Capítulo 20

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Después de la muerte de Bedoya y teniendo en cuenta todo lo que había salido a la luz de aquel delincuente, sus negocios sucios, el maltrato a su mujer, mi intento de violación... Tanto Peter como Euge, quedaron libres de cargos. Julia estaba internada en un centro psiquiátrico hace ya un mes, ella misma había querido ser ingresada, no estaba bien y sabía que tenía que aprender a vivir con lo que hizo pero al menos nadie iba a enterarse de que ella había sido la que le quitó la vida.
Mi padre y Maxi estaban al frente de BEES, había que hacer mucho para reflotar la marca, pero sabía que lo iban a conseguir.

—Ya vendió la casa —me contó Peter y se sentó a mi lado —Casi que la regaló pero como se la quería sacar de encima...
—Está tan feliz Pit —lo abracé —Nunca lo vi así... Volvió a vivir... Y yo también.
—Ahora se terminó todo La, solo nos queda empezar de cero.
—Te amo tanto —susurré y me besó —No puedo creer que estés acá conmigo, así tan juntitos, abrazos...
—Te tengo una sorpresa —sonrió y me dió un beso en la frente.

Había globos en forma de corazón, por toda la sala, y en la mesita ratona, una botella de vino junto con una tarjeta.

—Sé que tal vez te parece una tontería —se rascó la cabeza nervioso, abrí la tarjeta y leí ¿Querés ser mi novia? — pero nunca llegué a pedirte que seas mi novia —sonrió y me sentí plenamente afortunada.
—Peter —le acaricié la mejilla —Claro que quiero ser tu novia, por el resto de mi vida.

Nos besamos y acabamos haciendo el amor en el sofá. Despreocupados, sabiendo que ya no le debíamos nada a nadie y que podíamos ser felices.

—Gracias por amarme a pesar del tiempo y los problemas...
—Siempre supe que serias mi hilo rojo —contestó mientras acariciaba mi pelo.

La puerta de casa se abrió de golpe, dándonos un buen susto y llegamos a taparnos justo cuando Eugenia entraba con Vico.

—Te dije que iban a estar cogiendo —le dijo ella cuando nos vió y tendió la mano hacia él, Vico sacó un billete y se lo dio.
—No sé porqué apuesto con ella si siempre me gana —se rió.
—Aunque tengas la llave, deberías darle al timbre. Funciona y además tiene una música re copada —le dijo Peter.
—Lo toqué dos veces —Vico negaba con la cabeza y nos echamos a reír —Deberían estar ya listos.
—¿Para? —Peter y yo nos miramos unos segundos, no teníamos ni idea en el día en el que vivíamos.
—No vamos vestidos como muñecos de tarta porque nos guste ¡Nos vamos de boda! —nos recordó Euge.

Enseguida mi cabeza se acomodó, caí en el día que era y nos fuimos a preparar.

Cuando llegamos Maxi y Pablo estaban recibiendo a todos, los dos con trajes impecables y hermosos de BEES. Me acerqué a Maxi y lo abracé.

—Todavía ni empezó y ya estoy llorando como boluda —me reí —Estoy tan feliz por ustedes... Quien nos iba a decir que me ibas a pedir el divorcio vos antes.
—Una locura —sonrió —pero una locura hermosa.
—Te lo mereces Maxi, de corazón. Te juro que soy muy feliz por vos.
—Lo sé bebé —me abrazó con fuerza —Gracias por apoyarme tanto.

Pablo se acercó y le di un abrazo.

—Me pone muy feliz que me hayas robado a mi marido —le dije riendo pero sin dejar de llorar.
—Perdón, pero yo le puedo dar algo que vos no —contestó y provocó que empezáramos a reír a carcajadas.

Los hombres de Bedoya habían tenido amenazado a Pablo, así que por eso estuvo desaparecido de la vida de Maxi un tiempo. Cuando se enteró de lo ocurrido no dudó en venir a buscarlo con un anillo de matrimonio y Maxi, que ya era libre para gritar a quien amaba, le dijo que si sin dudarlo.

—Los declaro marido y marido —dijo la jueza con una sonrisa.

Se besaron, mientras todos aplaudimos y lloramos de emoción.

El presente y nada más ||Laliter||Where stories live. Discover now