Capítulo 17.

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No mentiría diciendo que no lo esperaba, ella sabía exactamente la razón por la cual estaban ahí sentados pero eso no significaba que las palabras que él le acababa de dedicar no le sorprendieron. Era la declaración más sincera y llena de sentimientos que jamás se hubiera imaginado, el chico frente suyo le estaba entregando su corazón y dándole la posibilidad de tomarlo para cuidar de él o rechazarlo y destrozarlo. Pero ella sabía que solo había una opción correcta.
— León, yo… — Comenzó a decir con los ojos empañados por las lágrimas que no dejaba escapar. — yo no puedo, perdón. — Liberó sus manos de las del chico y huyo de aquel lugar.
Entró al Studio ajena a todo a su alrededor, decidida a encontrar un sitio tranquilo para pensar y calmarse antes de tener que presentarse a sus clases. Concentrada en no perder el control de sus sentimientos tropezó contra sus compañeras y amigas.
— ¿Vilu? ¿Estás bien? — Camila examinó su rostro. — ¿Qué te pasa?
— León, él pasa. — Respondió reteniendo las lágrimas.
— ¿León? ¿Te hizo algo? ¿No se suponía que… — Comenzó a preguntar Francesca cuando su amiga la interrumpió.
— Perdón chicas, necesito estar sola. — Se disculpó y siguió su camino sin esperar una respuesta.
Ludmila la vio alejarse y luego dirigió su mirada a sus compañeras. — Pero ¿no le pediría que sea su novia?
— Eso había dicho él pero debió pasar algo. — Supuso Natalia.
— Será mejor que hablemos con León. — Francesca propuso con voz firme.

Broduey, Andrés y Maxi salieron del edificio en busca de aire fresco pero al ver a un solitario y triste León sentado en una de las bancas, decidieron acercarse a él.
— Eh, amigo ¿por qué esa cara? — Andrés se sentó junto a León quien seguía en la misma banca, no se había podido mover preso de la confusión y la tristeza.
— Creí que estarías más alegre. — Señaló Broduey.
León dirigió su mirada al chico parado frente a él. — Ya ves que no. — Sabía que sus amigos no eran los culpables de lo que le sucedía pero no podía en ese momento no era capaz de controlar su humor.
— Tranquilo León, ¿por qué no nos cuentas qué pasó? — Andrés lo animó a hablar.
León suspiró resignado a hablar pero la llegada de sus amigas no lo dejaron.
— Con vos queríamos hablar. — Declaró Camila parándose junto a las demás chicas en frente de él.
— ¿Les pasa algo? — Preguntó ante el evidente enojo del cuarteto femenino.
— ¿Y encima tienes el descaro de preguntar? — El enojo de Francesca se hizo presente. 
— En serio no lo creo, es un sínico. — Comentó Ludmila para sus amigas.
— Todos sois iguales, dicen quererte mucho y luego te terminan por lastimar igual. — Natalia siguió con la cadena de reproches.
Andrés apartó su mirada de las cuatro chicas. — León ¿nos puedes explicar qué hiciste para hacerlas enojar así?
— Juro que no lo sé. — Admitió con inocencia.
— No te hagas el desentendido, tú muy bien sabes lo que hiciste. — Y así Camila reinició la cadena de acusaciones junto a las demás chicas.
— Chicas. — Alzó la voz Broduey para llamar su atención.  — Al menos dejen que el acusado se defienda ¿no? — Su pedido fue respondido por absoluto silencio. — ¿Y cuáles son los cargos? — Preguntó siguiendo con las referencias a los juicios.
— ¿No está claro? De que… él… — Titubeó Francesca.
— Lo que pasa es que León… bueno, en realidad… — Ludmila intentó explicar sin éxito alguno.
— ¿Lo ven? Ni ustedes mismas saben qué hizo. — Les marcó Andrés.
— Claro que sabemos. — Natalia se apresuró a defenderse y a sus amigas.
— ¿En serio? — León arqueó una ceja.
— Hiciste llorar a Violetta. — Terminó por declarar Francesca.
— ¿Eso es verdad León? ¿Qué le hiciste a Violetta? — Maxi habló por primera vez desde que había llegado con su amigo, había decidido mantenerse al margen desde un principio pero saber que su amiga se encontraba llorando cambiaba mucho las cosas.
— ¿Qué? No sé de qué hablan, yo no le hice nada. — León se defendió atónito por aquella acusación.
— Algo le hiciste, nos la cruzamos en el pasillo y se notaba como aguantaba las lágrimas, estoy segura que quiso estar sola para que no la viéramos llorar. — Insistió Ludmila.
— ¿Están seguras de lo que dicen?  — El nivel de confusión en León fue en aumento.
— Sí, apenas podía hablar. — Confesó Natalia. — ¿En verdad no sabes nada? — Volvió a preguntar con más clama. León hizo un leve gesto de negación, no podía entender qué era lo que sucedía.
— Algo la tuvo que poner así. ¿Qué pasó cuando hablaron? ¿Le dijiste que fuese tu novia? — Indagó Broduey.
— Sí, le dije lo que siento por ella y le pregunté si quería ser mi novia.
— ¿Y ella qué te dijo? — Camila lo cuestionó.
— Que no. — Dijo con dolor, aún lo lastimaba que su peor se hiciera realidad. Los ojos de sus amigos se abrieron de golpe, incluso los de Maximiliano que, aunque tenía sus sospechas, creyó por un momento que su amiga se arriesgaría por lo que sentía.
— ¿Cómo que te dijo qué no? —Andrés preguntó aún incrédulo, todos estaban convencidos de que su respuesta sería otra, nunca lo dudaron.
León se rascó la nuca, no le gustaba tener que admitir que lo habían rechazado y menos de aquella manera. — Bueno, exactamente esa no fue su respuesta.
— Se más específico León. — Le pidió Francesca de manera impaciente.
La melodía de un celular comenzó a sonar. — Perdón. — Se disculpó Maxi mientras se alejaba para atender la llamada. — ¿Hola?… ¿Qué? No te puedo entender… Está bien, voy en camino. — Finalizó la llamada volviendo su atención hacia su grupo de amigos. — Debo irme chicos, lo siento. — Antes que alguien pudiera hablar comenzó a caminar.
Ludmila observó a su amigo. — ¿Y bien? ¿Nos dirás qué sucedió con Violetta?
— No hay mucho más que les pueda decir, salimos para habar… — Comenzó a rematar los acontecimientos desde el momento en que salieron del Studio, detallando cada momento como lo recordaba, como había abierto su corazón y el momento en que todo se tornó completamente confuso para él y, posteriormente, sus amigos.

Violetta, una historia no tan feliz.Where stories live. Discover now