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Horas habían pasado desde que se llevaron a Namjoon, por lo que Seokjin se vió obligado a cancelar la reunión, Bin le aseguró que nada malo sucedía por el momento, así que dejó ir a cada quién a hacer lo que sea que tuviesen que hacer

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Horas habían pasado desde que se llevaron a Namjoon, por lo que Seokjin se vió obligado a cancelar la reunión, Bin le aseguró que nada malo sucedía por el momento, así que dejó ir a cada quién a hacer lo que sea que tuviesen que hacer.

Joe dijo que en verdad necesitaba dormir y Bin se robó a Jimin y a Taehyung con la excusa de que darían un paseo, ambos hijos aceptaron solo porque la emoción en el rostro de Bin era incluso adorable, Hoseok, por su lado dijo que iría a inmiscuirse en la cocina a ver si lograba convencer al chef de prepararle alguna de sus exquisiteces.

Ahora Seokjin caminaba con Wendy y Rosé queriendo buscarle juego, parecía que lo estaban logrando y este se sorprendió por la repentina confianza con la que ahora Wendy se refería a él, pero no le importó mucho, incluso consideró sus actos como algo adorable, recordando que él en su infancia hacia lo mismo con su madre, la buscaba aveces para que ella jugara con él a escondidas de todos, por momentos llamaban a Jungkook y los tres se perdían en el bosque blanco para tener al menos una hora de infancia normal que no involucrara espadas, entrenamientos o la palabra rey.

El personal del palacio no podía creer lo que veía, su rey dejando que unas niñas lo molestaran, jugaran y persiguiera por todo el palacio. Era una bonita imagen.

—¿Podrías levantarnos a ambas solo con un brazo?— inocentemente pregunta Wendy.

—Sencillo— responde Seokjin, se dirige a las afueras del palacio.

—¿Podrías levantar un árbol gigante?— le sigue Rosé.

—Si.

—¿Incluso la montaña que bajamos en la frontera?— no lo sabía, nadie intentaría levantar una montaña ¿para qué? igual, lo más probable es que si, no existía cosa en el mundo que pudiese desafiar su fuerza— ¿Podrías volver a correr así de rápido con ambas en tu espalda? ¡Sólo una vez más!

Se cruzó de brazos apenas salieron del palacio y las observó a ambas con fingida pereza, realmente disfrutaban de jugar a cada segundo.

Se rindió, asintiendo y allí frente a los guardias que cuidaban la puerta principal, se apoyó en su rodilla izquierda, escuchándolas reír mientras hallaban alguna manera de acomodarse ambas, no fue tan difícil pues la espalda del rey era considerablemente ancha, sus hombros, más bien.

—¿Izquierda o derecha?— preguntó a ambas niñas, sosteniéndolas fuertemente.

—¡Derecha!— gritan al unísono.

El bosque blanco.

Un grito potente abandona ambas gargantas cuando Seokjin toma impulso y desaparece entre árboles a una rapidez inimaginable.

Aquello fue divertido para los tres, estuvieron jugando con la velocidad y fuerza de Seokjin casi toda la tarde hasta el cansancio, fue cuando él mismo tuvo que llevarlas de vuelta al palacio pues tanto jugar y correr las dejó agotadas, por suerte Joe parecía apenas despertar de su sueño cuándo Seokjin le hizo entrega de sus hijas, dejándolo pasmado allí a mitad de pasillo.

Se encontró con Jungkook, muy sonriente pasó por su lado y con voz cantarina le dijo:

—Alguien viene.

Seokjin lo miró como si fuese un bicho raro y entró en su habitación, debía volver a cambiarse, era la tercera vez en el día que lo hacía y ya eran pasadas las siete, el oscuro cielo se manifestaba sobre ellos y nadie parecía notar que la luna no brillaba en este, Seokjin pensó que era de esperarse teniendo en cuenta que la luna blanca estaba muerta.

Se despojó de la camisa, tirándola sobre el espaldar de una de sus sillas y estuvo a punto de continuar de no ser porque escuchó la puerta abrirse a sus espaldas.

Volteó e inmediatamente su cuerpo tembló, sintió un cosquilleo recorrerlo entero y sus ojos brillaron anhelantes.

Su reina poseía la sonrisa más hermosa de todas, no existía mujer que superase a Aria en belleza y podía jurar que no existiría tampoco en un futuro.

—Aria...— pronunció su nombre con tal dulzura que incluso sintió calidez posicionarse en su pecho.

Aria corrió, literalmente, a sus brazos, saltando y aferrándose a él, como si no se hubiesen visto en décadas, milenios, sus cuerpos reaccionando al toque del otro y manteniéndose unidos como si de imanes se tratara.

Ambos sintiendo como sus sistemas se revitalizan, se acoplan, despidiéndose de todo rastro de tristeza que su separación había producido.

Aria apartó el rostro del cuello de Seokjin, buscando mirarle y sorprendiéndose cuando fue él quién deshizo el abrazo para tomar su rostro y fundirse con ella en un beso, cerró los ojos, sintiéndose dichosa, rebosante de emociones donde la principal era la alegría.

Se sostuvo de sus hombros, clavando sus uñas en estos cuándo aquel beso se hizo más intenso, dopandolos a ambos, no existía nada ni nadie más que ellos y aquel íntimo encuentro.

Seokjin tomó una de sus manos, entrelazandola con la propia y rompió el beso sólo para poder mirarla a los ojos y darse cuenta de que efectivamente se trataba de su reina.

Aria, por su lado, sonrió nuevamente ante la mirada escarlata de su esposo, vió amor, deseo y supo cuánto la extrañó, incluso cuándo para él fueron días, Aria lo extrañó meses en sus sueños, así que afirmó con la cabeza, accediendo a su silenciosa pregunta y dejándose tomar en brazos hasta la gigantesca cama en la que el rey usualmente dormía solo.

Allí, con aquel fuerte hombre sobre ella, besando cada parte de su anatomía como si intentara saciar una sed de años, se entregó a él, dos personas destinadas que poseían almas puras y llenas de amor, reforzaron su vínculo aquella noche, las sábanas siendo las únicas testigos de lo que fue una unión real y completa.

Ambos volviéndose invencibles después de aquello, poderosos, amados y temidos.

Un Rey solitario que conoció a su alegría más grande, un rompecabezas que encontró la pieza faltante.

Seokjin ya no estaba solo.

Seokjin ya no estaba solo

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RED MOON»KSJWhere stories live. Discover now