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Hola! Hola! ღゝ◡╹)ノ♡

Como están? (◠‿◠✿)

Espero que me disculpen por la tardanza pero ya saben cómo está el mundo ahora vuelto loco con esta horrible pandemia! (ಥ﹏ಥ)

Cuídense mucho y por favor siempre tomen las medidas necesarias, quédense en casita y esperemos a que esto termine pronto ╥﹏╥

Mientras tanto, seguimos con la cuenta regresiva:

1

—0—

[... Cuando estoy entre tus brazos, siempre me pregunto yo...

¡Cuánto me debía el destino...! Que contigo me pagó

Por eso es que ya mi vida, toda te la entrego a ti...

Tú que me entregaste en un beso lo que nunca te pedí...]

...

Dazai caminaba alegremente con un alterado e iracundo pelirrojo fuertemente aprisionado entre sus brazos, tarareando una pequeña canción que él mismo había improvisado tan solo para crispar más los nervios del Omega. Chuuya sentía que en cualquier momento tendría una crisis nerviosa o posiblemente un pequeño infarto por todo el coraje acumulado que estaba sintiendo en esos momentos. Primero acababa de descubrir a su pequeño hermano siendo abusado, según su perspectiva, de ese maldito Alfa con aires de niño bueno; segundo, ahora tenía al maldito hermano mayor de ese jodido Alfa con aires de niño bueno tratando de llevárselo en contra de su voluntad hacia quien sabe qué lugar desconocido. Lo peor de todo es que el tiempo seguía corriendo para todos dentro del resort y con la presentación a unas cuantas horas de iniciar nadie estaba prestando atención a lo que el Alfa castaño y el Omega pelirrojo estaban haciendo.

¡Ah! ¿Había olvidado mencionar que además de secuestrarlo, el bastardo le había cubierto la boca con sus asquerosas vendas...? Pues bien... ¡EL MALDITO BASTARDO SE HABIA ATREVIDO A CUBRIRLE LA BOCA CON SUS APESTOSAS VENDAS!

—No puedes enojarte conmigo ChuuChuu. —Explicó el castaño al escuchar los amortiguados gritos del Omega, afianzando el agarre que mantenía en la cintura del pelirrojo, apurando un poco más el paso hasta lograr dar con aquel corredor parcialmente cubierto al cual quería llegar desde un principio. —Si no te cerraba la boca de alguna manera ibas a terminar gritando tan fuerte que posiblemente me hubieras dejado sordo o peor aún, terminarías mordiéndome como un animal salvaje hasta arrancarme algún pedazo de carne. Puedo apostar lo que sea a que eres capaz de rasgarme la yugular con tus dientes sin el menor esfuerzo.

Chuuya volvió a intentar gritar, tal vez insultándolo con todo su amplio repertorio o maldiciéndolo por diez generaciones; Dazai no estaba del todo seguro y ciertamente no le importaba, lo único que tenía en mente era que necesitaba hablar con el pelirrojo, aclarar algunas cosas y de ser posible salvar la poca convivencia pacífica que pudieran tener antes de que las vacaciones terminaran o antes de que tuviera que regresar a su rutina habitual con aquella molesta espina en el pecho que no lo dejaba en paz. El Omega alzó su cuerpo apenas lo suficiente para lograr darle una certera patada al castaño en el estómago, obligando a Dazai a doblarse dolorosamente, pero negándose tercamente a soltarlo. Chuuya lo intentó de nuevo, con más fuerza, pero obteniendo el mismo resultado. Debía reconocer, muy en el fondo, que Dazai poseía una buena resistencia al dolor, eso o que era un maldito terco cabeza hueca y masoquista que parecía disfrutar de recibir palizas gratuitas... 

—No, no, ChuuChuu. —Masculló el castaño conteniendo el dolor como mejor podía en esos momentos. —Aunque me revientes los intestinos no pienso soltarte hasta que me escuches.

MuñecaWhere stories live. Discover now