una pregunta retorica.
— En eso tienes razón — Respondió Broduey.
— Pero nos arrepentimos ¿eso no cuenta?
— Claro que cuenta, Ludmila pero ¿ustedes perdonarían una cosa así? ¿No les dolería que los que se suponen que son sus amigos los tratan de traidores o los hacen llorar?  — Todos negaron, él tenía razón y les costaba admitir que lo habían arruinado. — Entonces si ellos creen que nosotros no los consideramos verdaderos amigos ¿Por qué estarían con nosotros? Es obvio que ellos van a pasar más tiempo junto si ya no nos tienen.
— No lo puedo creer… — El resto de los jóvenes dirigió una mirada confusa a León. — Andrés tiene razón.
— ¿Y ahora que hacemos? — Todos intercambiaron miradas, nadie sabía como responder a la pregunta hecha por Francesca.

— Deberías avisarle a tu padre. — Dijo Maxi mientras ingresaban al S.U.M.
— No es necesario. — Violetta se dejó caer sobre uno de los escalones que daba acceso al escenario.
Maxi imitó la acción de su amiga— Definitivamente, te has vuelto loca.
Violetta no pudo evitar soltar una pequeña risa. — Quiero decir que no es necesario que yo lo haga, el hospital le envía los resultados y lo mantienen al tanto de cualquier novedad.
—Ah, de acuerdo. — Sonrío. — Al menos te hice reír.
— Al final,  mí padre y Angie tenían razón.
— ¿En qué?
— Ellos me decían que me haría bien contarle a alguien y no podría haber elegido a nadie más, siempre estás para mí.
— Y siempre va a ser así, aunque todavía hay algo que no entiendo.
— ¿Qué cosa?

Andrés fue el primero en hablar. — Nada, no hay nada que podamos hacer.
— ¿Cómo que nada? Algo tenemos que hacer para solucionar las cosas.
Camila asintió — Francesca tiene razón, no podemos dejar que sigan enojados.
— Tenemos que arreglarlo. — Sentenció León.
— ¿Me dejan hablar? — El silencio llegó como repuesta. — Me refería a que no podemos hacer nada con su enojo porque ellos no lo están.
— Claro que están enojados, ni siquiera nos hablan. — Señalo Broduey.
— ¿Me pueden dejar que termine de explicar?
Ludmila rodó los ojos — Tal vez si fueras directo al punto.
— Ellos no están enojados, están dolidos por como los tratamos y, como nos dijo Maxi, el daño ya está hecho. No podemos borrar nuestras palabras o acciones.
— Eso es verdad. — Afirmó Natalia. Nadie volvió a hablar, la realidad de que los habían lastimado era muy dolorosa.
— Todavía hay algo que ni siquiera el genio — León hizo comillas en aquella palabra — de Andrés puede saber. — Un “¿Qué?” al unísono fue pronunciado. — La forma en que Maxi habló de la verdad y como desapareció hoy de la clase.
— Eso fue muy raro. — Concordó Camila.
— Mejor dejemos esto, así no vamos a llegar a nada. — La situación comenzaba a molestar a Ludmila, le molestaba no tener respuestas. — Además tenemos clase de canto. — Nadie se opuso, simplemente se levantaron y comenzaron a caminar.

— Entiendo que los chicos dijeron cosas hirientes pero no fue su intención, ellos solo están preocupados por ti y en la desesperación no pensaron.
— Lo sé — Bajó su mirada, le dolía recordar aquello pero sabía que su amigo tenía razón, ellos no la habían querido lastimar. En cierto punto ella sabía que la única culpable era ella misma.
— Entonces ¿por qué no les hablas? ¿por qué no les decís toda la verdad?
Violetta vaciló, ella tenía un plan pero sabía que su amigo no lo aceptaría. Separó sus labios dispuesta a responder pero se interrumpió al ver que las puertas se abrían.

Violetta, una historia no tan feliz.Where stories live. Discover now