Capítulo 2

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Peter sujetó mi mano cuando llegamos a la puerta de la universidad y me dió un dulce beso en la mejilla. Cerré los ojos y desee poder detener el tiempo para sentir, eternamente, su mano entrelazada con la mía, sus labios sobre mi piel y su rico olor penetrando en mi nariz.

—Ya estas soltando a mi chica —dijo Maxi y me hizo abrir los ojos, perdiendo toda la magia de ese momento ¡Maldito imbécil!
—¿Qué pasa si no la suelto, tu papi me va a pegar? —le preguntó Peter furioso.
—No necesito de nadie para abrirte la cabeza —le contestó y se acercó a él.
—No hagas el imbécil Maxi — le pedí y me puse en medio.
—Te vengo a buscar a la salida La —me comunicó Peter sin quitar la mirada de mi prometido y se fue.
—¿Qué mierda hace acá?
—¿Cuál es el problema?
—El problema es que lo conozco y no lo quiero cerca de tu culo —me dijo enojado.
—Sos un idiota —empecé a subir las escaleras para entrar y él me siguió.
—Te vas a casar conmigo, no lo olvides.
—Imposible olvidarlo. Todos los días me repetís lo mismo y créeme, te escucho a la perfección —entré y fui hacia la derecha.

Maxi se fue hacia su aula, estaba en el último año de ADE ya que al igual que a mi lo obligaron a estudiar.
Las clases eran lo más aburrido que existía en el mundo, me costaba mucho prestar atención cuando no me interesaba ni una palabra de lo que decía mi profesor. Solo podía pensar en canciones nuevas.
El recreo tardó una barbaridad, pero ni bien sonó la campana salí disparada como una bala hacia el patio y fui a la mesa donde siempre me juntaba con Guadalupe, mi mejor amiga y tal vez, la única persona en la que confiaba del Mándala. Ella ya estaba ahí, con dos cafés y la revista de BEES sobre la mesa. Cuando me acerque se levantó y me dio un gran abrazo. Lupe, como la llamábamos todos, es esa clase de persona que ves por primera vez y te parece adorable; y al conocerla, es adorable. Es bajita y dulce.

—Tengo mucho que contarte —sonrió y volvió a sentarse. Me senté en frente de ella y agarré uno de los cafés
—Me encanta está foto —me pasó la revista.

Era una foto mía con Maxi. Él con un traje azul oscuro, perfectamente puesto, sentado en una silla y sujetando mi cintura con una de sus manos. Yo estaba de pie a su lado. Llevaba un vestido negro, muy ajustado y sexy. Tenía transparencias y encaje. Él me miraba a mi y yo a él. La verdad es que me había divertido mucho haciendo esas fotos, si algo había que reconocer de Maxi es que además de imbécil (y, jodidamente, sexy) también era gracioso y sabía como hacer de algo aburrido, una fiesta.

—Quedaron bien —le dije después de echar un vistazo.
—Lo único que tiene de bueno tu futuro marido es su físico —sonrió —No sé porqué Marcos es tan amigo de él— dijo dudosa y después le dio un sorbo a su café.

Marcos alias ElChicoPerfecto no solo era el novio de Lupe y uno de los mejores amigos de Maxi, también era el capitán del equipo de fútbol y el chico más solidario del mundo. Estaba en último año de medicina y hacía voluntariado en residencias de mayores durante el verano. Un ejemplo de persona, de amigo y de novio.

—Se conocen desde que nacieron, son como hermanos —le recordé— ¿A dónde se van a ir estas vacaciones?
—Es una sorpresa —dijo Marcos cuando se sentó a su lado y le dió un beso.
—Dice que quiere hacer algo especial para celebrar que llevamos tres años juntos – soltó una sonrisa tonta.
Maxi llegó, se sentó a mi lado y pasó su brazo por encima de mis hombros.
—¿Cómo está mi bebita? — me preguntó y besó mi mejilla.
—No muy bien si tiene que casarse contigo —se adelantó a contestar Lupe con una sonrisa.
—Está chica sabe —contestó Marcos y chocó los cinco con ella.
—Mirá, no te contesto porque sos la novia de mi amigo. —dijo Maxi— Venía a hablar de la fiesta de esta noche.
—¿Qué fiesta? —pregunté.
—Hay fiesta en mi casa, para celebrar que casi terminan las clases.
—Debería estudiar.
Lo que menos quería era una fiesta en casa de los Bedoya.
—¿Vas a estudiar lo que no estudiaste en todo un año? — me preguntó riendo mi amiga—¡Vamos a ir a esa fiesta La! —me aseguró y sabía que no podría escapar.
—Además, espero que cantes —me dijo Maxi y sonrió.
Sabía que con eso me tenía ganada.

El recreo terminó y volví a clase. No hice caso a nada de lo que decía el profesor, me dediqué a escribir en mi carpeta el nombre de Peter hasta que sonó el timbre de salida.
Recogí mis cosas y cuando estaba a punto de salir, Maxi me agarró de las piernas y me levantó en el aire.

—Que buen culo bebé —me dió una palmadita.
—Como no me sueltes te doy una patada en los huevos — le advertí.
—Me encanta tu violencia — me bajó —Espero que vengas hoy porque necesito presentarte a unos amigos.
—¿Necesitás?
—Quiero presentarte.
— Dijiste necesito.
—No, no, no. Dije quiero — intentó arreglarlo —Sos mi futura mujer, quiero que todo mi entorno te conozca.
—Yo no soy un premio, no voy a dejar que me presentes a los imbéciles de tus amigos, que por cierto, ni si quiera son tus amigos —empecé a caminar hacia la puerta— Conozco a tu entorno desde que nací.
—Lali, más te vale que vengas a la fiesta —me agarró con fuerza del brazo.
—La última vez que me presentaste a uno de tus amigos, me hizo firmar una foto mía — le recordé— ¡Estaba en bikini! —se empezó a reír.
—Está bien, ese era un imbécil —admitió y yo empecé a caminar nuevamente— Pero esta vez no va a pasar eso, solo quiero presentarte a los chicos de rugby —me seguio hasta fuera.
—Solo voy si va Peter —le comuniqué y vi como ya me estaba esperando en la puerta.
—Bueno —suspiró fuerte — Que vaya… —le clavó la mirada— Pero no es buena idea.
—No quiero que le digas nada, ni lo amenaces, ni hagas bromas. No quiero ni un solo problema —le dije mirándolo a los ojos.
—Prometido —levantó la mano— Pero yo no voy a ser el problema.
—Perfecto —le contesté y besé su mejilla.
—Que lindo es verte bajar las escaleras —dijo Peter y agarró mi mano para darme un beso.
—Hoy hay fiesta en casa de los Bedoya —le conté mientras caminábamos hacia mi casa— Quiero que vengas conmigo.
—No creo que sea buena idea.
—Hablé con Maxi, está todo bien. No habrá problemas. Por favor, no me dejes sola. Solo haré acto de presencia un rato, cantaré y después nos podemos ir por ahí.
—Lo voy a pensar —dijo con una sonrisa.
—¿Qué hiciste todo este tiempo fuera?
—Estudiar.
—Además de eso.
—Hice un grupo de amigos muy internacional y las vacaciones pasadas estuve visitando a algunos.
—Me hubiera gustado que estuvieras acá el verano pasado —admití.
—¿No te fuiste a ningún lado?
—Si, estuve en Aruba con Maxi el ultimo mes —le conté—Prácticamente fui obligada.
—¿Lo pasaste bien al menos?
—Si, no estuvo mal.

El verano pasado…

Cuando me dijeron que tenía que irme de vacaciones con Maxi tenía ganas de tirarme de un noveno piso. Mis vacaciones planeadas con Lupe se habían visto interrumpidas por una idea estúpida de aquel imbécil. Así que ahí estaba yo, con mi peor cara sentada en un avión rumbo a Aruba y con mi futuro marido a mi lado mirando una revista de coches. Al llegar a la casa que la familia Bedoya tenía allí, me encerré en la habitación sin decirle ni una palabra a Maxi, pero al rato me aburrí de leer y me puse un bikini, de color negro, para bajar a la playa privada que teníamos a las puertas de la casa.
Él estaba en el agua, con su tabla de surf y al verme tumbarme en la arena, salió y vino hacia mi.

—Te puedo enseñar a surfear, seguro que te gusta —se sentó a mi lado.
¿Por qué hacés esto?
Me gusta surfear.
Ya sabés de que hablo.

Mira La, me encantaría estar acá con una super modelo de la empresa. Pero por algún extraño motivo me tengo que casar con vos y con tu mala onda.
—Yo no tengo mala onda.
—¡No, para nada! —sonrió — Te traigo a un lugar maravilloso y estas con esa cara de amargada.
—Tenía planes y me vi obligada a cambiarlos por tu culpa.
—Te traje acá para que nos llevemos mejor y me conozcas.
—Te conozco de toda la vida.
—Hablo de conocerme de verdad, vos conocés al imbécil y soy más que ese.
—Te voy a dar una oportunidad para que me lo hagas pasar bien —le contesté, me puse en pie para ir al agua y me siguió.

El presente y nada más ||Laliter||Where stories live. Discover now