RED MOON»KSJ

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Arco uno: descubrimientos y planeación.

—Me encargaré de que la reina cruce a salvo antes de la noche de la luna roja— prometió— tomaremos el camino largo hasta la frontera que une a Invierno con Primavera, de no ser posible, tendremos que pedir autorización a Verano y cruzar la estación hasta el valle floral de la reina.

Seokjin se levantó de su asiento, caminó con lentitud y gracia hasta el enorme ventanal que le daba una perfecta vista al lago congelado que rodeaba el castillo, sintió la mirada filosa del rey otoñal sobre su espalda, esperando por una respuesta.

—Hoseok no se negará a permitirte el paso, lo sabes— el imponente moreno afirmó con la cabeza, ya sabiendo a dónde quería llegar— pero debes ir solo, si nota a alguno de tus hombres se molestará y lo que menos quiero ahora son problemas.

—Lo sé— se levanta, llegando hasta su lado e imita su posición, observando la nieve blanca cubrir los árboles casi por completo— suficientes problemas y complicaciones tendrás una vez desposes a la reina Aria.

Seokjin no dijo nada, incluso aunque estaba de acuerdo con Namjoon, quería creer en las palabras que su padre le dió antes de cederle el trono, admiraba a su progenitor, fue un rey justo y honorable, jamás cometió un error y Seokjin era su vivo ejemplo.

—¿Porqué no vienes conmigo?— pregunto Namjoon de la nada, destruyendo el silencio cómodo que los había envuelto— debemos reunirnos los cuatro gobernantes en algún momento antes de la boda, Hoseok aceptará tenernos en su castillo.

Seokjin negó.

—No aceptará la entrada de Jungkook.

—Aria también es custodiada las veinticuatro horas por Yoongi, aquel caballero es aceptado por Hoseok— dice, descansa su peso en la pierna derecha y ambas manos van a parar a sus bolsillos, Seokjin lo escucha atento— puedo enviar la petición.

—De ser así, tendríamos que cambiar la ruta de llegada— lo consideró— a no ser que consideres oportuno llegar a la frontera de Verano y cruzar en busca de la reina y su caballero.

Namjoon arquea ambas cejas e inclina la cabeza, realmente viendo eso como una opción.

—Es más rápido que ir al extremo izquierdo, nadie aguantaría un viaje hasta la quinta frontera— se acaricia la barbilla, Seokjin lo observa de brazos cruzados— es mejor ir hasta Verano y llegar a un acuerdo con Hoseok, él me llevará hasta Primavera y traeré a Aria hasta su castillo, nos reuniremos sin problema y la reina estará aquí dos días después.

El rey de Invierno asintió estando de acuerdo, confiaba en la palabra de Namjoon, pues era él quién conocía y cuidaba el orden de todas las fronteras.

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—Lo lamento, señor, pero le pido que reconsidere el prohibirme el uso de armas—Jungkook, su caballero y guardián se postró en su rodilla izquierda, la cabeza gacha y los puños cerrados— es un viaje largo de frontera a frontera, es suficientemente peligroso viajar sin las tropas.

Seokjin negó, no era peligroso, Jungkook era demasiado precavido.

—Eres mi guardián, tengo suficiente contigo— vio como sacudió la cabeza, sus cabellos platinados se movieron de su lugar  y apenas alzó la mirada a su rey, este pudo notar la cicatriz en su sien izquierda, destruyendo la armonía de su rostro— partiremos en dos horas.

—Pero, señor-

—Hoseok odia con su alma a los visitantes armados, no puedo arriesgarme a que te toque un solo cabello— lo corta inmediatamente, con una señal de mano, le da permiso de levantarse y ubicarse recto frente a él— nada peligroso sucederá, e iremos con Namjoon.

Eso parecía no calmar la ansiedad y preocupación de su caballero.

—Pero el rey Namjoon no tiene guardián.

—Porque él es su propio guardián, Jungkook— se acercó, poniendo una mano sobre el hombro descubierto de su más fiel hombre— dejarás la espada aquí, es una orden.

Jungkook se vio entre la espada y la pared, tenía órdenes directas de proteger al rey a toda costa, sin embargo, no podía desobedecer al mandato de su gobernante, aquello era una falta de respeto abismal que estaba seguro, no se le perdonaría.

Había consultado con sus hombres, entre ellos se corría el rumor de que el rey peligraba en caso de que abandonara el castillo los siguientes días, Jungkook tenía un mal presentimiento que le hacía doler el corazón y no tenía ganas de viajar con una actitud de defensa.

—Entendido, señor.

El rey asintió, señalando la puerta, lo vio reverenciar ante él y abandonar la habitación totalmente inconforme, lo entendía, pero aún así, más le valía acatar sus órdenes o de lo contrario él mismo ordenaría que se le castigase como la ley lo ordena.

Seokjin se acercó al enorme baúl de su habitación, dónde guardaba el armamento real, no midiendo su fuerza, de un tirón levantó la tapa; la desprendió, averiando las cerraduras, aquello ocasionó su mal humor y tomando impulso junto a un grito lleno de enojo, lanzó la tapa del cofre contra el enorme ventanal.

Él vidrio se quebró en diminutos trozos, segundos después escuchó el impacto contra el suelo en el exterior y a los guardias soltar exclamaciones.

Era el quinto ventanal esta semana. Jungkook no tardó en abrir la puerta, tranquilo y conocedor de lo voluble que era el humor de su rey ante cualquier percance, solo pudo decir una cosa.

—Le pediré al personal que levante los cristales— volvió a mostrarle su respeto mediante una reverencia y abandonó el lugar.

Decidido a calmarse, tomó lo que buscaba.

Entre aquel montón de lanzas y armas únicamente de filo, una pequeña caja de terciopelo blanco se encontraba esperando a ser abierta; el anillo real que portaría su futura esposa y que también lo usarían las siguientes generaciones si no fuese porque el siguiente rey de invierno después de Seokjin, sería el rey eterno.

—Casarme con primavera— susurra, resoplando en lo que deja la cajita sobre el buró— de todos los han pasado por el trono, debo ser yo quién empiece un cruce de estaciones y linajes.

Un reverendo insulto a su mandato y principios como gobernante.