Capítulo 8.

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— Justo sobre eso quería hablarles. — Pablo le dedicó una mirada a Violetta.
Violetta, presa del pánico, se apresuró a hablar. — Nos llevó a dirección porque quería hablar sobre nuestra pelea.
— ¿Y por qué quería hablar sobre eso? — Camila los miró confusa.
— Más allá de ser un profesor o el director, ustedes me importan. Quería saber qué les sucedía, no quiero que nada afecte su rendimiento. — Explicó Pablo. — Ya que pudimos aclarar este asunto, los dejo libres que debo atender otros asuntos. — Sin dejar que nadie dijera algo más, se fue del S.U.M.

La semana transcurrió sin ningún otro malentendido, reproche o interrogatorio. Habían vuelto a ser los mismos amigos unidos de siempre.
— Todavía no me creo que pensaran que estábamos juntos. — Violetta largó una risita.
— Ni yo, ahora me parece un poco cómico. — A diferencia de los días anteriores, en la voz de Maxi se notaba la diversión.
— Vas a creer que estoy loca pero ¿y si les hacemos una broma?
— ¿Una broma?
— Si, hacerles creer que si estamos juntos.
— Vilu… no sé si sea buena idea, ya se enojaron cuando lo pensaron por si solos. Además se los negamos. — Maxi sonaba poco convencido ante la idea de su amiga.
— Lo sé, lo sé pero es una pequeña broma. — Al ver la duda en el rostro de su compañero continuó con la esperanza de convencerlo. — Vamos, es primero de abril; es lo más cercano al día de los inocentes.
El entusiasmo en los ojos de su amiga borró cualquier objeción — ¿Cómo lo haríamos?
— ¿En serio? — Maxi asintió provocando que se formara una sonrisa en los labios de Violetta. — No será muy complicado, simplemente debemos… — Al ver acercarse al resto de sus amigos dejó la frase inconclusa. — Después te cuento.
Francesca les sonrió y preguntó con inocencia. — ¿De qué hablaban?
— De que ya se estaban tardando para ir a la clase de canto, ya estábamos por entrar sin ustedes. — Respondió Maxi con una sonrisa.
— Ustedes porque no tuvieron clase con Gregorio. — Replicó Broduey y todos rieron, era de público conocimiento aquel profesor no siempre respetaba el horario del final de clase.

— ¿Quién quiere pasar hoy? — A Angie, la profesora y tía de Violetta, le gustaba terminar sus clases haciendo cantar a sus alumnos. Violetta alzó su mano en respuesta. — Genial, Vilu ¿vas a pasar con alguien?
— Si, con Maxi. — Todos, incluso el mismo Maxi, no pudieron evitar sorprenderse.
— De acuerdo… ¿Maxi podes pasar? — En el modo de hablar de la profesora se podía notar la confusión.
— ¿Qué haces? — Maxi le susurro a su amiga una vez tomó su posición junto a ella.
— Confía en mí. — Le respondió en el mismo tono.
— ¿Qué van a cantar?
Maxi dirigió su mirada a Violetta y al ver la duda en su rostro, respondió — Ahí estaré.
— Es una canción de amor. — Señaló Andrés.
— Bueno chicos, cuando quieran pueden comenzar. — Intervino Angie.
Maxi encendió la música y comenzó a interpretar la canción. — *Mi corazón busca sin parar, una estrella en lo alto de este mar.
— Si pudieras alumbrarme un camino hacia ti, es posible que te pueda encontrar. — Continuó Violetta mientras se giraba para encontrarse con la mirada de su compañero.
Sus voces fueron acompañadas por sonrisas y breves tomadas de mano en aquellas partes que cantaban juntos. A los ojos de los presentes parecía que estaban en su propia burbuja, que se hubiesen olvidado de quienes los rodeaban, ya que no despegaban la mirada del otro. Una vez terminaron de cantar el aula quedó en completo silencio.
— ¿Tan mal cantamos? — Preguntó Violetta fingiendo inocencia.
— Al contrario, tuvieron una interpretación perfecta, con mucha conexión. — El dueto se limitó a sonreír ante la devolución de su profesora. — Muy bien chicos, con esta hermosa interpretación damos por finalizada la clase.
— ¿Nos pueden explicar que fue todo eso? — Cuestionó Ludmila una vez estuvieron todos en el pasillo.

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*Canción: Ahí estaré - Cuando toca la campana.

Violetta, una historia no tan feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora