Capítulo 8

7.6K 476 29
                                    

Tragué saliva un par de veces y agradecí mentalmente que la luz estuviera apagada, porque mi cara no podía ser más cuadro.

-¿Natalia?

-Sí, perdona – reaccioné – Claro. Dime

¿Se acordaría de la casi charla borracha? Porque si era eso, no estaba preparada. No. Ni por asomo

-Tengo tres preguntas

Verás

-Dispara

-¿Por qué me votaste ayer?

Salvada de milagro. Al menos de momento

-¿Quién dice que lo hice? – la esquivé, aun sabiendo que era una tontería y que sólo serviría para hacerlo más obvio

-A ver. Somos siete en esta casa. Recibí seis votos y no podíamos votarnos a nosotros mismos. ¿Las matemáticas te suenan? – vaciló, aunque su tono no denotaba maldad

-Está bien. Había que votar a la más guapa, ¿no? Pues objetivamente, tú lo eras – admití con obviedad

-Objetivamente – repitió, reafirmando mi respuesta

-¿La segunda? – pedí. Quería acabar cuanto antes y, sobre todo, dejar de sentirme tan terriblemente incómoda

-¿Por qué has dicho que soy magnética?

¿Empezaba a arrepentirme de ser tan bocazas? Evidentemente

-Pues… - para eso no tenía una respuesta tan clara. En realidad sí la tenía, pero no quería soltarla – Porque es la verdad. Una cosa es que nos llevemos peor que Tom y Jerry, y otra muy distinta que no pueda ser…

-Objetiva – añadió

-Exacto – continué – Es indudable que eres magnética, Alba. Por una cosa u otra llamas la atención de la gente. Les atraes

¿De dónde coño me estaba saliendo tanta sinceridad?

-No lo creo

-Pero yo lo sé. He visto cómo se comporta la gente nada más conocerte

Por si no me estaba dejando en evidencia lo suficiente, acababa de admitir que la observaba. O al menos, que prestaba atención al comportamiento de las personas cuando entraban en contacto con el imán que era Alba, y yo sólo pedía que no se hubiera dado cuenta.

-Vale. Te creo

-¿Y lo tercero?

-Lo tercero es – se calló de inmediato, encogiéndose entre los pliegues de la sábana - ¿Has oído eso?

-¿El qué? – me extrañé – No oigo nada

-Shhh – chistó enérgica

Centré la atención a los ruidos externos, intentando identificar algo fuera de lo normal

-No oigo nada, Alba

-¡Que sí! ¡Lo he vuelto a escuchar! – el sonido de su voz indicaba que se había tapado la cara con uno de los cojines

-Venga, tranquila – intenté calmarla, sin saber muy bien qué más hacer

-Yo así no voy a poder dormir – se quejó, un tanto agobiada

¿Podría aprovecharme de la situación para asustarla más? Sí. ¿Iba a hacerlo?

-Venga, háblame. No pienses en eso. ¿Necesitas algo?

Por supuesto que no iba a hacerlo. La crueldad no era una de mis cualidades innatas

-No – respondió sin demasiada convicción

-¿Segura? – insistí, desplazándome con sutileza en su dirección

-Vale. ¿Puedes…dejar que me acurruque? Como cuando estábamos viendo la película – pidió casi en un ruego

Tenía que admitir que me hacía bastante gracia que me suplicase de esa forma pero no era el momento de jactarme. Ya si eso en otro momento

-Ven – admití, levantando el brazo para que pudiera acomodarse. Gateó sin soltar la sábana hasta encontrar el hueco que le ofrecía, tapándose hasta casi la nariz – Pero intenta no arrancarme el brazo esta noche, por favor

-Lo siento

-No te preocupes

-Sólo esta noche, que conste – advirtió

-Creo que ahora sí lo he escuchado – la piqué. Lo que seguramente la asustaba tanto era el crujido de la escalera, pero no se lo iba a decir.

Crueldad no, pero un poquito de maldad sí

-¿En serio? – la voz le tembló y yo contuve la risa

-Sí, pero no te preocupes. No creo que te pase nada. Esta noche, conmigo, no

                  *        *        *

El pensamiento menos favorito de los últimos días nada más despertarme se estaba volviendo recurrente. “La puta persiana. Otra vez” bufé. El intento de levantarme para bajarla se quedó en nada; el peso que notaba sobre mi cuerpo lo impedía. Sin haber abierto los ojos, recordé entonces qué era lo que me retenía. El cuerpecito de la rubia, encogido en la misma posición desde anoche, impedía mis movimientos. Para colmo, su mano derecha retenía con relativa fuerza la manga de mi sudadera y su pierna inmovilizaba la mía.

-Alba – susurré – despierta
En otras circunstancias no me habría importado quedarme así un rato más, pero me estaba meando

-Mmmm

-Alba – insistí – Necesito que me sueltes. O eso, o te meo en la cara – amenacé

-Serás guarra – balbuceó aún adormecida, soltándome

“Qué frío hace hoy” No tardé ni dos minutos en volver a la cama. Me recosté incorporada, apoyándome en uno de los almohadones. Alba seguía acurrucada y posiblemente dormida. De lo contrario, se habría dado la vuelta al ver la poca distancia que había entre ambas.

Barajé las opciones que tenía. Podía levantarme a desayunar, lo cual no me apetecía demasiado, o seguir leyendo el libro que tenía en la mesita de noche.

-¿Qué lees? – preguntó ronca

-Buenos días a ti también. Divas rebeldes – respondí sin desviar la mirada – Un título que te viene muy bien – bromeé

-Gilipollas – masculló, bostezando

-Habla de la vida de mujeres importantes. Ahora mismo estoy leyendo sobre Coco Chanel

-¿Desde cuándo te has vuelto tan culta? – atacó

-¿Y tú tan asustadiza?

Ni veinticuatro horas había necesitado para utilizarlo en su contra

-Voy a bajar a desayunar

-Casi eh – me burlé al ver cómo volvía a taparse, tiritando

-¿Puedes hacer café?

-¿Por qué no se lo pides a otro?

-Porque son las nueve y media de la mañana y todo el mundo está durmiendo

-Por favor. Por favor – rogó, dándome tirones del bajo de la sudadera

Esta me la iba a cobrar. Clarísimo

-Vale. Yo preparo el café. Pero mañana por la mañana lo haces tú

-Me parece bien – admitió, esbozando una amplia sonrisa triunfante

Iba a dejar el libro sobre la mesita, pero Alba me frenó

-¿Qué pasa?

-¿Me lo dejas? – Se lo tendí, rodando los ojos

-¿Algo más, majestad? – ironicé, rodando los ojos

-Nada más por ahora

______________________________________

No quería que esto fuese así de soft pero la Alba tenía miedo y claro, cosas que pasan. Mañana más moñeo y lo mismo más mimos, quién sabe. Hasta mañana!!!

Tw: Srgio_Aguilar

A otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora