Capítulo 18.

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Luego de pasar otra noche dando vueltas sobre su cama mientras pensaba y analizaba como había cambiado su vida en tan poco tiempo, en todas las decisiones que debía tomar y como afectarían su vida, Violetta despertó con una nueva actitud, resuelta a afrontar la vida que le tocaba vivir.

— Hola Vilu ¿cómo estás hoy? — Le preguntó Camila cuando ella y Francesca se encontraron en la entrada del Studio.
— Bien, al menos lo estaba hasta recién.
— ¿Por qué? ¿Qué te pasó? — La preocupación del día anterior volvió a brotar en Francesca. Luego de dejar a su amiga para que hablara con León, solo la habían visto en las clases pero cuando terminaron y la buscaron para hablar, Violetta se había ido.
— No lo sé, quizás sea porque estaba intentando entrar al Studio cuando uno… — Las observó a ambas. — Perdón, quise decir dos estorbos se interpusieron en mi camino.
El par de chicas intercambió miradas. — ¿Te refieres a nosotras? — Preguntó con incredulidad Francesca.
— No — alargó la vocal. — como creen. — Continuó con evidente sarcasmo.
Camila la miró sorprendida.— ¿En serio estás siendo sarcástica?
— Ahora veo cuál de ustedes es la inteligente. — Se burló Violetta.
— ¿Te sientes bien?
— ¿Sabes como estaría bien Fran? Si dejaran de estorbar mi camino.
Los ojos de ambas chicas parecían estar por salirse. — ¿Por qué nos tratas así? ¿Qué te hicimos? — Contrario a lo que Violetta esperaba, la voz de Camila estaba cargada de tristeza.
— ¿Saben qué? Me aburrieron, no pienso seguir perdiendo el tiempo con ustedes dos. Hablamos otro día, año o quizás nunca porque ya me cansaron. Bye. — Se despidió para pasar entre las chicas y entrar al edificio.
Camila miró a su amiga parada junto a ella. — ¿Qué fue todo eso?
— No tengo idea pero lo vamos a averiguar.

Después del encuentro en la entrada del Studio, Violetta había decidido distraer su mente y se dirigió al aula de danza para ensayar su nueva coreografía.
— Hola Vilu.
— Ludmila… — Dijo el nombre de la chica a modo de saludo. — ¿Se te ofrece algo? Porque, si no te diste cuenta, estoy ensayando.
— En realidad venía a ver cómo estabas y si pudiste arreglar las cosas con León.
Violetta dejó escapar la risa. — A ver si entiendo ¿vienes a preguntarme si tienes el camino libre? Quédate tranquila, es todo tuyo.
Ludmila arrugó la frente. — ¿Qué? No entiendo de qué hablas.
— Oh vamos Ludmi, sé que te mueres por estar con él y solo me preguntas para saber si puedes intentarlo sin sentirte mal.
— Violetta es no es verdad, sabes que esa no es la razón.
— ¿A caso te ofendí? — Se llevó una mano al pecho fingiendo sorpresa.
— Sí, eres mi amiga y sabes que él no me gusta y si así fuera, tampoco intentaría nada sabiendo que tú estás enamorada de él.
— Ludmi, deberías saber que la verdad no ofende. — Ignoró la mención de sus sentimientos. — Y como tu amiga — Encerró la palabra entre comillas con sus dedos. — soy la responsable de decirla.
— Violetta… — Comenzó a defenderse.
— Frena ahí.
— ¿Qué?
— Simplemente quería que dejaras de hablar, esta conversación ya me hartó y como ya arruinaste mi ensayo, mejor me voy que tengo cosas más importantes que hacer. — Dijo mientras recogía sus cosas para luego dejar a Ludmila parada en medio del aula.

— Juro que trato de entenderla pero simplemente no puedo. — Confesó Francesca jugando con el sorbete de su licuado.
— ¿Cómo la vamos a entender si no sabemos qué le pasa?
— Hola chicas. — Natalia saludó al par de chicas mientras tomaba asiento. — ¿Y? ¿Ya sabéis qué sucedió con Vilu y León?
— Eso es lo que menos interesa en este momento.
— ¿Por qué dices eso Cami? ¿Estáis enojada con ella?
— Si… bueno, no. Diría que estamos más preocupadas que enojadas. — Intentó explicar Francesca.
— ¿Preocupadas? ¿Le pasó algo?
— No, solo que hoy cuando la vimos nos trató realmente mal. — Camila le confesó apenada.
— Si, claro y ahora me diréis que Gregorio es el mejor profesor del Studio ¿no? — Bromeó la chica española sin poder creer lo que estaba escuchando.
— Es verdad Naty, cuando quisimos hablarle nos llamó estorbo y se fue porque según ella, le aburría nuestra conversación.
— Ya chicas, no caeré en su juego.
— No es ningún juego, te estamos diciendo la verdad. — Camila intentó convencerla.
— Hola. — Ludmila se dejó caer en la silla vacía junto a sus amigas.
— ¿Y a ti que te ocurre? ¿Volviste a olvidarte el maquillaje?
— No es divertido Fran, además esto es peor que cuando me olvidé el maquillaje. — Respondió intentado demostrar el grado de gravedad.
—  ¿Así de grave?
— Sí Nat y aún peor.
— Mejor cuéntanos qué sucede y también sirve para que nos distraigamos. — Le pidió Camila.
— ¿Y ustedes de qué quieren distraerse?
— Nada, algo que nos pasó a Cami y a mí con Violetta.
— Entonces mejor no les cuento nada.
— Por favor no me digas que tú también vendrás con el cuento ese de que Violetta te trató mal. — Le rogó Natalia con un leve fastidio.
Ludmila la miró desconcertada. — ¿Yo también?
— Recién las chicas me estaba contando que supuestamente cuando se cruzaron con Violetta, ella las trató mal.
— Fíjate que a mí no me trató mal, sino lo que le sigue. — Dijo molesta al recordar. — Resulta que cuando le pregunté sobre León me terminó diciendo que mi único interés era estar con él y que solo le preguntaba para no sentirme culpable. ¿Lo pueden creer? — Les preguntó indignada.
— ¿No estarás exagerando un poco Ludmi? — Camila la cuestionó incrédula.
— Aunque me cueste creerlo, no exagero ni un poco.
— ¿Y si su actitud esté relacionada con León?
— No creo que él tenga la culpa Naty.
— Ya dé que no Fran, simplemente digo que él fue con el último con quien habló y tal vez, aunque no se diera cuenta, esté relacionado.
— Bueno, eso podría ser. — Dudó Ludmila.  — Y hablando de él… — Dijo al verlo entrar al resto band acompañado con sus amigos.
— ¿Y esas caras? — Les preguntó Broduey una vez se acercaron a su mesa.
— Tenemos que hablar seriamente contigo, León Vargas. — Sentenció Ludmila pasando por alto la pregunta hecha por su amigo.
— No es por asustarte León pero ese tono no me gusta para nada.
— A mí menos, Maxi.
— Antes que empiecen con sus acusaciones, esperen al menos permitan que nos sientan. — Les solicitó Andrés. — Ahora sí ¿de qué van a acusarlo?
— No lo vamos a acusar de nada. — Respondió Camila.
Broduey las miró confundido. — ¿No? ¿Entonces qué sucede?
— Simplemente queremos que nos cuentes qué sucedió con Violetta. — Francesca dirigió su atención a León.
— ¿Qué pasó con qué?
— Queremos que nos digas qué pasó cuando hablaron. — Le explicó Natalia.
— No mucho, aclaramos las cosas y nada más. — Se limitó a decir León.
— ¿Seguro?— Insistió Camila. — Es que estamos preocupados por ella.
— ¿Preocupadas? ¿Por qué? ¿Qué le pasa? — Maxi se apresuró a preguntar.
— Es lo que estamos intentando saber. — Se quejó Ludmila.
— ¿Podrían explicarse mejor? — Aceptando el pedido de Broduey, las tres muchachas volvieron los sucesos que habían vivido cuando habían intentado hablar con Violetta.
Andrés soltó una risa— Oh vamos chicas, eso ni yo me lo creo.
— Como creen que Vilu, nuestra Vilu haría esas cosas. — La defendió Maxi.
— Tienes razón, quizás nuestra Vilu no lo haría pero esta claro que lo hizo.
— ¿Qué quieres decir Cami? — Preguntó Broduey sin entender lo que su amiga intentaba decir.
— Que esa no es nuestra Vilu de siempre, algo le debe estar pasando.
— Exacto, por eso queríamos hablar con León. — Ludmila miró a su amigo. — Tú fuiste con el último que hablo de nosotros, quizás te dijo algo que nos ayude a saber qué le sucede.
León suspiró resignado. — Está bien, les contaré lo que hablamos. — Dijo antes de comenzar a contarles todos los detalles de la conversación que había mantenido el día anterior con la chica responsable de la preocupación de sus amigas.
— Cada vez entiendo menos. — Confesó Natalia.
— Por eso debemos hablar con ella y aclarar todo.
— Fran ¿no crees que es mejor dejarla? Quizás no hay una explicación para su comportamiento. — León comenzaba a resignarse y, en cierto modo, también a cansarse de tener que perseguir a alguien que le había dejado en claro que no lo quería o, según ella, lo quería demasiado para ser más que simples amigos.
— Ahí viene. — Les indicó Andrés al verla entrar. La mesa quedó en completo silencio, a la espera de su llegada pero cuando Violetta pasó junto a ellos sin siquiera saludar y siguió su camino hasta detenerse en la barra, la confusión e incredulidad se apoderó de todos.
— Voy a hablarle. — Anunció Francesca al mismo tiempo que se ponía de pie y caminó los pocos metros que había entre su mesa y la barra.

Mientras le daba un sorbo a su licuado Violetta miró por el rabillo del ojo al sentir una presencia junto a ella. — ¿Es en serio? ¿Ni un licuado tranquila puedo tomar?
— Vilu, tenemos que hablar.
— Antes que nada — Dijo mientras giraba para quedar cara a cara con Francesca. — prefiero que me llamen Violetta, Vilu no me gusta y en segundo lugar, no tengo ganas de hablar. — Volvió su atención al licuado.
— No te pregunté si querías o no.
— No me interesa si lo hiciste  o no, yo tampoco pedí que me interrumpan hasta cuando bebo un licuado y ya ves…
— Creo que no tiene sentido que lo intente.
— Hasta que lo entiendes.
— Adiós Violetta.
— Bye, Fran. — Dijo para luego dar otro sorbo a su bebida.

— ¿Y? — Camila le preguntó ansiosa cuando Francesca regresó a reunirse el grupo.
— Prácticamente me echó. — Contestó tomando asiento.
León negó con la cabeza. — Te dije que la dejaras.
— A Fran pudo haberla echado pero conmigo no podrá.
— ¿Qué vas a hacer Ludmila? — Natalia le preguntó con cautela, conocía demasiado bien a su amiga.
— Hablar con ella aunque no quiera. — Ludmila no esperó una respuesta, no dejaría que la detuvieran.

— En definitiva hoy no dejarán que tome mi licuado. — Violetta se quejó cuando Ludmila se paró junto a ella. — Y ahora ¿tú que quieres?
— Tú y yo vamos a hablar y no me interesa si no quieres. — Le informó cruzándose de brazos.
— ¿Y de qué quieres hablar? — La miró fingiendo estar pensando. — Ah, ya sé. Vienes a decirme que tenía razón cuando dije que te gustaba León… o aún mejor, a pedirme consejos de peluquería. — Dijo atrapando un mechón de cabello de la chica frente a ella. — Lamento informarte que no esto no tiene arreglo. — Terminó diciendo.
Ludmila apartó la mano de la chica de su cabello. — No voy a caer en tus jueguitos, vengo para que me digas por qué estás tratando de este modo a todos tus amigos.
— ¿Estás segura que quieres saber la verdad? — Le preguntó alzando una ceja.
— Eso dije ¿no?
— De acuerdo, te lo voy a decir. — Respondió con una sonrisa en su rostro.

Violetta, una historia no tan feliz.Where stories live. Discover now