Capítulo 24

8.6K 443 61
                                    

Medio en sueños, notaba el cuerpo pesado. Más de la cuenta. No era plenamente consciente de todo, pero sabía con seguridad que ese peso era real. Algo encima de mí me aprisionaba los miembros, impidiéndome moverme. Abrí los ojos de repente, ligeramente asustada. Era Alba quien estaba sobre mí, acariciándome la mejilla. Mi expresión cambió. Sonreí al instante.

-Buenos días – susurró, besándome en la mejilla

-Buenos días

-Hoy te he ganado. Dormías como un tronco. Balbuceabas cosas raras. Estabas muy graciosa – comentó

-He tenido un sueño rarísimo – jugueteé con su pelo, enredando los cortos mechones entre mis dedos – Me veía a mí misma. Estaba a los pies de una escalera y había muchos periodistas. Y yo les decía todo el tiempo “os pido un poco de respeto que lo estoy pasando mal” – le expliqué, frunciendo el ceño

-Qué mal te sentó el alcohol anoche – soltó una carcajada

-Sí. Y el calor también – contraataqué

Hice acopio de fuerza y me impulsé, girándonos a ambas hasta acabar con Alba debajo de mí. Forcejeó entre risas tratando de apartarme, sin éxito.

-¡Natalia! – gritó

-Me quito si me das un beso – propuse, sonriendo igual que un niño cuando comete una travesura

-Vale – accedió

-Ahora dame otro

-Ese no era el trato – refunfuñó. Negué fanfarrona. Me dio un segundo, un tercero e incluso un cuarto. Me aparté por fin, dejándome caer a su lado.
Alba se tapó rápidamente al escuchar varios toques en la puerta.

-¿Sí? – pregunté temblorosa

-¿Estáis visibles o tengo que entrar con los ojos cerraditos? – Alba rodó los ojos

-Entra Mari – accedí

La rubia entró como si estuviese en una película de espías. Miró a un lado y al otro del pasillo con las manos juntas, imitando una pistola, asegurándose de que no había nadie. Cerró la puerta al fin con mucho cuidado.

-Buenos días – saludó Alba desde la cama

-Mari chocho, que no eres 007. Como mucho, Johnny English – bromeé

-¿Así es como le hablas a la gran salvadora de la noche? – Se lanzó a los pies de la cama, apoyada sobre un codo

-Ohhh perdón mi diosa – me burlé para diversión de ambas

Volví a meterme en la cama, incorporada. Alba se acomodó sobre mí, usando mi hombro de respaldo y cuidando que la sábana no resbalase más allá de su pecho. Si no, tremendo espectáculo para la Mari.

-Poco se habla de mi actuación estelar de anoche. ¡Joder, qué bien me lo pasé! – confesó, retorciéndose sobre el colchón, descojonada

-And the Oscar goes to… - me eché a reír

-Uf Mari, qué risa

-De nada, de nada. Y de nada también por lo de la cita. Sé que no habéis tenido tiempo de agradecérmelo. Soy la mejor celestina del mundo – vaciló. Qué persona más imposible

-Será que nunca te lo digo, idiota – le di una pequeña patada por debajo de la manta

-También es verdad. Bueno, ¿tenéis turno de algo hoy? – preguntó

-Que yo sepa no

-Yo tampoco

-Bien – se frotó las manos, satisfecha – Podemos organizar una cita en pareja

A otro ladoWhere stories live. Discover now