Capítulo 1

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-Venga Nat, alegra esa cara – me alentó Miki dándome un leve codazo – Van a ser unas vacaciones muy guays. Y además – continuó, apartando la vista de la carretera un instante para mirarme – no tienes por qué echarle mucha cuenta. Podéis tener un trato cordial. Intenta pasarlo bien, por favor

Llevábamos ya dos horas en el coche y aún nos faltaban otras tres como mínimo para llegar al chalet con piscina que habíamos alquilado para las próximas dos semanas. Bueno, en realidad había sido él quien lo había organizado todo. Pensaba volverme a Pamplona ahora que había acabado los exámenes, pero a Miki le había parecido mejor idea planear unas mini vacaciones con amigos.

Claro que me hacía ilusión; o mejor dicho, me haría mucha más de no ser porque Alba iba a estar allí también. No nos llevábamos bien, pero para mi desgracia era amiga del resto y yo no podía negarme a que viniese con nosotros. Sólo podía conformarme con no tener que aguantarla en el trayecto. 

-¿Me vas a dejar poner la música o no? – pregunté arqueando una ceja

-Si vas a dejar de estar enfadada, sí 

-Dame tu móvil – pedí, accediendo rápidamente a su petición

Miki sonrió levemente, desbloqueando el teléfono para ofrecérmelo

                        *      *      *

-¡Por fin han llegado los lentos! -  gritó Carlos, quien estaba subido en la barandilla de la terraza y levantaba una cerveza en señal de saludo

-No habríamos tardado tanto si no nos hubieras pedido a última hora que fuéramos al Mercadona a por cerveza y papel higiénico. Ni que se fuera a acabar, cabrón – se quejó, lanzándole el paquete a la cara con malicia

El resto no tardó en reaccionar a los gritos de ambos, que habían empezado a pelearse entre risas.

-¡Machirulos! Qué pesadilla no los soporto – gritó María haciendo aspavientos con las manos

No tardé ni medio segundo en dejar mis maletas en el suelo para correr en dirección a mi amiga

-Cómo te echaba de menos Mari 

-Y yo cariño, y yo – me correspondió, abrazándome con tanta fuerza que trastabillamos hasta casi caer en el césped

Sabela y Cris, la novia de Miki, no tardaron en unirse a nosotras, intercambiando besos y abrazos. La única que prefirió permanecer en la terraza sin acercarse demasiado fue Alba

-Hola – me saludó con el tono más neutro posible al pasar junto a ella

-Hola – respondí de igual forma -¿Qué tal el viaje?

-Bien 

-Bien. Me alegro

La tensión se palpaba en el ambiente, como cada vez que nos veíamos obligadas a interactuar. Si por mí hubiera sido ni siquiera la habría saludado, pero le había prometido a Miki que al menos sería educada. Hipocresía social que se llama.

Dejé a la rubia plantada al pie de las escaleras. Las maletas pensaban demasiado y mi interés en iniciar una conversación estaba al mínimo. Al parecer, los primeros en llegar se habían tomado la molestia de pegar papeles sobre las puertas de las habitaciones con los nombres de cada uno. Antes de poder encontrar la mía, la Mari nos estaba llamando a voces para que fuésemos al salón. 

-Vamos a ver – comenzó – Sabela y yo hemos hecho el reparto de habitaciones

Que no me hayan puesto con Alba. Que no me hayan puesto con Alba” repetí para mis adentros con toda la fuerza del mundo

-Miki y Cristina en una - la morena tomó la palabra. Mi amigo y su chica se miraron desde los extremos de la habitación y asintieron cómplices – Yo dormiré en otra con Lolo y María

-Ay, ¡Lolo! – grité haciendo un puchero, provocando una risa burlona por parte de Alba - ¿Dónde está?

-En el jardín de atrás

-¿Acabamos, por favor? Quiero irme a la piscina

-Carlos, deja de quejarte. Bueno, Miki y Cris, Sabela con Lolo y conmigo, Carlos y Alba en la doble que queda y Natalia sola. Y antes de que salgas corriendo, Right. Hemos hecho también unos turnos para hacer la comida y para recoger. Eso se cumple. ¿Estamos? – Todos asentimos en silencio ante las órdenes de María. No convenía en absoluto verla enfadada

-Sabela – la llamé - ¿Me llevas a ver a Lolo? No me ha dado tiempo a ver esto y ni idea de dónde está todo 

-Ven

Salimos del salón en dirección al recibidor

-Aquí está la cocina – señaló a nuestra izquierda – y al fondo de este pasillo está la puerta que da al jardín y la piscina

Tan pronto como salimos al exterior, Lolo corrió en mi dirección. No tardé en acariciarlo y él no podía estar más a gusto con la tanda de cariño que le estaba ofreciendo

-Sabela…Gracias por lo de las habitaciones. Ya sabes – intenté quitarle hierro al asunto, aunque ella sabía perfectamente de qué iba el tema

-Ah eso. No es nada. Fui idea de Mari más que mía. Y no te preocupes – se apresuró a añadir ante mi gesto de incertidumbre – que no me ha contado nada. No es asunto mío el por qué Alba y tú no os aguantáis, pero si así conseguimos que todas estéis a gusto, pues perfecto – concluyó, dedicándome una amplia sonrisa

-Por cierto – cambié de tema - ¿quién hace la cena esta noche?

-Te he puesto con la Mari. Así me aseguro de que nuestra querida amiga cumpla con los turnos, que ya sabemos cómo es -. Sabela soltó una pequeña carcajada y yo la imité

El tiempo en este sitio parecía detenerse. No teníamos a penas vecinos y la casa estaba cerca de una carretera secundaria poco transitada, de modo que el “ruido” que nos invadía consistía en el movimiento de las copas de los árboles y el canto de los pájaros que las habitaban.

-Bueno, – me levanté al cabo de un rato, sacudiéndome los pantalones y ajustándome la sudadera – debería ir yendo a la cocina

-Recoge a la Escarmiento por el camino – rio sin dejar de acariciar a su fiel compañero

                    *      *      *

-¿Has hablado con ella? – María soltó el cuchillo y se cruzó de brazos, dedicándome toda su atención

-He tenido que decirle hola al llegar. ¿No te parece suficiente? – espeté, intentando no sonar demasiado dura

-Tía, yo no soy quién para meterme. Bueno, sí lo soy. Soy tu amiga. Y no es que a mí me importe demasiado siempre y cuando no acabéis moñeadas pero, ¿no deberíais hablarlo en algún momento? Pregunto

-No – solté contundente, dejando también lo que estaba haciendo para mirarla, apoyada en encimera contraria – Lo que pasó, pasó. Ella decidió cabrearse conmigo y si es lo que quiere, pues muy bien, pero yo no pienso ir a hablar con ella para ver si nos hacemos amiguis. No tengo ocho años

-Vale, tranqui 

-Y lo que también me parece muy fuerte – añadí, cortando a la rubia – es que encima los metas en una habitación a los dos juntitos

-¿Y qué querías que hiciera? ¿Que la metiera contigo? – se defendió

-No. Dudo mucho que Alba…

-¿Qué pasa conmigo?

Mari y yo nos miramos, mirando al unísono en dirección a la puerta de la cocina

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Hola! Yo había dejado de escribir pero debido a estos tiempos difíciles que estamos viviendo, he decidido escribir un fic pa que tengáis material que leer. No serán capítulos muy largos, pero al menos tendréis actualización diaria. Espero que os guste y lo disfrutéis. Sobre todo, espero que estéis llevando la cuarentena de la mejor manera posible y que esto os ayude un poquito. En Tw me tenéis a vuestra disposición. Un saludito y mañana nos vemos!!

@Srgio_Aguilar XO

A otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora